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lunes, 22 de octubre de 2012

El bipolarismo político



Vivimos en una sociedad bipolar, o se es socialdemócrata o se es neoliberal. No hay espacio para nuevas tendencias porque las tendencias políticas se han polarizado en dos grandes bloques. No discrimino a los llamados “la tercera vía” pero por el momento, son una minoría. 
O se es rojo o se es azul, o se es del PSOE o se es del PP, o se está a favor de los nacionalismos o se está en contra, parece como si todo hubiese quedado absorbido por estas dos grandes corrientes de pensamiento, que tienen su raíz en los moderados y los partidos obreros del siglo XIX respectivamente. 
Lo peor de una democracia como la española no es que el partido del Gobierno sea malo a la hora de gobernar, sino que la oposición es peor que mala, infumable, y el colmo de todo pasa porque no haya una alternativa política que agrupe al suficiente  número de personas como para jubilar a los partidos políticos más votados del Estado. 
Una opción podría ser IU, pero la plebe tiene en mente la imagen del comunismo dictatorial y el mal sabor de boca de la II República, muchos piensan que si se vota a esta fuerza política, convertiríamos a España en una nueva Cuba o una nueva Venezuela. Demagogia barata. El Eurocomunismo es democrático, tolerante y, en el caso de España, hasta juancarlista
A tenor de los resultados de las elecciones de País Vasco del domingo, podemos comprobar cómo la sociedad vasca se desmarca de esta tendencia a la bipolarización, la suma de los diputados de PNV y Bildu es 48 diputados, de 75 que tiene el Parlamento Vasco, aunque sumemos la fuerza de PSOE y PP, sólo dan como resultado un mísero resultado 26 escaños.
La sociedad vasca, con todo mi respeto, ha decidido desmarcarse del bipolarismo del resto del Estado, la abrumadora mayoría de las fuerzas nacionalistas corrobora que ha habido un giro en la opinión de la mayoría del pueblo vasco, hartos de gobiernos de coalición o de alternar PSOE y PNV en el poder durante los pasados años. Los resultados han sido muy repartidos, y hay tres grandes grupos de opción, derecha nacionalista (PNV), izquierda abertzale (Bildu) y la suma de partidos no nacionalistas (PSOE y PP).
En Euskadi son más proclives a un reparto a tres, tres son las provincias del País Vasco, tres veces se multiplica el número 25 para dar como resultado 75 escaños en el Parlamento de Vitoria, 3 con las opciones mayoritarias en política. En el resto del Estado seguimos encallados en la alternancia de poderes entre PP y PSOE, unos lo hacen mal, los otros lo hacen peor.
Habría que pensar que el turno de partidos funcionó en España siempre hasta un cierto momento, cuando era necesario, basta con echar la vista atrás y recordar la época de Cánovas del Castillo y Sagasta, los cuales se alternaron en el Gobierno hasta que el sistema fracasó. 
En este caso ni PP ni PSOE son capaces de sacarnos de la crisis, habría que movilizar a todos esos simpatizantes del 25-S no en la deshonrosa tarea de tirarle piedras a la Policía Nacional sino en la movilización política de crear un partido del pueblo y para el pueblo, una revolución de las masas pacífica, democrática, y con unas siglas que representen a todos los que quieren seguir creyendo en este sistema democrático de España en el siglo XXI. 
Conviene pasar página y salir del bipolarismo, o acabaremos todos siendo bipolares.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Queridos políticos


Los políticos, a diferencia del resto de los mortales, pueden morir de dos maneras, la primera de ellas, en vida, con una muerte súbita, una "muerte política", cuando el contrincante les deja K.O ó incluso dentro de su propio partido cuando pierden unas primarias, o cuando nos les queda más remedio que dimitir de sus cargos, y, pueden morir como el resto de los mortales, cuando el corazón para y deja de latir, es decir, de muerte natural.

Esta semana se han muerto dos políticos, pero de distinta forma, así, Esperanza Aguirre ha dejado la política activa después de casi 30 años en ella, se ha "suicidado" políticamente, renunciando a su cargo de Presidenta de la Comunidad de Madrid, sus razones sólo y exclusivamente las conoce ella, pero nos ha dejado entrever que el cáncer que sufrió el año pasado, ha tenido una gran influencia en su decisión.

La otra muerte es la de un semental de la política, un hombre que ha vivido casi 100 años y hasta el último minuto de su vida, fumó sus cigarrillos y siguió la actualidad de España, se trata de Santiago Carrillo, quien falleció en la tarde del martes 18 de septiembre, a los 97 años, durante su siesta habitual, de forma natural y sin sufrimiento alguno.


Por tanto, dos políticos han muerto esta semana por diferentes causas, dos políticos de ideologías distintas y de dos generaciones diferentes, el lunes 17 amanecíamos con la noticia de la "muerte política" de Esperanza Aguirre, el martes 18 conocíamos la muerte natural del viejo león de Carrillo.

De hecho Carrillo se enteró, un día antes de morir, del suicidio político de Esperanza Aguirre.

Ahora bien, ¿con cuál de estas dos muertes nos quedamos? ¿Preferimos que Esperancita se haya retirado a un segundo plano de la política o clamamos al cielo para darle gracias por llevarse a Carrillo?

Esta semana se ha demonizado a ambos, es lo que tiene la política, uno se tira palas de excrementos a la espalda a lo largo de su trayectoria, quiera o no lo quiera uno, la mierda te acaba salpicando antes o más tarde.

Así, a Esperanza Aguirre se le han dedicado esta semana todos los improperios del mundo, entre ellos el de decirle que se va una vez que se adjudica el "pelotazo" del Euro Vegas de Madrid calificativos como "choriza", "fraude", "tapa-mierdas", "ladrona", "Esperrancia". "especuladora", "chula" "mala persona" o "prepotente".

Con Carrillo se han ensañado más los de la derechona, su pasado como supuesto genocida en el controvertido suceso de Paracuellos del Jarama ha pesado como una losa, no sólo sobre el propio Carrillo a lo largo de 70 años, sino que ha sido el adalid de la crítica más destructiva por parte de la derecha más reaccionaria, que siempre lo acusó de este lamentable suceso.

Con Carrillo desaparece una figura clave del siglo XX, un icono rojo de primera y una figura de primer orden en la Transición española de la dictadura a la democracia. Con Esperanza Aguirre desaparece una figura clave del PP, una política dura y que no se ha dejado atacar ni manipular por nadie, ahí están sus joyas verbales contestando a Gallardón, el propio Fraga o Aznar.

La Historia pondrá a cada uno en su sitio como se merece, el paso del tiempo nos dirá que tan buenos políticos eran cada uno de los dos.

República y Monarquía, izquierda y derecha, ricos y pobres, conservadurismo y progresismo, ambos políticos representan los dos polos opuestos que se enfrentaron en la Guerra Civil, lo anecdótico hubiese sido que Manuel Fraga hubiese aguantado unos meses más, y, en lugar de irse el pasado mes de enero, hubiese fallecido casi al mismo tiempo que Carrillo, un día uno y al siguiente el otro, hubiese sido digno de resaltar, que dos adalides de causas bien diferenciadas, con rencor y redecillas, pero respeto mutuo, se hubiesen ido a la vez, pero no ha podido ser.

Nadie sobrevive a la política, ni dentro ni fuera de ella, te puede destruir o destruirla tú a ella, uno se retira cuando cree que es conveniente, Esperanza lo ha visto venir. Carrillo nunca nos desveló el secreto de no dejar de fumar y llegar a los 97, en cualquier caso, ahora tiene que someterse al juicio de la historia, el mismo por el que otros pasaron antes, Azaña, Negrín, Sanjurjo, Mola, Millán Astray, Juan de Borbón, Alfonso XIII, o el mismísimo Franco.

Queridos políticos, adiós.