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domingo, 21 de octubre de 2012

El artículo 155 de la Constitución



En 34 años de democracia nunca se ha aplicado el Artículo 155 de nuestra Constitución, el cual dice textualmente lo siguiente:
 
1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.


2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.


Hemos tenido gobiernos que fueron muy blandos con el problema nacionalista de Cataluña y País Vasco, y que cedieron a casi todas las pretensiones que se plantearon en los debates, se aceptó todo tipo de chantaje hasta alcanzar un límite como el que estamos ahora viviendo, fruto de una educación, la de la Comunidad de Cataluña, que recoge sus frutos, tras haber instruido durante años a los niños y jóvenes, fomentando el odio hacia todo lo que pareciese español, olvidándose de que la mayoría de catalanes que viven en Cataluña, descienden de andaluces, extremeños y manchegos, que en su día emigraron a esta tierra en busca de trabajo, en una España de postguerra desolada, Franco decidió que la mejor solución era instalar la industria textil y de la automoción en Cataluña, como por ejemplo la fábrica Seat de automóviles, que dio trabajo a mucha gente durante décadas.
El nacionalismo se frota las manos con la crisis de la que aún no ha salido el España, se aprovecha la coyuntura económica para culpar al Estado, y fomentar aún más el deseo de un pueblo adoctrinado en unas ideas descabelladas para acusar al propio Estado de robarles y no entregarles nada a cambio. Se coacciona a todo aquel que piense diferente, se censura todo lo que no esté a favor de las ideas nacionalistas, por poner un ejemplo, hay familias catalanas de origen andaluz que, coaccionados por la presión nacionalista que ejerce la Generalitat, prohiben a sus hijas ir a clases de flamenco con el traje de faralaes.
 
¿Qué buscan los nacionalistas como el Señor Mas? El poder, aunque tengan que reducir su Estado a lo que es la actual Comunidad Autónoma de Cataluña, aunque tengan que dividir a la sociedad catalana entre nacionalistas y no nacionalistas y gobernar sólo para los primeros, marginando socialmente a los segundos. Se busca irse de un Estado monárquico de cientos de años para crear uno nuevo al estilo del antiguo III Reich alemán, un mini estado europeo intolerante políticamente donde todos estén adoctrinados, para poder resarcirse en que sus ideas nacionalistas son las correctas, un nuevo Mónaco pero estigmatizado por el tufo político de unas ideas caducas, habiendo engañado al pueblo y habiéndose engañado ellos mismos pensando que, sin el resto de España, estarían económicamente mejor y su economía crecería más que la de cualquier país de la Unión Europea.

¿Qué debe de hacer nuestro Gobierno, ese que ha elegido la mayoría del pueblo español? Hacer lo que nadie se ha atrevido a hacer hasta ahora, aplicar el Artículo 155 de la Constitución si el señor Arturo Mas decide convocar, ya sea referéndum o consulta soberanista al pueblo catalán sobre la independencia, asimismo se debe aplicar dicho Artículo si Arturo Mas prosigue forzando los límites legales de la Constitución en su labor como Presidente de una Comunidad Autónoma.
La Soberanía Nacional reside en el pueblo español, quienes ratificaron democráticamente en 1978 (los catalanes en mayoría) la Constitución y a Don Juan Carlos I como Jefe del Estado. Todo lo demás es acoso al Estado, a un Gobierno que titubea, y tiene un problema de manejar situaciones como éstas, donde no bastan las palabras, el pueblo pide acciones, hay que tomar la iniciativa de decirles a estos mercenarios que durante años han sacado hasta el último Euro al Gobierno central, basta, o ceden en sus propósitos, o se les suprime la Autonomía y la Generalitat si no cumplen dicho Artículo. Están obviando la Constitución, el Estado de las Autonomías y al resto de españoles, practicando una desobediencia política y social como auténticos desertores y traidores de la democracia y del Estado por sus ideas desproporcionadas.
¿A qué está esperando el Gobierno? Artículo 155 ya, por favor.

lunes, 24 de septiembre de 2012

“Las Autonosuyas

No se trata de una crisis del Estado de derecho, ni de una crisis de la democracia, tampoco una crisis de la Monarquía, y mucho menos, del estado de bienestar. Se trata de una crisis de identidad que España arrastra desde hace un tiempo, ya largo, de si es una o muchas.

Es una crisis del Estado de las Autonomías, el cual nació con la Constitución de 1978, aquella fórmula del café para todos, la cual permitió que unas autonomías accediesen al Estatuto por la vía rápida (caso de Andalucía, Cataluña, Galicia, Navarra y País Vasco) y el resto (Principado de Asturias, Cantabria, La Rioja, Castilla y León, Castilla La Mancha, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Comunidad de Madrid, Islas Baleares, Islas Canarias, Aragón, y Extremadura) lo hiciesen a través del procedimiento ordinario.
Desde entonces, hace ya casi 35 años, hemos estado viviendo con un modelo que, si a priori, parecía la mejor opción para un país que venía de una dictadura nacionalcatolicista y centralizadora, a la postre, ha resultado ser inviable.
Es inviable en todos los aspectos de la política y ello afecta al día a día de los ciudadanos, uno de los ejemplos clave de este modelo autonómico, es la osadía de Cataluña a pedir la emancipación del resto del Estado. Algo que no es más que el caballo de batalla de unos cuantos millones de personas, acabará siendo el modelo a copiar por parte de otras regiones.
El Estado ha entrado en crisis, sí, pero esta crisis se debe a que el modelo autonómico trajo consigo una diferente distribución de la riqueza, de la cual, unos reciben más y otros menos dineros, y a cambio, lo mismo, unos aportan más y otros aportan menos, la balanza no se equilibra y las cuentas no salen.
Durante la Transición se quiso hacer un modelo a medio camino entre el federalismo de los Estados Unidos y el centralismo de Francia, por eso se optó por la tercera vía, la España de las Autonomías, que ha terminado haciendo honor al título de aquella película de los 80 “Las Autonosuyas”, porque suyas son, muy suyas, sobre todo determinadas comunidades a donde uno viaja y ya de llegada te hacen sentir como que no eres de allí.
Los expertos juristas que en su día fueron padres de la Constitución, crearon, sin ser conscientes de ello, un reino de taifas, es decir, que estamos planteándonos el volver atrás en el tiempo, a la  época anterior a la unificación dinástica de los Reyes Católicos, ¿qué va a ser lo próximo? ¿El Califato de Córdoba?
La única salida viable para estos tiempos de crisis que nos toca vivir, crisis económica de la que se responsabiliza al Estado de las Autonomías, por ser incapaz de resolverla en un plazo corto de tiempo, parece discurrir por la vía del Federalismo.
Ahora bien, ese Federalismo no conlleva que cada región de España vaya por libre y tenga una autogestión total, sino que tendría que seguir habiendo una administración central, como la hay en Estados Unidos y una figura central como jefe de Estado como la hay en Estados Unidos, es decir, que es perfectamente compatible la figura del rey Juan Carlos con un modelo federal de Estado.
La otra opción, y no sé si el pueblo español está preparado para ello, pasa por volver a un estado centralizado, sin comunidades autónomas, como en Francia o Italia, o Alemania, un estado más fuerte que desde Madrid administre todas las regiones de España, a las que se se podría llamar Departamentos o Regiones o Territorios, la figura del monarca, en este caso también es indispensable.
Una crisis económica se soluciona desde la unión, para eso el modelo de estado centralizado sería eficaz, como el que existe en los países vecinos de Europa, una mejor administración y distribución de la riqueza desde Madrid, o desde cualquier otro punto de España para solventar una crisis económica, que dura ya desde 2009.
Cuando España ha estado mejor en su historia es desde la unión, haciendo honor al dicho de que “la unión hace la fuerza”, pero cada vez que hemos tenido disputas internas, nos hemos quedado siempre a las puertas de algo, ahí está el ejemplo de los deportes o de los asuntos internacionales, donde siempre tenemos que asistir a la lucha Madrid-Barcelona, la cual no tiene sentido ninguno.
Una crisis económica no se soluciona desde Alcorcón, ni desde Burjassot, ni desde Palma de Mallorca, porque el federalismo traería consigo unas desigualdades totales de riqueza y bienestar, y traería consigo una clase política corrupta que dejaría cada región seca de recursos.
¿Cuál es la identidad de España? ¿Es un país multicultural, con varias lenguas habladas, con diferentes religiones y con diferentes razas? Bien, Reino Unido lo es y no por ello cada idioma quee se habla es oficial ni cada territorio busca la independencia, sino que, al contrario, se utiliza la unión para crear la fuerza, por eso la bandera de Reino Unido es la Union Jack, una bandera que representa la unión de tres colores, cada color a su vez representa a uno de los tres países que forman Reino Unido.
No hay político en España que haya sabido manejar el tema de los nacionalismo y meterles en cintura, hace falta valor y mucho temple, si España es una y no cincuenta y una, por tanto habrá que crear un estado fuerte capaz de salir de la crisis, no un estado con 4 idiomas oficiales, porque España no es Suiza, ni es tampoco India, España es un país donde hay una historia común de estado nación que se remonta al siglo XV, todo lo demás son fábulas distorsionadas de la realidad y cortinas de humo que nos venden los políticos nacionalistas para buscar su propio beneficio y engañar a la plebe.
Si se aboga por un modelo federal, cada federación o territorio tiene que tener los mismos privilegios, no como la fórmula del 78, que por una razón de exclusividad y de haber tenido órganos preautonómicos reconocidos legalmente , unos accedieron a una vía rápida y a una serie de privilegios que los que accedieron por el procedimiento normal no pudieron disfrutar (Conviene recordar que País Vasco y Cataluña jamás han sido reinos, en tal caso Aragón, Galicia, Asturias, Granada, o Navarra).
Un Estado vertebrado, consistente, y no un estado que se descompone a piezas por la pericia de unos pocos políticos corruptos que hay en determinadas regiones, copiemos el modelo francés o italiano de centralización, o, si se va por la vía del federalismo, tipo Suiza o Estados Unidos, que sea equitativo para cada región y que siga existiendo una administración central en caso de conflicto, pero lo que se haga, que se haga bien, porque los errores de cara a un futuro se pagan muy caros, a la vista está lo que nos toca vivir en estos años, la incertidumbre, la poca coherencia, el despropósito, se mezclan churras con merina, independentismo de un antiguo condado de Aragón porque la crisis también les ha afectado a ellos como al resto del país y los políticos catalanes se aprovechan.
Hay que saber estar a la duras y a las maduras, arrimar el hombro cuando viene Paco con las rebajas y saber, que juntos, se puede salir, separados no, y si no, basta con mirar a Alemania, como se reunificó en 1990 tras la caída del muro de Berlín y las condiciones en que se reunieron los dos países.
Para superar una crisis personal, primero establecer la identidad, realzarla, creer en ella, luego se superará todo lo demás.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La Monarquía del Siglo XXI


La nueva era ha llegado, algo que supera a Matrix, Avatar, o incluso, Prometheus, se trata de la nueva página web de la Casa Real, www.casareal.es, la cual ha sido presentada hoy.


Tres generaciones, padre, hijo y nieta, rey, príncipe e infanta, para darnos a entender, por si alguno aún no se ha enterado, que a Su Majestad, de 74 años, lo sucederá su hijo, de 44, Su Alteza Real el Príncipe Felipe, y, a su vez, al futuro Felipe VI, lo sucederá su hija de 7 años, una vez que se reforme la Constitución eliminando la Ley Sálica, que da preferencia a los varones sobre las hembras.
La página web, presume de ser de las más modernas del mundo, sólo superada por la británica, pues desde ahora, los ciudadanos podrán enviar sus cartas a golpe de teclado a los miembros de la Familia Real.
Ésta página, mejorada estéticamente, no es más que un gasto superfluo para dar un lavado de imagen, tras el escándalo del Duque de Palma, hacernos ver lo bonita que es la absoleta Monarquía, sus miembros y confirmarnos, una vez más, que no tiene futuro alguno una vez que desaparezca Don Juan Carlos, ni en la persona de su hijo, ni en la de cualquier otro miembro de su familia.
Si bien es cierto, que los últimos 37 años, han sido los de mayor estabilidad de toda la historia de España, que se devolvió al pueblo español unas libertades y derechos de las que careció por siempre jamás, hay que reconocer el mérito de que esta Monarquía fue fruto de un esfuerzo personal y colectivo, personal reflejado en la persona de Don Juan Carlos, hombre campechano y afable, criado a la sombra castrante del dictador Franco y, colectivo, porque hubo un consenso democrático por parte de todas las fuerzas políticas del Estado para que el proyecto de Ley para la Reforma Política saliese adelante.
Ahora bien, muchos, entre los cuales me incluyo, nos consideramos juancarlistas, que no monárquicos, esta Monarquía fue un fenómeno nuevo en la historia de nuestro país, pues fue instaurada por un dictador mediante Ley Orgánica en 1969, y asimismo fue derribada por el nuevo Monarca mediante la famosa octava Ley Fundamental del Reino.
No tiene antecedente ni tendrá precedente, no es la Monarquía de su abuelo, bisabuelo, ni tatarabuela, ni será la de su hijo cuando reine, la cual, si se da el caso, será una Monarquía más efectista, más de corazón televisivo, de papel cuché, dado el origen de la Princesa de Asturias, será una Monarquía de medios de masa, hollywoodiense, quizás menos eficaz y que no tendrá un sustento tan sólido como el que tiene ahora, pues los Príncipes no tienen el carisma de los Reyes.
La Monarquía del siglo XXI pasa porque no haya Monarquía, Juan Carlos I ha marcado una época, la cual se terminará cuando él desaparezca, no porque la Monarquía haya sido mala, sino porque el pueblo español ya ha madurado lo suficiente, para saber que le conviene y lo que no le conviene, los reyes y príncipes forman parte del pasado, como la Iglesia, o como la aristocracia, son estamentos clasistas de antaño, vivimos en un estado laico, civilizado, donde todo más o menos funciona, donde todo vale, hasta cierto punto, dado que una periodista se ha casado con un Príncipe, el siglo XXI observará cambios, bien dentro de esta familia, la cual intenta readaptarse y modernizarse, o bien dentro del sistema de Estado en cuanto a fórmula de Jefatura.
La Monarquía tiene a su favor que trajo la democracia, se descompuso, a través de la propia Ley, un sistema dictatorial, evitando para ello una guerra en el país y un vacío de poder, en contra tiene los escándalos, el que más duele y pesa es el de Iñaki Urdangarín, el yerno que se creía listo y dio el braguetazo de su vida.
No hay Monarquía que mil años dure, y los Borbones lo saben precisamente, se adaptan con los tiempos, como tuvo que adaptarse la Reina de Gran Bretaña, cuando la muerte de su antigua nuera le redujo los índices de popularidad entre sus súbditos, ahora goza de los mejores apoyos, el paso del tiempo la ha favorecido.
Lo lógico es que Su Alteza Real, el príncipe Felipe, una vez coronado por las Cortes Españolas, cuando llegue el momento, convoque un referéndum, para que, al menos, el pueblo español, elija, si seguir con los Borbones, o cambiar a una fórmula nueva en quien recaiga la Jefatura del Estado.