Vivimos en una sociedad bipolar, o se es socialdemócrata o se es neoliberal. No hay espacio para nuevas tendencias porque las tendencias políticas se han polarizado en dos grandes bloques. No discrimino a los llamados “la tercera vía” pero por el momento, son una minoría.
O se es rojo o se es azul, o se es del PSOE o se es del PP, o se está a favor de los nacionalismos o se está en contra, parece como si todo hubiese quedado absorbido por estas dos grandes corrientes de pensamiento, que tienen su raíz en los moderados y los partidos obreros del siglo XIX respectivamente.
Lo peor de una democracia como la española no es que el partido del Gobierno sea malo a la hora de gobernar, sino que la oposición es peor que mala, infumable, y el colmo de todo pasa porque no haya una alternativa política que agrupe al suficiente número de personas como para jubilar a los partidos políticos más votados del Estado.
Una opción podría ser IU, pero la plebe tiene en mente la imagen del comunismo dictatorial y el mal sabor de boca de la II República, muchos piensan que si se vota a esta fuerza política, convertiríamos a España en una nueva Cuba o una nueva Venezuela. Demagogia barata. El Eurocomunismo es democrático, tolerante y, en el caso de España, hasta juancarlista.
A tenor de los resultados de las elecciones de País Vasco del domingo, podemos comprobar cómo la sociedad vasca se desmarca de esta tendencia a la bipolarización, la suma de los diputados de PNV y Bildu es 48 diputados, de 75 que tiene el Parlamento Vasco, aunque sumemos la fuerza de PSOE y PP, sólo dan como resultado un mísero resultado 26 escaños.
La sociedad vasca, con todo mi respeto, ha decidido desmarcarse del bipolarismo del resto del Estado, la abrumadora mayoría de las fuerzas nacionalistas corrobora que ha habido un giro en la opinión de la mayoría del pueblo vasco, hartos de gobiernos de coalición o de alternar PSOE y PNV en el poder durante los pasados años. Los resultados han sido muy repartidos, y hay tres grandes grupos de opción, derecha nacionalista (PNV), izquierda abertzale (Bildu) y la suma de partidos no nacionalistas (PSOE y PP).
En Euskadi son más proclives a un reparto a tres, tres son las provincias del País Vasco, tres veces se multiplica el número 25 para dar como resultado 75 escaños en el Parlamento de Vitoria, 3 con las opciones mayoritarias en política. En el resto del Estado seguimos encallados en la alternancia de poderes entre PP y PSOE, unos lo hacen mal, los otros lo hacen peor.
Habría que pensar que el turno de partidos funcionó en España siempre hasta un cierto momento, cuando era necesario, basta con echar la vista atrás y recordar la época de Cánovas del Castillo y Sagasta, los cuales se alternaron en el Gobierno hasta que el sistema fracasó.
En este caso ni PP ni PSOE son capaces de sacarnos de la crisis, habría que movilizar a todos esos simpatizantes del 25-S no en la deshonrosa tarea de tirarle piedras a la Policía Nacional sino en la movilización política de crear un partido del pueblo y para el pueblo, una revolución de las masas pacífica, democrática, y con unas siglas que representen a todos los que quieren seguir creyendo en este sistema democrático de España en el siglo XXI.
Conviene pasar página y salir del bipolarismo, o acabaremos todos siendo bipolares.