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viernes, 30 de mayo de 2014

¡Os jodemos!

La alternativa del partido de Pablo Iglesias, PODEMOS, es una respuesta lógica a la crisis de partidos, PP-PSOE, quienes durante sus mandatos se han caracterizado por una serie de políticas nefastas y estrepitosas enmarcadas en la línea imperativa de “os jodemos”.

El afán de superación, de decir “yes we can” se enmarca dentro de la lucha ante la adversidad, es la negación del estoicismo lo que nos hace ser fuertes y no perecer en el intento. Poder es querer, querer es afán de cambiar el sistema, el cual es corrupto de pies a cabeza.

El turno de partidos debe de terminar con esta legislatura del PP, la campana ha sonado, señores estamos hartos, el pueblo ha hablado mediante el voto de las elecciones europeas, estamos hartos de PPSOE, de que nos engañen cada cuatro años, el PSOE se ha ido cada vez más pareciendo al PP y éste, a su vez, al PSOE, ambos partidos han creado un enroque, cual ajedrez espartano.

Han gobernado PP y PSOE por partida doble cada uno, llevamos casi doce años de PP y han sido veintidós de PSOE, a falta de polÍticos honrados tipo Adolfo Suárez con ideas claras de cómo dirigir una nación hacia el éxito, el pueblo comienza a volcarse con los partidos pequeños, IU, UPyD, Ciutadans y Podemos.

La alarma de los resultados del pasado día 25 ha desatado una campaña de desacreditación contra la figura (modesta a mi modo de ver) del profesor Pablo Iglesias (idéntico nombre al del fundador del PSOE). ¿Acaso es ilícito querer subir los sueldos y equipararlos a los de la media europea? ¿Es innoble que la jubilación sea a los 60 como muy tarde? ¿Es desleal que los políticos se bajen el suelo en la mayor medida posible? Dicho de otro modo, ¿es lógico criticar a quien quiere revitalizar la tan nefasta política Española?

Los últimos treinta años han sido de alternancia en el poder de los dos principales partidos de la nación, la gente puso sus expectativas en Aznar cuando el PSOE copaba las cabecera de los titulares de prensa con un escándalo de corrupción cada día, los mismos que le dieron la espalda a Felipe, los braguetazos de los 80, la gomina, los banqueros ladrones, y el crimen de estado, se la volvieron a dar a Aznar cuando nos metió en una guerra religiosa donde no había armas nucleares, provocando la mayor tragedia terrorista en España en toda su historia, el pueblo decidió que viniese el iluminado de Zapatero, quien quería reescribir la historia para honrar a su abuelo yendo a Gibraltar de visita, creando un Gobierno paritario, y creando la Alianza de Civilizaciones, al final vino el campechano de Rajoy a demostrarnos que es tan incompetente como su predecesor, debe de ser algo de la política Española.

El turno de partidos comenzó allá por 1875, con Cánovas del Castillo y Sagasta, durante la época de la restauración borbónica, que se prolonga durante la regencia de la reina María Cristina y la minoría de edad del futuro Alfonso XIII. La alternancia del partido conservador y el liberal fue interrumpida por la dictadura de Primo de Rivera (el padre), continuó en la II República con las derechas y las izquierdas, volvió a ser interrumpida por la Guerra Civil y la dictadura de Franco y se recuperó con la transición con la formula del “café para todos”.

¿Para qué ha servido el bipartidismo de los últimos ciento veinte años? Para demostrarnos que tanto unos como otros han estado en política para lucrarse, perjudicar al pueblo con sus políticas inútiles, y arrastrar la crisis de estado que padecemos, crisis que se extiende a todas las esferas de la vida cotidiana, pues todo, y cuando digo todo, me refiero a todo, está corrupto.

Si un señor como Pablo Iglesias, ha tenido (y tiene) la valentía de explicar un proyecto, de hacernos creer que puede haber una alternativa viable, de crear ilusión entre quienes piensan que este sistema no tiene solución, pues bienvenido sea, otros no han sido capaces más que de repetirse, es hora de coger el toro por los cuernos y decir “basta”, la respuesta a la crisis del bipartidismo es el auge de la izquierda, en otros países como Reino Unido o Francia, la respuesta ha sido el brote del fascismo, de partidos ultraconservadores, xenófobos y anti-europeos, véase Marine Le Pen o Nigel Farage.

Podemos cambiar todo lo que está mal, con paciencia y unión, por ahora es una minoría simple, pero importante, veremos lo que ocurrirá en las próximas elecciones generales, si hay sorpresa, por lo pronto Iglesias ya se ha rebajado el sueldo en más de cuatro mil euros mensuales, que es lo que tiene que hacer un político que se dedica a la política de forma vocacional y no para lucrarse.


Mientras que desde el Gobierno no paran de jodernos, la respuesta, la alternativa es PODEMOS.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Queridos políticos


Los políticos, a diferencia del resto de los mortales, pueden morir de dos maneras, la primera de ellas, en vida, con una muerte súbita, una "muerte política", cuando el contrincante les deja K.O ó incluso dentro de su propio partido cuando pierden unas primarias, o cuando nos les queda más remedio que dimitir de sus cargos, y, pueden morir como el resto de los mortales, cuando el corazón para y deja de latir, es decir, de muerte natural.

Esta semana se han muerto dos políticos, pero de distinta forma, así, Esperanza Aguirre ha dejado la política activa después de casi 30 años en ella, se ha "suicidado" políticamente, renunciando a su cargo de Presidenta de la Comunidad de Madrid, sus razones sólo y exclusivamente las conoce ella, pero nos ha dejado entrever que el cáncer que sufrió el año pasado, ha tenido una gran influencia en su decisión.

La otra muerte es la de un semental de la política, un hombre que ha vivido casi 100 años y hasta el último minuto de su vida, fumó sus cigarrillos y siguió la actualidad de España, se trata de Santiago Carrillo, quien falleció en la tarde del martes 18 de septiembre, a los 97 años, durante su siesta habitual, de forma natural y sin sufrimiento alguno.


Por tanto, dos políticos han muerto esta semana por diferentes causas, dos políticos de ideologías distintas y de dos generaciones diferentes, el lunes 17 amanecíamos con la noticia de la "muerte política" de Esperanza Aguirre, el martes 18 conocíamos la muerte natural del viejo león de Carrillo.

De hecho Carrillo se enteró, un día antes de morir, del suicidio político de Esperanza Aguirre.

Ahora bien, ¿con cuál de estas dos muertes nos quedamos? ¿Preferimos que Esperancita se haya retirado a un segundo plano de la política o clamamos al cielo para darle gracias por llevarse a Carrillo?

Esta semana se ha demonizado a ambos, es lo que tiene la política, uno se tira palas de excrementos a la espalda a lo largo de su trayectoria, quiera o no lo quiera uno, la mierda te acaba salpicando antes o más tarde.

Así, a Esperanza Aguirre se le han dedicado esta semana todos los improperios del mundo, entre ellos el de decirle que se va una vez que se adjudica el "pelotazo" del Euro Vegas de Madrid calificativos como "choriza", "fraude", "tapa-mierdas", "ladrona", "Esperrancia". "especuladora", "chula" "mala persona" o "prepotente".

Con Carrillo se han ensañado más los de la derechona, su pasado como supuesto genocida en el controvertido suceso de Paracuellos del Jarama ha pesado como una losa, no sólo sobre el propio Carrillo a lo largo de 70 años, sino que ha sido el adalid de la crítica más destructiva por parte de la derecha más reaccionaria, que siempre lo acusó de este lamentable suceso.

Con Carrillo desaparece una figura clave del siglo XX, un icono rojo de primera y una figura de primer orden en la Transición española de la dictadura a la democracia. Con Esperanza Aguirre desaparece una figura clave del PP, una política dura y que no se ha dejado atacar ni manipular por nadie, ahí están sus joyas verbales contestando a Gallardón, el propio Fraga o Aznar.

La Historia pondrá a cada uno en su sitio como se merece, el paso del tiempo nos dirá que tan buenos políticos eran cada uno de los dos.

República y Monarquía, izquierda y derecha, ricos y pobres, conservadurismo y progresismo, ambos políticos representan los dos polos opuestos que se enfrentaron en la Guerra Civil, lo anecdótico hubiese sido que Manuel Fraga hubiese aguantado unos meses más, y, en lugar de irse el pasado mes de enero, hubiese fallecido casi al mismo tiempo que Carrillo, un día uno y al siguiente el otro, hubiese sido digno de resaltar, que dos adalides de causas bien diferenciadas, con rencor y redecillas, pero respeto mutuo, se hubiesen ido a la vez, pero no ha podido ser.

Nadie sobrevive a la política, ni dentro ni fuera de ella, te puede destruir o destruirla tú a ella, uno se retira cuando cree que es conveniente, Esperanza lo ha visto venir. Carrillo nunca nos desveló el secreto de no dejar de fumar y llegar a los 97, en cualquier caso, ahora tiene que someterse al juicio de la historia, el mismo por el que otros pasaron antes, Azaña, Negrín, Sanjurjo, Mola, Millán Astray, Juan de Borbón, Alfonso XIII, o el mismísimo Franco.

Queridos políticos, adiós.