La losa
de Franco pesa más de 1500 kilos, está de un color blanco ensuciado y por el
aspecto cualquiera diría que tiene unos 38 años.
El español medio no pasa ni
posa ante la losa del anterior jefe de estado, es algo tétrico, ya que aunque
yace su cuerpo diminuto debajo de la losa, su fantasma aún pesa sobre la mente
de muchos que le odiaron y le temieron en vida, véase expatriados, repudiados,
acusados, marcados, exhonerados, encerrados, torturados, humillados, exiliados,
retornados, fugados…
Es esta
losa muy pesada como para hacer algún esfuerzo y levantarla, demuestra la losa
lo que es España, un país vencido, de vencedores y vencidos, en su más típica
version cainita de odios y pasiones toreras, un país de cobardes, que en 40
años no supieron plantarle cara al tirano.
Mirando a
Inglaterra o Francia, podemos observar que en su historia tienen revoluciones
sociales en las cuales cambiaron el modelo de sociedad, sobre todo en lo que se
refiere a la segunda, donde no hubo miramientos para con el clero o la
aristocracia, se impuso un modelo social de justicia e igualdad.
El
dictador gallego es el personaje más oscuro de nuestra historia, gracias a él
aún estamos pagando caro el retroceso padecido en los mejores años del siglo XX
cuando otros países europeos gozaban de aires de libertad.
La losa
de Franco es demasiado pesada para quitarla, y más aún para borrarla, si no
hubo valor en vida para derrocarle, menos aún lo hay hoy para eliminar el
esperpento del Valle de los Caídos y trasladas sus restos a un cementerio
normal como el de El Pardo. Ni en Alemania ni en Italia hay tumbas faraónicas
de Hitler o Mussolini.
La losa
de Franco pesa sobre las conciencias de unos y de otros, para aquellos cuyos
antepasados vivieron bien a la sombra de la dictadura, nos reescriben la
historia contándonos la version de que Franco trajo la democracia, para los
otros, Franco no fue más que un carnicero hambriento de poder y que se perpetuó
en dicho poder hasta su muerte.
La losa
de Franco es demasiado vergonzosa y pesada, su lastre es horrible, es el
recuerdo, la pesadilla de 40 años de falta de libertades, Franco fue un
dictador que no toleraba que otros tuviesen libertad, un militar que dirigió
España como si fuese su cuartel.
En España
en más de 30 años de democracia no ha habido valor por parte de ningún gobierno
para juzgar los responsables, si los hubiese, de los crímenes de la dictadura
franquista, como si lo ha habido en países como Argentina o Chile.
El café
para todos se sirvió con leche rancia y el corte de digestion fue una tremenda
decepción, se tuvo grandes consideraciones con la familia de este caudillo que
se creía un salvador de la patria y no era más que un hombre acomplejado,
rencoroso y asexual.
El 23 de
noviembre de 1975 era domingo, y Juan Carlos ya era rey, y como tal presidió
aquel funeral de pompa military y glamour de cadetes y guardia mora donde
ningún jefe de estado extranjero acudió a excepción de Pinochet, Imelda Marcos
y Rainiero de Mónaco.
Cuando
colocaron la losa metieron dentro el cuerpo muerto de un hombre que nunca pensó
en devolverle al pueblo lo que él le había quitado, aunque su nieta María del
Carmen si hacía lo que le daba la gana dejándose las bragas por los mejores
hoteles.
La losa
del General Franco es la de un personaje oscuro y siniestro, que nunca salió de
España ni aceptó nada que proveniese del exterior, por considerarlo peligroso.
Me
pregunto hasta qué punto puede haber descansado en paz un hombre que firmó
tantas penas de muerte mientras tomaba café.