domingo, 30 de septiembre de 2012

El Guionista


En esta semana que está a punto de terminar, ha cumplido 80 años el ex presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, el pasado martes 25 de septiembre.
Suárez, que desde 2003 sufre una demencia senil degenerativa, el mal llamado de Alzheimer, no recuerda quien fue, no hace muchos años, el acertado guionista de un thriller político llamado “La Transición”, un proyecto del rey Juan Carlos I.


Adolfo Suárez fue elegido, a dedo por un rey que aún no era constitucional, presidente del Gobierno el 3 de julio de 1976, tenía entonces 43 años.
Tan pronto como su anunció su nombramiento, surgieron las dudas a los más proclives al cambio y a una aceleración del proceso, pues vieron en él a un falangista de toda la vida, un tecnócrata del Opus que ofrecería más de lo mismo.
Suárez, se convirtió en el segundo presidente de la Monarquía, sustituyendo a Carlos Arias Navarro, último presidente del franquismo, el cual era inviable para los planes del Rey.
La película “La Transición” era un proyecto de más de 40 años atrás, desde que el padre de Juan Carlos I, Don Juan de Borbón, Conde de Barcelona, había heredado los derechos dinásticos de la casa de Borbón española tras la muerte de su padre, el rey Alfonso XIII, en Roma en 1941.
Para poder llevar a cabo esta película, el rey tuvo que esperar a convertirse en Príncipe de España (hoy Príncipe de Asturias) en 1969, vivir a la sombra de un dictador durante casi 30 años, jurar fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional y las Leyes Fundamentales del Reino así como a la figura del dictador Franco.
Pero la película no era esa, pues ello conllevaría a una película de terror y melodramática, de lo que se trataba era de hacer un thriller político, en donde el guión iba a estar confeccionado por un joven político, brillante, elegante, cuya forma de hablar y comportarse no tenía nada que ver con la de aquellos rancios procuradores a Cortes Franquistas, ese hombre de estilo kennediano era Adolfo Suárez, nacido en el pueblo de Cebreros, Ávila, el 25 de septiembre de 1932.
Adolfo Suárez, en palabras del periodista Manuel Campo Vidal, que recientemente ha publicado el libro “Adolfo Suárez: El presidente inesperado de la Transición”, era un personaje “atrevido” para su época, que cada noche “escribía el guión” de la Transición y que, al día siguiente, “como director de escena, y primer actor representaba”.
Nadie lo esperaba como Presidente, había otros políticos, que, por su larga experiencia, podrían haber sido nombrados para realizar este proceso, tales como Manuel Fraga, José María de Areilza, o el propio Torcuato Fernández Miranda, presidente de las Cortes.
Suárez desafió a una época y las últimas Cortes Franquistas con el proyecto de ley para la Reforma Política, las Cortes en pleno votaron la Ley, la 8ª Ley Fundamental del Reino, la última, la cual se cargaba todas las siete anteriores del franquismo, y se daba luz verde al proyecto de reforma y democratización de la sociedad española, haciéndolo con astucia desde dentro, desde el propio sistema, desmontando las propias estructuras del viejo régimen y haciendo honor a la frase de Fernández-Miranda, “ una ley se quita con otra ley”.
Adolfo Suárez ganó como Presidente, dos elecciones más, libres y democráticas, las del 15 de junio de 1977, a cortes constituyentes (para la elaboración y aprobación de la Constitución de 1978), y las legislativas del 3 de marzo de 1979. Suárez, un político habilidoso y excepcional, reunió en torno a su persona y las filas de su partido, la UCD (Unión de Centro Democrático), a un grupo de personas de diferente ideología, socialdemócratas, liberales, democristianos, y demás personas del centro y la derecha reformista democrática.
Indudablemente Suárez jugó sus cartas, y en un periodo corto de tiempo, realizó su más que noble y honrada tarea, la cual tuvo sus peores momentos de tensión con la legalización del Partido Comunista el 9 de abril de 1977, en la fecha que se conoce como “sábado santo rojo” y la disolución del partido único de la Dictadura, El Movimiento.
Nadie más hubiese llevar a cabo este proceso en tan sólo 4 años y medio. Los peores años de la Transición los vivió Suárez, primer inquilino del Palacio de la Moncloa, en los años 79 y 80, cuando la escalada de atentados militares de ETA puso en jaque y preocupó a los estamentos militares más reaccionarios.
Dicen que una buena retirada a tiempo es una victoria, Suárez hizo caso a esta premisa y el 29 de enero de 1981 anunció por televisión española su dimisión, sería sucedido por su vicepresidente Leopoldo Calvo Sotelo, para el cual hubo que llevar a cabo dos tandas de votaciones en el Congreso, siendo durante la segunda tanda de votaciones, cuando irrumpe Tejero y la Guardia Civil en el hemiciclo para intentar dar un golpe de Estado.

Adolfo Suárez, como toda persona carismática en política, fue traicionado por los suyos, quienes le abandonaron, es éste el motivo principal por el que deja la presidencia del Gobierno antes de terminar la legislatura.
Hoy, recluido en su domicilio familiar, apenas recuerda quien es y quien fue, pero el resto de españoles si le recordamos, recordamos sus emblemáticas frases como “Puedo prometer y prometo” o lo que dijo cuando anunció que dejaba la Presidencia “Yo no quiero que el sistema democrático de convivencia sea, una vez más, un paréntesis en la Historia de España”.
La película española “La Transición”, un proyecto antiguo de Juan de Borbón y continuado por su hijo, el rey Juan Carlos I, ha tenido sus imitadores en muchos otros países, pues, tal cual obra maestra, ha sido, y es, admirada en todo el mundo, pero en algunos casos no ha funcionado en esos países, pues no ha contado con la presencia de un excelente guionista como lo fue Adolfo Suárez.
Ojalá se hiciesen películas hoy en día como estas de “La Transición”, donde había un espíritu de concordia, donde primaban los intereses generales y no los particulares, y los políticos, eran al menos honrados. Hoy vemos que proliferan una serie de películas de serie B, que utilizan una serie de subtítulos en castellano y que se centran en los temas regionales y nos hablan de absurdeces como la independencia. “La Transición” ha ganado todos los premios habidos y por haber, es ya una obra mítica, su director y productor, el rey Juan Carlos I fue galardonado en 1987 con el Premio Carlomagno, la máxima condecoración europea por el esfuerzo realizado por llevar al país a una democracia parlamentaria.
Tuvo una exitosa segunda parte “La transición II, el cambio” (1982) que tuvo otro guionista distinto, Felipe González Márquez, la cual puso a España en el mapa mundial y nos modernizó.
No estaría mal que los políticos actuales se mirasen en Suárez a la hora de legislar, dejando de lado sus ambiciones personales y dando prioridad al interés general del Estado, el cual arrastra una crisis desde 2008, de la que no se ha salido aún.
Como Suárez dijo en las Cortes españolas allá por 1976, citando al poeta Antonio Machado:

«Está el hoy abierto al mañana
mañana al infinito Hombres de España:
Ni el pasado ha muerto
Ni están el mañana ni el ayer escritos.»

Por encima de cualquier otro político, incluyendo al Rey, Adolfo Suárez es, junto con Felipe González, el político más sobresaliente del siglo XX.

 

lunes, 24 de septiembre de 2012

“Las Autonosuyas

No se trata de una crisis del Estado de derecho, ni de una crisis de la democracia, tampoco una crisis de la Monarquía, y mucho menos, del estado de bienestar. Se trata de una crisis de identidad que España arrastra desde hace un tiempo, ya largo, de si es una o muchas.

Es una crisis del Estado de las Autonomías, el cual nació con la Constitución de 1978, aquella fórmula del café para todos, la cual permitió que unas autonomías accediesen al Estatuto por la vía rápida (caso de Andalucía, Cataluña, Galicia, Navarra y País Vasco) y el resto (Principado de Asturias, Cantabria, La Rioja, Castilla y León, Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Comunidad de Madrid, Islas Baleares, Islas Canarias, Aragón, y Extremadura) lo hiciesen a través del procedimiento ordinario.
Desde entonces, hace ya casi 35 años, hemos estado viviendo con un modelo que, si a priori, parecía la mejor opción para un país que venía de una dictadura nacionalcatolicista y centralizadora, a la postre, ha resultado ser inviable.
Es inviable en todos los aspectos de la política y ello afecta al día a día de los ciudadanos, uno de los ejemplos clave de este modelo autonómico, es la osadía de Cataluña a pedir la emancipación del resto del Estado. Algo que no es más que el caballo de batalla de unos cuantos millones de personas, acabará siendo el modelo a copiar por parte de otras regiones.
El Estado ha entrado en crisis, sí, pero esta crisis se debe a que el modelo autonómico trajo consigo una diferente distribución de la riqueza, de la cual, unos reciben más y otros menos dineros, y a cambio, lo mismo, unos aportan más y otros aportan menos, la balanza no se equilibra y las cuentas no salen.
Durante la Transición se quiso hacer un modelo a medio camino entre el federalismo de los Estados Unidos y el centralismo de Francia, por eso se optó por la tercera vía, la España de las Autonomías, que ha terminado haciendo honor al título de aquella película de los 80 “Las Autonosuyas”, porque suyas son, muy suyas, sobre todo determinadas comunidades a donde uno viaja y ya de llegada te hacen sentir como que no eres de allí.
Los expertos juristas que en su día fueron padres de la Constitución, crearon, sin ser conscientes de ello, un reino de taifas, es decir, que estamos planteándonos el volver atrás en el tiempo, a la  época anterior a la unificación dinástica de los Reyes Católicos, ¿qué va a ser lo próximo? ¿El Califato de Córdoba?
La única salida viable para estos tiempos de crisis que nos toca vivir, crisis económica de la que se responsabiliza al Estado de las Autonomías, por ser incapaz de resolverla en un plazo corto de tiempo, parece discurrir por la vía del Federalismo.
Ahora bien, ese Federalismo no conlleva que cada región de España vaya por libre y tenga una autogestión total, sino que tendría que seguir habiendo una administración central, como la hay en Estados Unidos y una figura central como jefe de Estado como la hay en Estados Unidos, es decir, que es perfectamente compatible la figura del rey Juan Carlos con un modelo federal de Estado.
La otra opción, y no sé si el pueblo español está preparado para ello, pasa por volver a un estado centralizado, sin comunidades autónomas, como en Francia o Italia, o Alemania, un estado más fuerte que desde Madrid administre todas las regiones de España, a las que se se podría llamar Departamentos o Regiones o Territorios, la figura del monarca, en este caso también es indispensable.
Una crisis económica se soluciona desde la unión, para eso el modelo de estado centralizado sería eficaz, como el que existe en los países vecinos de Europa, una mejor administración y distribución de la riqueza desde Madrid, o desde cualquier otro punto de España para solventar una crisis económica, que dura ya desde 2009.
Cuando España ha estado mejor en su historia es desde la unión, haciendo honor al dicho de que “la unión hace la fuerza”, pero cada vez que hemos tenido disputas internas, nos hemos quedado siempre a las puertas de algo, ahí está el ejemplo de los deportes o de los asuntos internacionales, donde siempre tenemos que asistir a la lucha Madrid-Barcelona, la cual no tiene sentido ninguno.
Una crisis económica no se soluciona desde Alcorcón, ni desde Burjassot, ni desde Palma de Mallorca, porque el federalismo traería consigo unas desigualdades totales de riqueza y bienestar, y traería consigo una clase política corrupta que dejaría cada región seca de recursos.
¿Cuál es la identidad de España? ¿Es un país multicultural, con varias lenguas habladas, con diferentes religiones y con diferentes razas? Bien, Reino Unido lo es y no por ello cada idioma quee se habla es oficial ni cada territorio busca la independencia, sino que, al contrario, se utiliza la unión para crear la fuerza, por eso la bandera de Reino Unido es la Union Jack, una bandera que representa la unión de tres colores, cada color a su vez representa a uno de los tres países que forman Reino Unido.
No hay político en España que haya sabido manejar el tema de los nacionalismo y meterles en cintura, hace falta valor y mucho temple, si España es una y no cincuenta y una, por tanto habrá que crear un estado fuerte capaz de salir de la crisis, no un estado con 4 idiomas oficiales, porque España no es Suiza, ni es tampoco India, España es un país donde hay una historia común de estado nación que se remonta al siglo XV, todo lo demás son fábulas distorsionadas de la realidad y cortinas de humo que nos venden los políticos nacionalistas para buscar su propio beneficio y engañar a la plebe.
Si se aboga por un modelo federal, cada federación o territorio tiene que tener los mismos privilegios, no como la fórmula del 78, que por una razón de exclusividad y de haber tenido órganos preautonómicos reconocidos legalmente , unos accedieron a una vía rápida y a una serie de privilegios que los que accedieron por el procedimiento normal no pudieron disfrutar (Conviene recordar que País Vasco y Cataluña jamás han sido reinos, en tal caso Aragón, Galicia, Asturias, Granada, o Navarra).
Un Estado vertebrado, consistente, y no un estado que se descompone a piezas por la pericia de unos pocos políticos corruptos que hay en determinadas regiones, copiemos el modelo francés o italiano de centralización, o, si se va por la vía del federalismo, tipo Suiza o Estados Unidos, que sea equitativo para cada región y que siga existiendo una administración central en caso de conflicto, pero lo que se haga, que se haga bien, porque los errores de cara a un futuro se pagan muy caros, a la vista está lo que nos toca vivir en estos años, la incertidumbre, la poca coherencia, el despropósito, se mezclan churras con merina, independentismo de un antiguo condado de Aragón porque la crisis también les ha afectado a ellos como al resto del país y los políticos catalanes se aprovechan.
Hay que saber estar a la duras y a las maduras, arrimar el hombro cuando viene Paco con las rebajas y saber, que juntos, se puede salir, separados no, y si no, basta con mirar a Alemania, como se reunificó en 1990 tras la caída del muro de Berlín y las condiciones en que se reunieron los dos países.
Para superar una crisis personal, primero establecer la identidad, realzarla, creer en ella, luego se superará todo lo demás.

domingo, 23 de septiembre de 2012

El mercenario



Se conoce como mercenario a aquel soldado que lucha o participa en un conflicto bélico por su beneficio económico y personal, normalmente con poca o nula consideración en la ideología, nacionalidad o preferencias políticas con el bando para el que lucha.

Con el tiempo, el término se ha ido ampliando y se aplica a todo aquel que trabaja por la pasta en un lugar, grupo o partido en el que no cree y que va en contra de sus verdaderos ideales.

El señor José Guardiola (no confundir con el cantante) más conocido en catalán como Josep, o Pep Guardiola, ha acudido a México éste sábado, 22 de septiembre, para participar como orador en una conferencia ante 10.000 estudiantes, en un foro convocado por la Fundación Telmex, que preside el hombre más rico del mundo, el magnate mexicano Carlos Slim.

Entre las muchas hipócritas frases que este señor ha soltado sobre sí mismo y de su vida, me quedo con la fase más emblemática de la jornada, “Nunca se sabe”, respondiendo a la pregunta de si se plantea algún día entrenar a la Selección Española de fútbol, a lo que continúa diciendo: “en Nueva York se está bien (le pagan bastante, claro), aquí estaré un año. No sé cuando voy a regresar, dije que este año no entreno, y si tengo ganas de entrenar lo haré, pero en este momento no las tengo”.

Guardiola no responde un no rotundo, tampoco dice sí de manera contundente, sino que explica “nunca se sabe”, es decir, que deja abierta la posibilidad de que un día le llamen de Madrid y le pregunten si acepta entrenar a los jugadores de la Selección.

Hace menos de una semana, Guardiola participaba desde Nueva York, vía videoconferencia, dando su apoyo a la manifestación independentista de Barcelona, del pasado 11 de septiembre, con las palabras “Desde Nueva York, aquí tenéis uno más” y enseñando a cámara la papeleta verde que exhibía en su mano, significativa del voto afirmativo de independencia de Cataluña.

Donde dije digo, digo Diego. Palabra de mercenario, en Nueva York apoya la causa independentista de Cataluña de separarse del resto del Estado y acude a México y responde que “nunca se sabe” a la pregunta de si entrenaría a la Selección.

¿Acaso este hombre es bipolar, se ha vuelto loco o es que el dinero hace lo imposible? ¿Con qué desfachatez se atreve un señor, que lo único que ha hecho en su vida es darle a la pelota, decir que se plantea en un futuro no muy lejano entrenar a la Selección del país del que se quiere independizar?

El señor Guardiola, ya por lo pronto, no debería ni de haber sido invitado a esa conferencia, porque una cosa es que haya sido buen deportista, y la otra que pretenda ser un lumbrera al estilo Steve Jacobs y darnos lecciones de como triunfar en la vida, es decir, guiándote por la pasta. A Dios rogando y con el mazo dando, ser buen catalán es llorar por la independencia mientras te lucras de España.

Guardiola, por desgracia, no es el único mercenario de España, de hecho España es un país de mercenarios, los de derechas se metían allá por los 80 en las filas del PSOE para poder lucrarse y beneficiarse de la política, y a la inversa, hoy tenemos a antiguos socialistas que militan en las bases del PP, ocurre en todos los ámbitos de la vida de este país, los mercenarios están en todos los estamentos sociales, no sólo en el deporte. No hay más que acudir a embajadas españolas repartidas por el mundo y ver que, en algunas de ellas, hay independentistas catalanes trabajando.

Guardiola, con sus pasadas declaraciones y con las de ayer sábado, se está cavando su propia tumba, está dando un mal ejemplo a la juventud, de hecho ya lo ha conseguido en México, pues les está explicando a estudiantes como triunfar en la vida, pobres estudiantes si tienen que creerle algo a este señor, que durante años ha jugado en la Selección Española mientras en Barcelona lloraba por el independentismo.

España es un país de zalameros y mercenarios, todo sea por el dinero y el poder, por medrar, por egoísmo personal. Guardiola y otros tantos del FC Barcelona han conseguido, no sólo politizar el fútbol y el club, sino que mucha gente se borre como socios de un club, que está mayoritariamente formado por socios de toda España.

“La clave del éxito es encontrar y hacer lo que te apasiona. Yo no he vivido de mi pasión, he vivido con mi pasión”. Guardiola quiere decir con éstas palabras, que él ha hecho lo que le ha dado dinero, sí le apasiona el fútbol, pero no le apasionaba jugar en la Selección, pero como el dinero era muy tentador lo hacía, y ha vivido con esa pasión de ganar dinero hasta que se ha retirado.

Si este señor ha triunfado es porque el resto del país está aborregado, un deportista millonario más a engrosar la lista de personas que dan conferencias sobre su éxito personal a estudiantes que no saben que harán cuando terminen sus estudios, que quiere independizarse de España pero seguir beneficiándose económicamente de ella.

Guardiola no tiene la formación académica necesaria para ir hablando a unos estudiantes, los cuales, a partir de este momento, seguro que se plantearán dejar los estudios y aspirarán a ser famosos, ese es el pan nuestro de cada día en España porque es lo que los medios de comunicación (algunos) nos han vendido.

Semanas atrás abogaba por una nación catalana y ahora se plantea la posibilidad de ser Seleccionador Nacional.

¿Qué relación puede tener un independentista catalán confeso con la Selección Nacional de fútbol española?

Pues ojo al dato, como diría José María García, porque en un país de cobardes como es España, en un plazo corto de tiempo, auguro que Guardiola será el próximo Seleccionador Nacional, el nuevo mercenario.

Vivir para ver.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Queridos políticos


Los políticos, a diferencia del resto de los mortales, pueden morir de dos maneras, la primera de ellas, en vida, con una muerte súbita, una "muerte política", cuando el contrincante les deja K.O ó incluso dentro de su propio partido cuando pierden unas primarias, o cuando nos les queda más remedio que dimitir de sus cargos, y, pueden morir como el resto de los mortales, cuando el corazón para y deja de latir, es decir, de muerte natural.

Esta semana se han muerto dos políticos, pero de distinta forma, así, Esperanza Aguirre ha dejado la política activa después de casi 30 años en ella, se ha "suicidado" políticamente, renunciando a su cargo de Presidenta de la Comunidad de Madrid, sus razones sólo y exclusivamente las conoce ella, pero nos ha dejado entrever que el cáncer que sufrió el año pasado, ha tenido una gran influencia en su decisión.

La otra muerte es la de un semental de la política, un hombre que ha vivido casi 100 años y hasta el último minuto de su vida, fumó sus cigarrillos y siguió la actualidad de España, se trata de Santiago Carrillo, quien falleció en la tarde del martes 18 de septiembre, a los 97 años, durante su siesta habitual, de forma natural y sin sufrimiento alguno.


Por tanto, dos políticos han muerto esta semana por diferentes causas, dos políticos de ideologías distintas y de dos generaciones diferentes, el lunes 17 amanecíamos con la noticia de la "muerte política" de Esperanza Aguirre, el martes 18 conocíamos la muerte natural del viejo león de Carrillo.

De hecho Carrillo se enteró, un día antes de morir, del suicidio político de Esperanza Aguirre.

Ahora bien, ¿con cuál de estas dos muertes nos quedamos? ¿Preferimos que Esperancita se haya retirado a un segundo plano de la política o clamamos al cielo para darle gracias por llevarse a Carrillo?

Esta semana se ha demonizado a ambos, es lo que tiene la política, uno se tira palas de excrementos a la espalda a lo largo de su trayectoria, quiera o no lo quiera uno, la mierda te acaba salpicando antes o más tarde.

Así, a Esperanza Aguirre se le han dedicado esta semana todos los improperios del mundo, entre ellos el de decirle que se va una vez que se adjudica el "pelotazo" del Euro Vegas de Madrid calificativos como "choriza", "fraude", "tapa-mierdas", "ladrona", "Esperrancia". "especuladora", "chula" "mala persona" o "prepotente".

Con Carrillo se han ensañado más los de la derechona, su pasado como supuesto genocida en el controvertido suceso de Paracuellos del Jarama ha pesado como una losa, no sólo sobre el propio Carrillo a lo largo de 70 años, sino que ha sido el adalid de la crítica más destructiva por parte de la derecha más reaccionaria, que siempre lo acusó de este lamentable suceso.

Con Carrillo desaparece una figura clave del siglo XX, un icono rojo de primera y una figura de primer orden en la Transición española de la dictadura a la democracia. Con Esperanza Aguirre desaparece una figura clave del PP, una política dura y que no se ha dejado atacar ni manipular por nadie, ahí están sus joyas verbales contestando a Gallardón, el propio Fraga o Aznar.

La Historia pondrá a cada uno en su sitio como se merece, el paso del tiempo nos dirá que tan buenos políticos eran cada uno de los dos.

República y Monarquía, izquierda y derecha, ricos y pobres, conservadurismo y progresismo, ambos políticos representan los dos polos opuestos que se enfrentaron en la Guerra Civil, lo anecdótico hubiese sido que Manuel Fraga hubiese aguantado unos meses más, y, en lugar de irse el pasado mes de enero, hubiese fallecido casi al mismo tiempo que Carrillo, un día uno y al siguiente el otro, hubiese sido digno de resaltar, que dos adalides de causas bien diferenciadas, con rencor y redecillas, pero respeto mutuo, se hubiesen ido a la vez, pero no ha podido ser.

Nadie sobrevive a la política, ni dentro ni fuera de ella, te puede destruir o destruirla tú a ella, uno se retira cuando cree que es conveniente, Esperanza lo ha visto venir. Carrillo nunca nos desveló el secreto de no dejar de fumar y llegar a los 97, en cualquier caso, ahora tiene que someterse al juicio de la historia, el mismo por el que otros pasaron antes, Azaña, Negrín, Sanjurjo, Mola, Millán Astray, Juan de Borbón, Alfonso XIII, o el mismísimo Franco.

Queridos políticos, adiós.

lunes, 17 de septiembre de 2012

La Diada y los inocentes


Para todos aquellos que hubiesen preferido evadirse de esos debates ilógicos e insensatos sobre la independencia de una región de España, como ese supuesto gran debate de telecinco, la primera cadena de televisión española retrasmitió la noche del sábado la magnífica adaptación que Mario Camus hizo para el cine de la novela del mismo título de Don Miguel Delibes, “Los santos inocentes” (1984).
Sería conveniente, de vez en cuando, mirar al pasado, para entender el presente en que vivimos y, a su vez, mejorarlo, sin teles, radio o partidos políticos que nos manipulen y, aprovechando una crisis política, nos digan que siendo independientes, estaríamos mejor.
Alemania se reunificó en 1989, los nacionalismos son humo en países como Francia o Italia, la secesión de Escocia no se les pasa por la cabeza a los políticos británicos. Los intentos de independentismo en los actuales Estados Unidos de América se borraron del mapa a finales del siglo XIX, cuando el viento se llevó todo el viejo sur. Todos aquellos países europeos que se han independizado en el siglo XX viven hoy peor de lo que vivían cuando formaban parte de la extinta URSS, Yugoeslavia o de aquel país llamado Checoslovaquia.
No me imagino en la tele francesa, alemana o italiana un debate sobre  una región de cualquiera de esos países que se quisiese independizar, el debate pasa porque no tiene que haber debate sobre algo que, solamente en un supuesto remoto, nos replantearíamos, pero, directa o indirectamente, estamos todos alimentando el fenómeno del nazionalismo, que estaba dormido desde los primeros años del siglo XX, el cual ponía bombas a los ministros del rey Alfonso XIII (abuelo del rey Juan Carlos) y que, en mayor ó menor medida, contribuyó a la caída de la Monarquía en 1931.
En la cadena privada telecinco  se habló, la noche del sábado 15 de septiembre, de la Diada independentista del pasado 11 de septiembre, con gran preocupación de estado, debido al hecho de que más de un millón y medio de personas aprovechó la fiesta nacional catalana para mostrar su postura a favor de la independencia de Cataluña. Frecuentemente le damos voz y micrófono en radio y televisión a los mercenarios de España, metidos a contertulios. Una de las aberraciones que escuché en el programa de Jordi González fue, como Santiago Spot, presidente de Catalunya Acció, con pose de intelectual, dirigente de un partido político al que votan cuatro amigos, hablaba al resto de contertulios como si él no fuese español, con una soberbia y chulería nunca vistas antes en televisión, explicando que, en el supuesto que Cataluña se separase del resto del Estado, su economía subiría hasta el punto de que sería equiparable a la de Suiza, Finlandia ó Dinamarca; si ser progre en España, consiste en que salgan estos radicales libres a intentar lavarnos el cerebro en horario de “prime time”, yo entonces debo de pertenecer al siglo XIX, al Romanticismo; lo lamento mucho, no les entiendo, no porque no hablen español, no entiendo su postura ni sus postulados, es algo inverosímil, absurdo, ilógico, imbécil, idiota, tonto, grosero, soez, mezquino, hipócrita, chantajista, aberrante y fuera de lugar.
Yo puedo sentirme, poco, mucho, o algo español, pero no por ello defenderé jamás la independencia de un territorio del resto del Estado, porque sería volver a las cavernas de la Historia, regresar a la épocas anteriores a los Reyes Católicos, sería ir para atrás, retroceder, ir cuesta abajo, de culo y sin frenos.
Malos políticos los hay en todas partes, pero en Cataluña también, malos, malísimos, infumables, con esas gafas de Andreu Buenafuente y ese odio hacia todo lo español, gastan más dinero en traductores y embajadas catalanas que en camas para los hospitales de la seguridad social.
España es el todo, y hay el todo o la nada, pero no las partes, Cataluña lleva años chantajeando a España con su doble juego y sus dos idiomas, a los extranjeros les hablan en castellano y al resto de españoles en catalán, es lógico que nos caigan mal, ellos mismos se hacen caer mal, nadie les asfixia, nadie les roba, nadie les presiona, jamás han sido antes Nación ni han tenido la holgura económica que poseen actualmente.
¿En que país de Europa ocurre lo que ocurre en España, es decir, que un presidente de una Comunidad Autónoma haga discursos independentistas en su Comunidad, para luego ir a Madrid al Congreso y hacer un discurso diferente? ¿Acaso somos un país al cual no hay que tomar en serio en el mundo mundial?
Disfruté la noche del sábado deleitándome con esta joya del cine español, cuyos actores protagonistas, Alfredo Landa y Francisco Rabal, obtuvieron, ex-aequo, la Palma de Oro del Festival de Cannes a la mejor interpretación masculina, en 1984.  Una crítica sobre la película “Los Santos Inocentes” estará disponible en breve en elpatiocinéfilo.com
Y al nazionalismo que le… dejen caer por su propio peso, esa gente no es feliz, viven amargados y llenos de odio y ego.
Por hoy, buenos días.


lunes, 10 de septiembre de 2012

La Monarquía del Siglo XXI


La nueva era ha llegado, algo que supera a Matrix, Avatar, o incluso, Prometheus, se trata de la nueva página web de la Casa Real, www.casareal.es, la cual ha sido presentada hoy.


Tres generaciones, padre, hijo y nieta, rey, príncipe e infanta, para darnos a entender, por si alguno aún no se ha enterado, que a Su Majestad, de 74 años, lo sucederá su hijo, de 44, Su Alteza Real el Príncipe Felipe, y, a su vez, al futuro Felipe VI, lo sucederá su hija de 7 años, una vez que se reforme la Constitución eliminando la Ley Sálica, que da preferencia a los varones sobre las hembras.
La página web, presume de ser de las más modernas del mundo, sólo superada por la británica, pues desde ahora, los ciudadanos podrán enviar sus cartas a golpe de teclado a los miembros de la Familia Real.
Ésta página, mejorada estéticamente, no es más que un gasto superfluo para dar un lavado de imagen, tras el escándalo del Duque de Palma, hacernos ver lo bonita que es la absoleta Monarquía, sus miembros y confirmarnos, una vez más, que no tiene futuro alguno una vez que desaparezca Don Juan Carlos, ni en la persona de su hijo, ni en la de cualquier otro miembro de su familia.
Si bien es cierto, que los últimos 37 años, han sido los de mayor estabilidad de toda la historia de España, que se devolvió al pueblo español unas libertades y derechos de las que careció por siempre jamás, hay que reconocer el mérito de que esta Monarquía fue fruto de un esfuerzo personal y colectivo, personal reflejado en la persona de Don Juan Carlos, hombre campechano y afable, criado a la sombra castrante del dictador Franco y, colectivo, porque hubo un consenso democrático por parte de todas las fuerzas políticas del Estado para que el proyecto de Ley para la Reforma Política saliese adelante.
Ahora bien, muchos, entre los cuales me incluyo, nos consideramos juancarlistas, que no monárquicos, esta Monarquía fue un fenómeno nuevo en la historia de nuestro país, pues fue instaurada por un dictador mediante Ley Orgánica en 1969, y asimismo fue derribada por el nuevo Monarca mediante la famosa octava Ley Fundamental del Reino.
No tiene antecedente ni tendrá precedente, no es la Monarquía de su abuelo, bisabuelo, ni tatarabuela, ni será la de su hijo cuando reine, la cual, si se da el caso, será una Monarquía más efectista, más de corazón televisivo, de papel cuché, dado el origen de la Princesa de Asturias, será una Monarquía de medios de masa, hollywoodiense, quizás menos eficaz y que no tendrá un sustento tan sólido como el que tiene ahora, pues los Príncipes no tienen el carisma de los Reyes.
La Monarquía del siglo XXI pasa porque no haya Monarquía, Juan Carlos I ha marcado una época, la cual se terminará cuando él desaparezca, no porque la Monarquía haya sido mala, sino porque el pueblo español ya ha madurado lo suficiente, para saber que le conviene y lo que no le conviene, los reyes y príncipes forman parte del pasado, como la Iglesia, o como la aristocracia, son estamentos clasistas de antaño, vivimos en un estado laico, civilizado, donde todo más o menos funciona, donde todo vale, hasta cierto punto, dado que una periodista se ha casado con un Príncipe, el siglo XXI observará cambios, bien dentro de esta familia, la cual intenta readaptarse y modernizarse, o bien dentro del sistema de Estado en cuanto a fórmula de Jefatura.
La Monarquía tiene a su favor que trajo la democracia, se descompuso, a través de la propia Ley, un sistema dictatorial, evitando para ello una guerra en el país y un vacío de poder, en contra tiene los escándalos, el que más duele y pesa es el de Iñaki Urdangarín, el yerno que se creía listo y dio el braguetazo de su vida.
No hay Monarquía que mil años dure, y los Borbones lo saben precisamente, se adaptan con los tiempos, como tuvo que adaptarse la Reina de Gran Bretaña, cuando la muerte de su antigua nuera le redujo los índices de popularidad entre sus súbditos, ahora goza de los mejores apoyos, el paso del tiempo la ha favorecido.
Lo lógico es que Su Alteza Real, el príncipe Felipe, una vez coronado por las Cortes Españolas, cuando llegue el momento, convoque un referéndum, para que, al menos, el pueblo español, elija, si seguir con los Borbones, o cambiar a una fórmula nueva en quien recaiga la Jefatura del Estado.