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domingo, 27 de julio de 2014

El gallo azul




Hace un año que disfrutamos en Londres de la escultura "Hahn / Cock" (Gallo en alemán e inglés) de la alemana Katharina Fristch, obra de color azul, de casi cinco metros de altura, fabricada en plástico reforzado con fibra de vidrio. La escultura significa, en palabras de su autora, "la regeneración, el despertar y la fuerza". Claro que lo que la autora ignoraba es que el gallo es un símbolo no oficial de Francia, del orgullo francés en el deporte y colocarlo en uno de los cuatro pedestales de la emblemática plaza, el que lleva vacante 150 años por falta de fondos, fue motivo de ironía por parte del alcalde de la ciudad, Boris Johnson, pues Trafalgar Square commemora el triunfo naval de los británicos sobre los franceses y españoles en la batalla que tuvo cerca de la costa de Cádiz. Cuando la artista se enteró de la anécdota dijo que sería divertido disfrutar de algo francés en una plaza que commemora la victoria sobre Napoleón. La palabra "cock" tiene connotaciones sexuales, un doble significado, por un lado significa gallo, pero  también se utiliza para hacer mención al miembro viril, hay quien opta para referirse al gallo por las expresiones "cockerel" o "rooster". Trafalgar Square en sí es una construcción fálica de estilo neoclásico, representa el poder, la masculinidad, el hombre triunfante, todo en Trafalgar es una gran erección, como la inmensa columnata que homenajea al almirante Nelson. Ubicar a un gran gallo azul en una de las cuatro esquinas de la plaza desafia la masculinidad del conjunto durante 18 meses. Napoleón ha resucitado en forma de gallo, debe pensar Johnson. El gallo es una escultura feminista hecha por una mujer, que viene a balancear el poder que antaño tuvieron los hombres, representados algunos de ellos en los otros tres pedestales de la emblemática plaza. El gallo desafía el gris neoclásico del conjunto masculino, desafia con su azul impecable el humor británico, a veces un tanto oscuro, y advierte que los tiempos son diferentes y que las mujeres y los hombres son iguales en derechos y deberes. 

lunes, 22 de octubre de 2012

El bipolarismo político



Vivimos en una sociedad bipolar, o se es socialdemócrata o se es neoliberal. No hay espacio para nuevas tendencias porque las tendencias políticas se han polarizado en dos grandes bloques. No discrimino a los llamados “la tercera vía” pero por el momento, son una minoría. 
O se es rojo o se es azul, o se es del PSOE o se es del PP, o se está a favor de los nacionalismos o se está en contra, parece como si todo hubiese quedado absorbido por estas dos grandes corrientes de pensamiento, que tienen su raíz en los moderados y los partidos obreros del siglo XIX respectivamente. 
Lo peor de una democracia como la española no es que el partido del Gobierno sea malo a la hora de gobernar, sino que la oposición es peor que mala, infumable, y el colmo de todo pasa porque no haya una alternativa política que agrupe al suficiente  número de personas como para jubilar a los partidos políticos más votados del Estado. 
Una opción podría ser IU, pero la plebe tiene en mente la imagen del comunismo dictatorial y el mal sabor de boca de la II República, muchos piensan que si se vota a esta fuerza política, convertiríamos a España en una nueva Cuba o una nueva Venezuela. Demagogia barata. El Eurocomunismo es democrático, tolerante y, en el caso de España, hasta juancarlista
A tenor de los resultados de las elecciones de País Vasco del domingo, podemos comprobar cómo la sociedad vasca se desmarca de esta tendencia a la bipolarización, la suma de los diputados de PNV y Bildu es 48 diputados, de 75 que tiene el Parlamento Vasco, aunque sumemos la fuerza de PSOE y PP, sólo dan como resultado un mísero resultado 26 escaños.
La sociedad vasca, con todo mi respeto, ha decidido desmarcarse del bipolarismo del resto del Estado, la abrumadora mayoría de las fuerzas nacionalistas corrobora que ha habido un giro en la opinión de la mayoría del pueblo vasco, hartos de gobiernos de coalición o de alternar PSOE y PNV en el poder durante los pasados años. Los resultados han sido muy repartidos, y hay tres grandes grupos de opción, derecha nacionalista (PNV), izquierda abertzale (Bildu) y la suma de partidos no nacionalistas (PSOE y PP).
En Euskadi son más proclives a un reparto a tres, tres son las provincias del País Vasco, tres veces se multiplica el número 25 para dar como resultado 75 escaños en el Parlamento de Vitoria, 3 con las opciones mayoritarias en política. En el resto del Estado seguimos encallados en la alternancia de poderes entre PP y PSOE, unos lo hacen mal, los otros lo hacen peor.
Habría que pensar que el turno de partidos funcionó en España siempre hasta un cierto momento, cuando era necesario, basta con echar la vista atrás y recordar la época de Cánovas del Castillo y Sagasta, los cuales se alternaron en el Gobierno hasta que el sistema fracasó. 
En este caso ni PP ni PSOE son capaces de sacarnos de la crisis, habría que movilizar a todos esos simpatizantes del 25-S no en la deshonrosa tarea de tirarle piedras a la Policía Nacional sino en la movilización política de crear un partido del pueblo y para el pueblo, una revolución de las masas pacífica, democrática, y con unas siglas que representen a todos los que quieren seguir creyendo en este sistema democrático de España en el siglo XXI. 
Conviene pasar página y salir del bipolarismo, o acabaremos todos siendo bipolares.