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martes, 19 de marzo de 2013

Mente sana en un cuerpo sano

Cuando el mundo vive su época más triste y aguda, sus sociedades carecen de valores espirituales, los políticos miran para su propio beneficio y la cultura que se muestra es simplemente la cultura del marketing y la imagen, los grupos ultraconservadores aparecen pisando más fuerte que nunca.
Se aprovecha esta facción política del descrédito al que se ha sometido a la democracia, como una reacción a tanto desastre y tan magno desmán de incompetencias. Ocurrió en Italia en 1922, ocurrió en Alemania en 1934, ocurrió en España en 1936, ocurrió en Chile en 1973, ocurrió en Argentina en 1976, ocurrió en otros tantos países.
Es muy reprochable pero no por ello ha de extrañarnos una actitud como la del jugador griego de fútbol Giorgios Katidis cuando hizo el saludo nazi alemán a la afición del estadio en el encuentro de su equipo, el AEK contra el Veria FC.
La alternativa a la democracia parece haber sido históricamente siempre el fascismo, las dictaduras, las revoluciones militares, en la propia Grecia se hizo en 1967 cuando la dictadura de los coroneles, apoyada en un principio por la familia real griega, lo cual le costó el trono años más tarde al rey Constantino.
El régimen nacionalsocialista de Hitler dejó un balance de seis millones de muertos en 1945, entre ellos, infinidad de polacos, judíos, rumanos, gitanos, homosexuales, minusválidos, mujeres y niños, y un largo etcétera.
Es muy fácil lavarle el cerebro a un joven hoy en día, sobre todo porque un joven selecciona los contenidos a la carta que quiere ver o escuchar, y estos contenidos pueden ir poco a poco construyendo en su persona una preconcepción de un mundo idealizado que se corresponde con un estado totalitario o fascista, mientras gana millones de euros por darle patadas a la pelota.
Éste joven no parece tener una mente sana en un cuerpo, a la vista está, sano.
Los directivos de la Federación Griega de Fútbol han sido implacables sancionándolo de todas las categorías de fútbol en la Selección. Si esto hubiese sucedido en España, se hubiese considerado una falta leve no muy a tener en cuenta.

viernes, 8 de marzo de 2013

Polonia




Polonia es un país precioso, pero su gente es rara, muy rara. Los polacos suelen disertar a menudo sobre la importancia histórica de su país. Que si Rusia, que si USA, que si el Vaticano, piensan que son un estado fundamentalmente importante como para tenerlo en cuenta en Europa. Recuerdo hace años una chica rubia de Cracovia, Ivona, que cada vez que hablaba con ella expresaba la coletilla "si porque en Polonia", me recordaba a Rose Nayland en Las chicas de oro con el pueblo noruego de Saint Olaf. Las polacas prefieren los hombres con dinero que les regalen joyas caras, en eso se parecen a las rusas, en Londres las llaman gold diggers (mujeres hambrientas de dinero). Cuando un hombre no las mima lo suficiente, deja de interesarles. Viniendo de un pasado con una dictadura comunista feroz, podemos imaginar cual perversa es la mente de los europeos del este, una mente sucia, inteligente, rápida de reflejos, pero cruel y con un claro síndrome del nuevo rico, del que nunca ha tenido nada por la carencia, están locos por las marcas y los diseñadores, por los móviles de última tecnología y todo lo que sea caro y esté bien visto, buscan la aprobación social porque en el fondo no se quieren a sí mismos, como les pasaba a los españoles emigrantes de hace cuarenta años, tienen un gran complejo de inferioridad. Cuando Polonia se adhirió a la Unión Europea en 2004, alguien de algún país les dijo que lo más parecido a Polonia en número de habitantes, economía y extensión era España, desde entonces han estado creyéndolo, comparándose con nosotros y, en ciertos casos, subestimándonos. Muchos polacos han dejado el Reino Unido para regresar a lo que más aman, su país, porque allí proliferan ahora las multinacionales americanas y europeas que optan por instalar sus sedes en un país donde les resulta más barato. La gente polaca subestima bastante a la gente de España, no pueden concebir como un país puede crecer tanto después de la muerte de un dictador para volver a la nada después de cinco años de crisis, cuando ellos han estado en la nada todo este tiempo y ahora empiezan a despegar.