miércoles, 15 de enero de 2014

La solución




Pasa España por sus horas de descrédito más bajas a pesar de la ligera recuperación económica.  Dejando de lado lo mucho que nos quiere Standard & Poor, lo único que le quedaba a España de dignidad, la institución monárquica, ha terminado por convertirse en la Urdangarinada del siglo. Juan Carlos I no es ni la sombra de lo que fue y se empeña, como buen Borbón, en seguir al pie del timón. Para salvar a la monarquía el Rey tiene que abdicar en su hijo Felipe y, éste a su vez, convocar un referéndum para preguntarle al pueblo qué desea, si continuar con la monarquía constitucional o cambiar a una república. No vale la abdicación sin el posterior referéndum, pues la última vez que se hizo fue en 1978 y con la intención de aprobar la vigente constitución, al actual Rey realmente no se le eligió, se le ratificó en su cargo aprobando la Carta Magna. Con Felipe y Letizia habrá que pensarlo dos veces. Los Borbones han pecado siempre de poseer una mínima inteligencia y como estadistas han sido horrorosos, a excepción de Carlos III. No los quieren en ningún país, de hecho son las únicas dinastías reinantes las de España y Luxemburgo, a eso ya estamos acostumbrados, a que lo que no quieren en Europa lo acabemos aceptando nosotros.

sábado, 11 de enero de 2014

Víctimas y verdugos





Una persona ilusa creería que en los barrios altos no se cometen robos pero el aumento del desempleo juvenil 

londinense ha provocado que nadie escape a esta nueva tendencia, la de que te entren en casa mientras estás en la oficina. Piensa la jovencita del bajo que los cacos, al igual que sucede en las películas, acuden por la noche, la respuesta es no, el ladrón de guante blanco, pero que en realidad es de origen africano, se cuela en todos aquellos portales con cerraduras anticuadas o defectuosas de casas victorianas en horarios de sobremesa de 2 a 4, suben las escaleras enmoquetadas y empiezan el trabajo por los pisos superiores, con la idea de desvalijarlos a la par. Lo peor viene después, cuando acceden al interior del piso y descubren que no hay ni joyas ni dinero en metálico, entonces salen corriendo dejando sus huellas en los marcos de la puerta. Los ladrones se exponen al riesgo no obteniendo botín alguno y la víctima lo es por partida doble, por un lado es víctima porque un servidor la ha visto desde el edificio de al lado, y el shock que recibió era alarmante, pero por otro lado está la acusación a la que esta víctima se ve sometida, como es extranjera, es decir, no británica, sus vecinos de otros pisos, todos ingleses, ya le han hecho un juicio a priori, susurros, cuchicheos, compartir informaciones, especular, 'malditos extranjeros', 'a drede', 'qué raro', 'nunca antes había pasado esto', no se tiene consideración alguna por los sentimientos de la víctima, una trabajadora como otra cualquiera, bella persona y noble, pero con un acento húngaro, ni tampoco se tiene consideración por su sufrimiento. Se le hace una campaña de desprestigio con varios dedos apuntándole antes incluso de que se inicie investigación alguna por parte de la policía. Los vecinos que por delante le dicen 'sorry' por detrás la denostan porque es la única que tiene la puerta de casa, destrozada. Esas cosas no les suceden nunca a los británicos, es lo que tiene la doble moral, que sus propios vecinos se convierten en sus verdugos de escalera. A Eva no le han robado nada, tan sólo unas monedas del suelto y un colgante sin valor económico pero sí simbólico. Los agentes le han dicho que las huellas encontradas en su puerta se corresponden con las de un chico de color robusto de nombre Ciro Magnus Marley, ella asegura que no conoce a ningún hombre de color. Los de color mandan mucho en el mundo, sobre todo cuando inician las acciones intimidatorias (agredir, insultar, acosar, y robar). El peligro está ahí fuera. Los ricos no viven en los barrios pobres por miedo a ser robados y los pobres viven en los barrios ricos para ser robados por delincuentes miopes.

jueves, 2 de enero de 2014

Silvestradas



Me equivoqué por enésima vez eligiendo la fecha de mi regreso a Londres comprando un billete para el día de fin de año, un evento festivo con las amistades y el hecho de que en año nuevo no hubiese vuelos me impedía viajar en una fecha distinta con lo cual tuve que compartir la experiencia masiva de jóvenes asturianos que regresaban al país al que yo me exilié voluntariamente doce años atrás, cuando nadie lo hacía, ello viene siendo un fenómeno habitual desde hace un lustro. El inconveniente de las aerolíneas de bajo coste.

En el avión me colocaron (digo bien sí, porque ella pidió cambiarse dado el ancho de su cintura y prefirió sentarse a mi lado) a una señora mayor que viajaba por vez primera a Londres a visitar a su hija y leía plácidamente la revista “Semana”. No habló con nadie en ningún momento, así que me decidí a romper el silencio de aquella larga hora cuando ya casi estábamos a punto de aterrizar preguntándole si viajaba con motivo de la nochevieja.

La señora no recordaba si su hija la iba a buscar en tren o en autobús al aeropuerto cuando le expliqué que yo me dirigiría hacia el tren Stansted express una vez que llegásemos a la terminal y que si quería acompañarme para no perderse no me importaba en absoluto. Tardé un cuarto de hora en averiguar que su hija estaría en la misma terminal esperando, con lo cual compartiríamos la misma ruta juntos, di por hecho que la señora era una asturiana valiente, silvestre total, se lanzaba ella sóla a la aventura de ir sóla a un país extranjero como el que va de Faedo a Novellana, teniendo en cuenta que en Londres hay seis aeropuertos y más de doce millones de habitantes, la señora hizo caso omiso de lo que le dijo su hija “tú mama sigue a uno que vaya a la terminal y así no te pierdes, todo recto y ya llegas”, muy práctico todo ello pero, ¿acaso no sería más cortés (lo cual no quita lo valiente) preguntar?

Estuvimos media hora haciendo cola en el control de pasaportes, aquel inmenso recinto estaba invadido por gentes de toda Europa, era como si el continente se hubiese puesto de acuerdo en celebrar la nochevieja en Londres, fue una espera interminable, delante había uno que hablaba en italiano, detrás dos que hacían lo propio en polaco… Al final salimos al área de llegadas por un largo pasillo en donde dice que no hay nada que declarar y, una vez doblada la curva, una jovencita saludaba con la mano en alto diciendo “mamá”, enseguida me percaté de ello, era la hija de su madre, o sea, la señora ya tenía bien hallada a su hija, y yo, sintiéndome Lobatón, les felicité el año nuevo por adelantado mostrándoles mi desinterés por la ayuda prestada y me puse de camino a los trenes.

¡Qué silvestres somos los asturianos cuando viajamos, más aún si cabe en unas fechas tan señaladas! Pero la señora pudo llegar a su destino, luciendo aquel ostentoso visón y compartir con su hija la bendita ilusión.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

El forastero


Cuando me muera que no me entierren en el cementerio, no soportaria la idea de tener que compartir el camposanto con los que me denostaron en vida, pensar que tendría que tenerles en la tumba de la esquina, sinceramente, me perturba, me irrita, que me arrojen al mar, sí, con los peces, sólo allí sentiré que libre me puedo conservar. 
 
Si tienen que ponerme algún epitafio, que por favor lo pongan en casa del Bonifacio, algo así como que viví como me dio la real gana, que tuve valor y que varias veces me la metieron doblada, pero siempre sentí amor y que jamás perdí el sentido del humor. 
Abuelo ya he llegado a donde me decías, no sé cómo porque manual de cómo exiliarse de España y prosperar tú no tenías. Qué orgullo pixueto, que deshonra ser diferente, qué de camino se recorre, los tiempos son distintos pero la intención es buena, no hay oro de Perú sino grandes corporaciones internacionales que nos llevan. 
 
Me crecí a mí mismo y el espanto salió fuera, no sé que fue de aquel niño retraído que se quedaba absorto mirando la estratosfera. 
El oro lo fundí en hacer una espada madre, una espada más grande que la de los caballeros templarios, con la cual atravesar a aquellos que me hicieron daño. 
El presente es distinto pero las personas algunas no cambian, convendría decirles que son feas y malas, y que la envidia no aporta nada. Ya llegará el momento, cuando de perder no haya nada.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Telecinco, Francis Franco y el debate sobre el Valle de los Caídos


El pasado 23 de noviembre contemplé estupefacto el programa de la cadena Telecinco 'Abre los ojos y mira', presentado por Emma García, periodista que parece que sólo conduce espacios destinados al morbo, para así engrosar las arcas de la cadena Telecinco, la peor y la más vista de España.
Hubo un debate en la primera parte del programa que planteaba la interrogante de si se deben de trasladar los restos de Franco fuera del Valle de los Caídos y darles sepultura en un cementerio público.
Asistían como invitados al debate Massiel, Jorge Vestrynge y Antón Losada, defendiendo la postura de sacar al dictador de su obra faraónica y de terminar con dicha obra, y Pío Moa, Alberto Bárcena y Francisco Franco Martínez-Bordiú, más conocido como Francis Franco, nieto del dictador.
Dijo Francis Franco en uno de sus turnos de réplica, 'comparar a mi abuelo con Hitler o con Mussolini es una falta de conocimiento histórico'.
La frase del mes por la boca de un señor que en esta democracia que fue tan benévola con su familia, nos viene a explicar  que su abuelo no era tan malo. De acuerdo con que Hitler y Mussolini utilizaron ambos las urnas para llegar al poder, pero Franco, un militar, redujo un país a la nada llevando a cabo la fraticida Guerra Civil para poder gobernar a su antojo sobre esa nada una vez que la terminó.
Telecinco es la principal responsable de este esperpento, en su afán de buscar siempre el morbo opta por innecesarios debates como éste donde no se llegó a ninguna postura ni se justificó adecuadamente cada postura (no hubo un sólo dato contrastable), porque conviene recordar que en lugar de continuar con la línea marcada del debate, que era si estaban a favor o en contra de trasladar los restos de Franco fuera del Valle de los Caídos, se acabó hablando del franquismo, y tuve una vez más que escuchar los largos sermones pseudohistóricos de ese personaje llamado Pío Moa, sobre lo maravillosa que fue la dictadura.
Que España es un ejemplo de mundo al revés queda de manifiesto con la cadena Telecinco permitiendo este tipo de espectáculos que insultan a la inteligencia de algunos espectadores, no todos, llevando a personas como este señor que, por verguenza y respeto hacia una gran parte de la población española, debería de quedarse en su casa.
¿Se imaginan en un cualquier país serio del primer mundo, de la Unión Europea, ya sea Alemania o Italia, un debate semejante? La respuesta es no, porque cualquier elemento fascista en estos países está prohibido, cualquier manifestación, cualquier emblema, y no sólo prohibido sino que aquel que se salte la legalidad es castigado con penas muy duras, un ejemplo de que han sabido pasar página, no hay tumbas de dictadores en estos países, ni para Hitler ni Mussolini, no se hacen debates en la tele sobre si Hitler era bueno o malo.
España jamás se recuperó moralmente de las heridas de la Guerra Civil y los cuarenta años de dictadura de un militar frustrado y obsesionado con la disciplina, hay todavía quienes no saben donde están sus familiares desaparecidos, como también hay quienes sienten nostalgia por aquel régimen que nos hizo ir con mucho retraso con respecto al resto de Europa.
La democracia le concedió todos los favores a la familia Franco, ésto sólo ha ocurrido en un país como España, que la familia de un dictador se quede a vivir en el país y que al cabo de muchos años, comiencen a hacer declaraciones a la prensa sobre política y asuntos de estado.
No es este un tema de debate, hay cuestiones demasiado vergonzosas que por respeto a nosotros mismos y a nuestra historia no se debería de discutir en el plató de una cadena puramente comercial y destinada al entretenimiento como Telecinco, porque se termina frivolizando un tema tan doloroso y espinoso como el de la Guerra Civil y la dictadura.
Los gobiernos de España no hicieron sus deberes correctamente durante la Transición ni después de ella, la idea de poner a Franco en el Valle de los Caídos, haciendo compartir el mismo espacio a fusilados con verdugo y a los obispos y monjes dar misa al lado de la lápida de un dictador, no tiene mucho sentido ni lógica en una democracia verdadera, pero todo esto fue un grave error de los gobiernos pre y post franquistas con el Rey a la cabeza.
Lo que pide el PNV por boca de su portavoz Iñaki Anasagasti, quien participó desde Bilbao en el debate vía conferencia, es lo que todos los que tenemos dos dedos de frente pedimos a gritos, el PNV aboga por dinamitar ese feo mausoleo en el medio de la sierra del Guadarrama, dinamitar esa obra levantada al totalitarismo, al salvajismo, a la intolerancia, al odio entre hermanos, una gran bomba puesta por los geos terminaría en unos minutos con una imagen de Madrid que Madrid no necesita, la obra de un dictador.
Se trata de borrar la huella más visible de un pasado vergonzoso, quitando el monumento se acabó la celebración de actos fascistas, y no sólo habría que quitar el monumento sino también prohibir y castigar duramente por ley cualquier acto, emblema o gesto que connote regímenes totalitarios.
Y Francis Franco que se quede en casa, o si va a la tele que vaya por otro motivo, por ejemplo a acompañar bailando a su hermana Carmen, algo más alegre.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Crimen de Estado



El 25 de noviembre de 1963 enterraron a John Fitgerald Kennedy, el 25 de noviembre de 1963 era un lunes tal como hoy de hace 50 años.

Kennedy fue la quinta ensencia de la persona antitodo, antisistema, un reformista de los pies a la cabeza, verdadero demócrata, a pesar de haber llegado a la presidencia de una forma un tanto oscura.

A Kennedy lo eliminaron los poderes del estado, un poco todos colaboraron en quitar de en medio a una persona que iba a cargarse ese sistema Americano consistente en financiar guerras y crear un entramado de negocio empresarial en base a esa financiación.

Kennedy no quería más Vietnam, ni Cuba, ni URSS, ni CIA, ésta última era el peligro más grande para la democracia estadounidense, y fue precisamente la CIA quien le borró del mapa en colaboración con agentes del FBI, miembros del crimen organizado, la mafia y el poder económico quien borraron la impronta del trigésimo quinto presidente de Estados Unidos.

Primero se cargaron a Marilyn Monroe, quien sabía demasiado de los Kennedy y amenazaba con abrir la boca, pero aquello fue un año y medio antes, se nos presentó de igual manera que el asesinato de Kennedy, un crimen encubierto que pareciese algo diferente, en aquel momento, un suicidio de una persona depresiva.

La Comisión Warren no fue más que un tinglado creado por Lyndon B. Johnson para cerrar de manera oficial la investigación molesta de su predecesor aludiendo que sí había sido una conspiración pero que no había pruebas refutables de ello, con lo cual sólo se aceptaba la teoría de que aquel loco llamado Lee Harvey Oswald había actuado sólo o en compañía de outros pero los disparos provenían todos de su rifle.

El ex-fiscal del Distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, se pasó casi media vida analizando el caso Kennedy, a su muerte el director de cine Oliver Stone le homenajeó en la película “JFK, caso abierto” de 1991, donde Kevin Costner interpreta a Garrison. La película hacía las veces de mito contra mito, a tenor de los resultados de la Comisión Warren de 1979.

John Fitzgerald Kennedy representó las esperanzas de muchos americanos, los ideales de una nueva generación, lo cual se truncó con el magnicidio de Dallas aquel viernes 22 de noviembre de 1963.

Entre todos lo matarón y él sólo se murió, todo se encubrió, se destruyeron pruebas, se borraron otras, se alteraron testimonios, se silenciaron otros, un auténtico desastre de investigación policial manejado por los poderes del estado, pero lo más grave de todo es que le expusieron a la muerte como un blanco perfecto y le dejaron morir, le abandonaron como un objetivo a merced de tiradores profesionales que utilizaron a Oswald como cabeza de turco (el cual no tenía puntería ni para acertar alguno de los disparos).

El misterio en torno a la muerte de Kennedy quizá no pueda ser revelado jamás, en parte porque la mayoría de las personas relacionadas con este caso han muerto o están a punto de morir. 

Kennedy fue un mártir de su época, como lo fue el papa Juan Pablo I o la propia Marilyn, fueron personas trasgresoras, que soñaron un mundo mejor pero que se encontraron con enemigos muy poderosos, los de siempre, los que tienen el poder económico y sufragan el poder politico, la banca y los millonarios.

Aquel mes de noviembre de hace 50 años Estados Unidos asesinó por segunda vez a uno de sus presidentes, cien años antes había sido Lincoln la víctima, pero en aquel entonces fue por causa de un fanático enloquecido, como ocurrió con John Lennon, o Martin Luther King, pero en el caso de Kennedy no fue un fanático, el fanático sí lo hubo, en este caso Oswald, pero sirvió de tapadera a un complot organizado desde el poder para cambiar al cabeza de ese poder. Fue un crimen de estado.

A JFK, por expreso deseo de su viuda, Jacqueline, le hicieron un funeral de estado como el que se le hizo a Abraham Lincoln en 1865, el cual fue asesinado en viernes también, y el cual consiguió algo por lo que la sociedad le estará agradecida por la eternidad, acabar con la segregación racial y la esclavitud.

sábado, 23 de noviembre de 2013

La losa de Franco



La losa de Franco pesa más de 1500 kilos, está de un color blanco ensuciado y por el aspecto cualquiera diría que tiene unos 38 años.

El español medio no pasa ni posa ante la losa del anterior jefe de estado, es algo tétrico, ya que aunque yace su cuerpo diminuto debajo de la losa, su fantasma aún pesa sobre la mente de muchos que le odiaron y le temieron en vida, véase expatriados, repudiados, acusados, marcados, exhonerados, encerrados, torturados, humillados, exiliados, retornados, fugados…

Es esta losa muy pesada como para hacer algún esfuerzo y levantarla, demuestra la losa lo que es España, un país vencido, de vencedores y vencidos, en su más típica version cainita de odios y pasiones toreras, un país de cobardes, que en 40 años no supieron plantarle cara al tirano. 

Mirando a Inglaterra o Francia, podemos observar que en su historia tienen revoluciones sociales en las cuales cambiaron el modelo de sociedad, sobre todo en lo que se refiere a la segunda, donde no hubo miramientos para con el clero o la aristocracia, se impuso un modelo social de justicia e igualdad.

El dictador gallego es el personaje más oscuro de nuestra historia, gracias a él aún estamos pagando caro el retroceso padecido en los mejores años del siglo XX cuando otros países europeos gozaban de aires de libertad.

La losa de Franco es demasiado pesada para quitarla, y más aún para borrarla, si no hubo valor en vida para derrocarle, menos aún lo hay hoy para eliminar el esperpento del Valle de los Caídos y trasladas sus restos a un cementerio normal como el de El Pardo. Ni en Alemania ni en Italia hay tumbas faraónicas de Hitler o Mussolini.

La losa de Franco pesa sobre las conciencias de unos y de otros, para aquellos cuyos antepasados vivieron bien a la sombra de la dictadura, nos reescriben la historia contándonos la version de que Franco trajo la democracia, para los otros, Franco no fue más que un carnicero hambriento de poder y que se perpetuó en dicho poder hasta su muerte.

La losa de Franco es demasiado vergonzosa y pesada, su lastre es horrible, es el recuerdo, la pesadilla de 40 años de falta de libertades, Franco fue un dictador que no toleraba que otros tuviesen libertad, un militar que dirigió España como si fuese su cuartel.

En España en más de 30 años de democracia no ha habido valor por parte de ningún gobierno para juzgar los responsables, si los hubiese, de los crímenes de la dictadura franquista, como si lo ha habido en países como Argentina o Chile.

El café para todos se sirvió con leche rancia y el corte de digestion fue una tremenda decepción, se tuvo grandes consideraciones con la familia de este caudillo que se creía un salvador de la patria y no era más que un hombre acomplejado, rencoroso y asexual.

El 23 de noviembre de 1975 era domingo, y Juan Carlos ya era rey, y como tal presidió aquel funeral de pompa military y glamour de cadetes y guardia mora donde ningún jefe de estado extranjero acudió a excepción de Pinochet, Imelda Marcos y Rainiero de Mónaco.

Cuando colocaron la losa metieron dentro el cuerpo muerto de un hombre que nunca pensó en devolverle al pueblo lo que él le había quitado, aunque su nieta María del Carmen si hacía lo que le daba la gana dejándose las bragas por los mejores hoteles.

La losa del General Franco es la de un personaje oscuro y siniestro, que nunca salió de España ni aceptó nada que proveniese del exterior, por considerarlo peligroso.

Me pregunto hasta qué punto puede haber descansado en paz un hombre que firmó tantas penas de muerte mientras tomaba café.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Amparo Rivelles


Amparo Rivelles  fue la digna sucesora de sus padres, los grandes cómicos (que era como se llamaban entonces) Rafael Rivelles (1898-1971) y María Fernanda Ladrón de Guevara (1896-1974).
Aprendió el oficio desde niña, en la compañía que dirigía su madre, la cual la corregía siempre a pesar del aplauso del público, para que se perfeccionase como actriz.
Amparo Rivelles no fue sólo una gran intérprete de cine, teatro y televisión, sino que fue además una gran belleza, fue el epitafio de la elegancia en el séptimo arte español, y llevó la dignidad a una profesión donde no siempre se hacen Buenos trabajos.
Trabajó con los más grandes, incluyendo a Orson Welles y Tulio Demicheli, vivió durante casi 25 años en México, donde se convirtió en “La señora Doña Amparo”, siendo la diva de varias telenovelas o seriales que ella puso de moda encabezando grandes repartos de actores, como “La hiena” (1973), o “Lo imperdonable” (1975), etc.
Vivió su vida como quiso, siendo una mujer libre, tuvo en México una hija de soltera, María Fernanda, a la que llamó como su madre, y a los 49 su hija la convirtió en abuela.
Regresó a España con las maletas en 1981 para seguir cosechando los mejores éxitos de su carrera en televisión (“Los gozos y las sombras”), cine (“Esquilache”), teatro (“Hay que deshacer la casa”) y hacerse con los premios más importantes de la profesión.
Ya en su ancianidad, la Rivelles seguía gozando del cariño del público, que nunca la dejó de querer, su rostro, no sólo era el de la mujer que ha vivido una vida larga y fructífera, sino el rostro de la dulzura, del amor, pore so, no hay compañero de profesión que hable mal de ella.
Doña Amparo se ha ido de entre nosotros llevándose el cariño, el respeto y la admiración de toda España.
Gracias Amparo, por los grandes momentos que nos has hecho pasar viendo tus trabajos.

domingo, 20 de octubre de 2013

El asco


Que a una persona le dé asco ser español es inverosímil, tanto como si el asco le fuese producido por el mero hecho de ser chino, marroquí, estadounidense o mongol. No hay una nacionalidad mejor o peor que otra, todas ellas tienen sus virtudes y defectos.

Digo esto a propósito de las desafortunadas declaraciones del cómico Alberto Pla durante su estancia en Gijón. En España hemos evolucionado del “me averguenzo de ser español” de Fernando Sánchez Dragó al “siempre he sentido asco de ser español” de Pla.

Y digo desafortunadas porque lo más adecuado hubiese sido decir que te da asco España, no ser español. Que te dé asco España en ésta época de crisis, recortes y vacas flacas que nos ha tocado vivir es no sólo una emotiva expresividad del ser sino una contribución a la colección de improperios que recibe nuestro estado nación desde hace un lustro.

Me contó hace muchos años un amigo italiano una anécdota, él me decía que había emigrado a Londres proveniente de la region Toscana en el norte del país transalpino, y que para él había supuesto una liberación el hecho de haber migrado a Reino Unido, pues desde niño, sufrió el acoso y vejaciones de sus compañeros de colegio e instituto, los cuales le vejaban por ser diferente, diferente en todos los aspectos que uno puede imaginar, es decir, era demasiado moderno, demasiado guapo, con una de esas caras no sólo demasiado bellas para ser italiano, sino para Europa, una cara diferente, peculiar, y sus amistades le hicieron sentir un patito feo, por su orientación sexual no aceptada en un pueblo de provincias de gente conservadora, en realidad, Stefano no se correspondía con lo que tenía (y tiene) que ser un italiano típico de interior.

Con el paso de los años, y ya cuando Stefano prosperó en Londres, se compró un buen coche, un flamante vehículo de color rojo a la última moda y se lo llevó a su tierra por carretera yendo por el Canal de la Mancha, Francia, atravesando Suiza, etc. para poder impresionar a toda aquella gente, que, ahora ya adultos, le habían hecho la vida casi imposible.

Cuenta Stefano que en los primeros días de estancia, la primera puñalada se la dieron en la espalda sus compatriotas, puñalada trapera, mientras estaba tomándose un café con sus primos, el coche fue rajado de un lado a otro con una navaja, incluído el maletero y la puerta del motor, todo ello hecho con ensañamiento, en la parte del motor se leía a navajazos la palabra “finocchio” (término con el que se acuña despectivamente a los homosexuales en Italia).

Desde entonces Stefano siente asco por Italia y por algunos italianos, porque no esperaba tal vil acción, la envidia de sus propios compatriotas quedó manifiesta en aquel navajazo al vehículo, desde entonces siente asco por su propia gente, pero no siente asco por ser italiano, se siente muy orgulloso de serlo, de pertenecer a una cultura milenaria que tantos aportes ha dado al mundo mundial a lo largo de la historia.

En el caso de España está muy bien sentir asco por nuestros nefastos politicos que nos mal representan, o sentir asco por la Monarquía y todos sus integrantes, sentir asco por un partido politico en concreto, sentir asco por el ejército o la Iglesia, o sentir asco por el país entero por considerarlo un país mediocre en el plano internacional, político y gubernamental, pero nunca ese asco puede ser infundado por la locura del nacionalismo, ya sea vasco o catalán, que le lleve a uno a sentir asco de ser lo que es, es decir, español, uno mismo, porque eso significa que reniegas de tí mismo, y si uno reniega de sí mismo, tiene varias opciones, una sería cambiarse de de nacionalidad, yo he tenido esa opción desde hace muchos años, convertirme en británico supone unas mil libras esterlinas, para ello uno tiene que renunciar a su nacionalidad de origen (la española) y naturalizarse británico para poder solicitar el pasaporte de Reino Unido. Tuve (y tengo) esa oportunidad, pero por mucho asco que yo sienta por España como país y por algunos españoles que daños me hicieron en el alma, no lo he llevado a cabo nunca ese paso porque tengo muy claro lo que soy y mi asco, a diferencia del de Albert Pla, no viene motivado por la distorsión de la realidad que se crea en Cataluña con respecto al resto del Estado español, mi asco es real, motivado, pero es un asco de razón y con razón, el asco es por no sentirme identificado con un país de pacotilla que nadie toma en serio en el mundo, ahí está la falta de asistencia de once jefes de estado a la Cumbre Iberoamericana de este año, por ejemplo. Es un asco histórico, anecdótico, personal, motivado y donde un servidor podría dar millones de ejemplos, pero no siento asco de ser lo que soy, español, porque si fuese británico en lugar de español, sentiría el mismo asco también.

Me da asco el asco nacionalista que sienten algunos nacionalistas hacia el resto del conjunto de la nación española, uno no puede sentir asco por Galicia y amar Cataluña o sentir asco por Madrid y amar sólo Euskadi, eso no es asco, eso es nacionalismo radical provocado por la malformación histórica y política que sufren los habitantes de estas bellas tierras por parte de los políticos de turno.

Albert Pla se equivocó de lugar y hora para manifestar tal improperio, en el bravo Gijón, la ciudad más poblada de una tierra que fue reino antes de que España existiese, y que inició la Reconquista y posterior repoblación de la meseta cuando se terminó de expulsar a los árabes de la península, si de algo carece un asturiano es de sentir asco por ser español, es asturiano, pero sobre todo español, pues por Asturias ha pasado la historia y nadie la ha malformado a su gusto, es lo que hay, con Pelayos y Francos.

Los artistas deberían de dedicarse más a lo que hacen y alejarse de la política, porque todo lo que toca la política lo contamina, Albert Pla puede ser un buen o mal actor, para gustos hay colores, pero es un artista politizado, pues su asco proviene de su nacionalismo, él preferiría ser simplemente un actor catalán, sin DNI español, en un país independiente llamado Catalunya, pero como este proceso es inviable e inaceptable, a él le provoca asco ser lo otro, que es lo real, ser español y catalán.

domingo, 22 de septiembre de 2013

La marca "España"



El pasado 18 de septiembre se cumplieron doce años desde mi llegada a Londres. Una tercera parte de mi vida la he dedicado a esta ciudad que amo, respeto, conozco y en la que me establecí.

En estos doce años he visto el acontecer de cambios importantes que han marcado la historia de nuestro país y de acontecimientos mundiales que han marcado un punto de inflexión; ya nada volverá a ser igual después de la crisis del 2008, una crisis que nos pilló desprevenidos y sin estar preparados para afrontarla.

Por aquel entonces, comienzo del nuevo milenio, España económicamente estaba en su zenit, el gobierno de Aznar había conseguido gracias al ladrillazo un deficit cero, que ingresásemos en el club del euro y que muchos inmigrantes ilegales se instalasen en nuestro país.

Han pasado cinco años desde el inicio de la crisis y España aún no ha sabido salir de ella, llevamos un lustro recesionando y la actitud internacional pasó de ser de una gran admiración por la maravillosa economía que teníamos (que era la envidia del resto de Europa) a ser el hazmerreir mundial y motivo de dar pena ajena.

El mundo actual se ha convertido en un lugar muy inseguro en todos los aspectos y, España, en ese engendro mundial de intereses particulares, de grandes tejemanejes y soberbias personales, va dando palos a ciegas todo ellos representado por unos politicos mediocres que siempre hemos tenido, el único que sabía inglés a la perfección era el respectable Leopoldo Calvo Sotelo.

España a nivel internacional no pinta absolutamente nada es un cero a la izquierda, sobre todo ahora con seis millones de parados. Una de las primeras observaciones que hice hace doce años al llegar a la capital del Támesis es que no se nos tenía en cuenta para nada, que como país éramos un destino vacacional, la supuesta “marca España” si es que existe, es un lastre para todos.

¿Cuál es la tan nombrada “Marca España? ¿Que los extranjeros imaginen que España es como toda Andalucía? ¿Que en los últimos cien años no hayamos sabido hacer un marketing adecuado alejado de los tópicos de sangria, playa, oleole, sol, corridas de toros, Carmen la gitana, y la castañuela? Spain is different, válgame dios que si lo es, va al revés del mundo en todo.

La política española es siempre a corto plazo, con miras a las próximas elecciones presidenciales, por eso los politicos españoles, a lo largo de los años de nuestra joven democracia, se han preocupado más de su propio bienestar económico y el de su partido que el del interés común del país, no han sabido barrer para casa ni tomar medidas a largo plazo, sino que cada vez que gobierna un partido, sea PP o PSOE, desmonta todo lo construido por el gobierno anterior, es como quitarle y ponerle cal a un muro, y eso desgasta al conjunto de una nación idiotizada por los programas basura de la tele tipo “Sálvame”, España es, a fecha de hoy, una república bananera con una familia real impuesta y cuyos miembros han “choriceado”.

Por otro lado España sigue encallada en el asunto de Gibraltar, en 300 años no ha sabido acabar con este anacronismo colonial en el sur de la peninsula, ni tampoco ha hecho ningún esfuerzo para poner fin a una situación peliaguda en las relaciones con Reino Unido. No hay valor, no hay “guts” (literalmente significa intestinos pero en español sería c******), y los británicos tienen una frase para ello: “Spanish people is not up to their arses”, esto vendría a significar que no servimos ni para tomar por… Lo conveniente quizá sería que España acabase siendo una colonia de Gibraltar pues la Guardia Civil es incapaz de contener la situación en la frontera y no sirve ni para vaciar una bañera llena de agua.

Y este es el país que nos han dejado, los marroquíes viven de la seguridad social sin trabajar, los rumanos roban o intentan robar y tienen más peso social que un estudiante de ingeniería, los inmigrantes que vinieron pidieron préstamos nada más llegar y no se van, los que se se han ido ya se han llevado todo lo que se podían llevar, los más grandes profesionales del país se fueron, se han ido, se van, se están yendo y continuarán yéndose. No es de extrañar que el Rey tuviese que ir a Estados Unidos a operarse, dado el caso, porque los mejores medicos están exiliados en Alemania y Reino Unido, nos hemos quedado sin muchos grandes profesionales.

Los pisos están a la venta en la mayoría de pueblos y ciudades porque las familias los compraron cuando tenían trabajo, una vez que faltó el trabajo fueron incapaces de pagar sus hipotecas. Se vivió por encima de las posibilidades, como en Grecia, a crédito, por eso somos un país poco serio y fiable que aspiraba (ya no más) a organizar unos Juegos Olímpicos engañando a los miembros del COI.

El salario mínimo español es de 600 euros, en Francia y Reino Unido es de 1300 (más del doble). No se trata de que ganemos “un poco más”, es que ganamos mucho más, sobre todo los que tenemos un buen trabajo. Pero no nos ha “enchufado” nadie, sino que hemos ido a golpe de currículum mejorándonos a nosotros mismos, desde abajo. No hemos recurrido a un familiar que fuese a hablar con el jefe de una empresa, eso en Europa no existe, sólo en España, en esa España con sesgo feudalista y latifundista que aún perdura.

Un país que no puede dar trabajo a sus hijos, es un país famélico, y no se puede tener respeto hacia él. Si no se cambia la mentalidad, la cual es negativa y de estancamiento, no se saldrá de la crisis, se seguirá echando balones fuera culpando a cualquiera. España el problema lo tiene consigo misma, tiene una crisis de identidad, de no saber si es una o 17, Madrid contra Cataluña, una crisis política (ambos partidos políticos son mediocres), una corrupción que alcanza todos los estamentos de la vida del país, todo está contaminado, como si Fukushima hubiese estallado en el centro del país y sus vapores tóxicos hubiesen llegado a cada región de la peninsula.

Hay quien todavía nostálgicamente echa de menos el periodo más oscuro de nuestra historia más reciente, los bochornosos 40 años de dictadura nacionalcatolicista por culpa de los cuales sufrimos un retraso en todos los aspectos con respecto al resto de Europa. Hay quien incluso escribe artículos y cartas nostálgicas defendiendo ese regimen o dando vivas a Franco por las calles de algunas localidades, como si los salvapatrias fuesen necesarios para desarrollar un país…

El Reino Unido tiene una de las democracias más antiguas del mundo, ha evolucionado favorablemente gracias a que sufrió (en el buen sentido de la palabra) una revolución industrial y social en el siglo XVIII al igual que Francia tuvo la suya (política) en el mismo siglo. En España no hubo una revolución industrial, ni política, ni social, ni se hizo la reforma agraria tan esperada, el único intento que tuvimos de que nos reeducaran los franceses fue repelido con el 2 de mayo de 1808, los vientos frescos del mayo del 68 no pasaron de los Pirineos, hemos estado hasta ayer, cerrados a todo.

Es por ello que el problema es un problema de raíz, incrustado en nuestra historia, habría que buscarlo mucho tiempo atrás, quizás en 1931 o incluso en 1902, o tal vez en 1898, o en 1700, para comprender el porqué de este presente tan calamitoso.


Me duele España, pero si arde en llamas no voy a orinar para que se extinga el fuego, que conste.