domingo, 28 de abril de 2013

Menorca y el marketing


La semana pasada no publiqué mi artículo de los domingos por hallarme de vacaciones en la isla de Menorca.
Tuve la mala suerte de no poder disfrutar del sol en Calan Porter, pero el personal del hotel Sa Barrera, en el cual me alojé, con un trato amable y familiar, fue un buen sustituto en esos momentos de paz y tranquilidad.
Cabe decir que todos los miembros del personal del hotel son italianos, que saben cómo ganarse la confianza de los clientes, yo de hecho si algún día vuelvo a la isla, volveré a alojarme con ellos. Los italianos saben lo que traen entre manos, está claro, no en vano, España no hubiese descubierto nada en América sino hubiese sido por ese gran navegante genovés llamado Colón.


Hay una problemática en toda Menorca, no exclusivo de Calan Porter, más aún ahora con los efectos de la crisis que estamos padeciendo, y, a tenor de lo que hablé con diferentes personas del pueblo, la principal conclusión de mi estancia es que la gente de la isla no está educada en el marketing y se está perdiendo mucho turismo.
Hace años, los menorquines eran conscientes de que los clientes venían solos, fuesen alemanes, británicos o franceses, que no tenían que hacer ningún esfuerzo y que en un mes de verano, hacían el año. Pero con la llegada de internet, todo cambió, ahora el cliente, a muchos kilómetros de distancia, selecciona lo que quiere, como si de un canal temático de televisión se tratase, lo cual aumenta la competitividad, hay que ofrecer no sólo cantidad, sino también calidad.
El cliente actual está educado en internet y conoce diferentes páginas web, el negocio que funciona es aquel, que no sólo sabe promocionarse en los diferentes canales de comunicación y redes sociales, sino aquel que mima al cliente y le ofrece un producto competitivo a un precio competitivo.
Los menorquines se han quedado en el pasado esperando que vengan los clientes a caer en la trampa de comer poco por mucho precio, o pagar una gran cantidad de euros por una habitación de hotel donde no han cambiado una cortina en 30 años (yo estuve a punto de ser engañado con los precios).
Añadamos a lo anterior mencionado la gran fama de que los menorquines no son amables, lo he experimentado y puedo contarlo, se lo dije a un británico en un pub irlandés y su respuesta fue “That’s Menorca” (“Eso es Menorca”). Pues si eso es Menorca o Menorca va en esa dirección no debe de extrañarnos que paseando por sus calles observemos gran cantidad de carteles en las fachadas de restaurantes y casas que dicen “se vende”.
¿Cómo una isla que vive fundamentalmente del turismo puede tener una actitud arrogante hacia el turismo? ¿Cómo se puede vivir en el pasado sin perspectiva de futuro pensando que los clientes son tontos y no saben lo que quieren?
Debería de acudir un experto en marketing a Mahón o Ciutadella proveniente de Nueva York o Londres y explicarles a los pequeños empresarios de la isla la importancia del Marketing y de la atención al cliente, al cliente hay que darle un precio justo de un producto lo suficientemente bueno y dejarle un buen sabor de boca para que siempre regrese. No se trata, como pretende el amigo granadino que conocí en Mahón de cortar el pelo por 23 euros tras hacerte un masaje de cuello mientras te ponen música chillout sino que todo tiene que ser de una gran calidad y una gran amabilidad.
Uno está ya cansado de entrar en tiendas y restaurantes del pueblo de Calan Porter y que ni te hablen, ni te saluden, ni te digan adiós, ni te digan “buen apetito”, ni te sonrían, ni te digan nada de nada, hasta ese momento, sólo había visto una gente rara, la de Twin Peaks, pero aquello era ficción y esto es la realidad, si los españoles van poco, o casi nada, por allí, debe de ser por algo, ¿quizás este trato grosero y antipático de una gente que pertenece a España pero no se siente parte de ella por ser islas, por ello la llaman “la península” y no España?
Mal asunto, si esto sigue así, a los dueños de tiendas, restaurantes y bares de los pueblos de Menorca les queda un telediario como no cambien de actitud o no eduquen su actitud, ser amable no cuesta nada, una sonrisa se agradece, el cliente siempre tiene razón, y vivimos en un mundo lleno de competidores, no sobra ningún cliente, veamos un ejemplo de arrogancia, en mi último día fui a un local de comida rápida, y pedí unos bocadillos, la señora (menorquina, of course) me dijo que estaba abierto pero que sólo abría el local para un cumpleaños… es decir, ¿abres o no abres el bar?
Los ingleses son los más amables del pueblo y de la isla, más abiertos de mente y están al negocio, fueron los primeros que me dijeron lo de “necesitamos a los españoles de la península, que vengan aquí, los necesitamos para el turismo”. ¿Se entera un menorquín de eso o hay que darle un curso acelerado de marketing?
La arrogancia de los isleños, su crisis de identidad (pertenecen pero no se sienten de España), su ignorancia y malos modales no atrae el turismo, o el turismo de buena calidad, intentan cobrar unos precios por una comida u bebidas que no valen eso y entre todo y todos el negocio se está yendo a pique, excepto para los que de verdad saben estar al negocio y valoran cada cliente que entra y sale de sus instalaciones, los miembros del hotel Sa Barrera, una sonrisa junto al mar. Digno de visitar y de imitar por otros, siempre se puede aprender, que tomen buena nota los lugareños.

martes, 9 de abril de 2013

Dos mujeres


El 8 de abril será recordado por la casualidad en la fatalidad de dos féminas, tan importantes como diferentes entre sí. El 8 de abril murieron Margaret Thatcher  y Sara Montiel. Reino Unido y España están de luto, los primeros por un baluarte político, odiada y admirada a partes iguales, los segundos lloran a su diva más internacional, la primera que llegó a Hollywood en una época de carencia de bellezas hispanas. Margaret Hilda Roberts, conocida como Maggie, era la hija de un tendero que en su periplo de vida murió siendo Baronesa Thatcher, estuvo once años y medio en el cargo de Primer Ministro, la segunda más longeva en la historia de la Gran Bretaña y la única mujer en ostentarlo. Maria Antonia Abad Fernández, alias Sara Montiel, nació más pobre aún que Maggie, paupérrima, en Campo de Criptana, no aprendió a leer y escribir hasta los 17 años, le dijo a Gary Cooper Would you like to fight with me y Hollywood se rindió a sus pies. Thatcher llevó la Armada Británica a las Islas Malvinas, cuando éstas fueron ocupadas por los argentinos durante la dictadura militar de Videla. Sara Montiel protagonizó su "último cuplé" y resultó ser el primero de sus grandes éxitos y uno de los más grandes del cine español. Sara dejó el cine a los 45 años, Maggie la política a los 65, sus propios miembros de partido le ayudaron en un suicidio político menos doloroso. Maggie se fue con la cabeza bien alta, Sara dejó el cine en el momento en que las películas "S" empezaban a configurarse. Maggie ha estado enferma los últimos diez años, ha tenido de todo, demencia senil, infartos, derrames, y un tumor de vejiga, Sara Montiel ha muerto de repente, su corazón dejó de latir una mañana de lunes a eso de las diez, ya no quería latir más, todo el glamour del mundo la acompaño en ese momento. Maggie ha vivido casi 88 años, Sara 85. Han cumplido con sus tareas, bien o mal, ahora una parte de la prensa se resarcirá con ellas, más probablemente con Sara, de la cual no perdonan que hubiese vivido como quiso en una época en la que era impensable. Ambas mujeres se llevan consigo su fuerte carácter, indómito, contundente, de metérseles una idea en la cabeza y llevarla hasta sus últimas consecuencias. Sara se rodeó de intelectuales, Maggie de mediocres. La reina Isabel no le tenía mucha estima, está triste porque se le va una compañera de generación y ve que son ya muchos años los que han estado en este mundo. Sara quería no morirse jamás, no ha podido cumplir con ese sueño de, al menos, llegar a los cien. Maggie fue une dictadora en una vieja democracia y en un mundo de hombres, Sara fue una demócrata buscando un tanga extraviado en una dictadura esperpéntica y apolillada.


lunes, 8 de abril de 2013

Sara Montiel

Puede que no fuese una gran actriz, pero tuvo la mejor fotogenia del séptimo arte, su cara era perfecta. 
Puede que no haya sido la mejor cantante, pero puso de moda el cuplé con su voz grave y sensual. 
Puede que no fuese perfecta, pero supo combinar el glamour con el recuerdo de unos orígenes humildes.
Fue simpática, erótica, dicharachera, divina, única, fue Sara en Broadway y Antonia en el barrio de Salamanca.
Ha muerto fumando puros, como Hemingway, y de vieja, de muerte natural, hasta para morir lo ha hecho con clase, si ella lo hubiese podido explicar hubiese dicho aquello de 'se me pasó Maru, fue una subida de tensión y el médico vino tarde'.
Fue nuestra primera diva en Hollywood, cuando los padres de Bardem y Penélope aún gateaban, fue la 'nena', La Violetera, la bien pagá, Carmen la de Ronda, la Dama de Beirut, y mucho más.
Sara Montiel fue 'esa mujer', de las que nacen porque tienen que nacer, superlativa en todo, llevó el erotismo (dentro de sus posibilidades) a un país rancio e inmerso en una dictadura militar.
María Antonia Abad Fernández, manchega universal, Caballera de la Mancha, conquistó Hollywood, se codeó con Burt Lancaster, Marlon Brando o Gary Cooper.
No supo envejecer de forma natural, porque toda diva que se precie de serlo tiene que recurrir al bisturí para conservarse joven.
Sara, nuestra Mae West española, entra a formar parte de la historia del cine español, de la leyenda, del mito, ya lo era antes de morirse, pero alcanza, hoy, la categoría que por derecho propio le corresponde.
La estrella más grande del cine patrio, la sensualidad hecha persona, saritísima y punto. Donde quiere que esté lo hará bien acompañada, por Aldrich, por Mann, por León Felipe, Severo Ochoa, James Dean, o Gary Cooper.
Se la echará mucho de menos, sobre todo su gracia, su arte espontaneo, su presencia de diosa.
D.E.P


domingo, 7 de abril de 2013

La infantuza


Hubo una época en España, allá por los años 80 y 90 del siglo pasado, que la Monarquía estaba muy bien considerada, gozaba de altísimos índices de popularidad y aceptación, y era la institución más valorada del país, pero todo eso fue en declive una vez nos adentramos en el nuevo milenio.
El mayor error de las infantas y del príncipe Felipe fue el de casarse con plebeyos, personas no pertenecientes a la aristocracia, en ese afán por modernizar la Institución y adaptarla a los nuevos tiempos, han terminado por fulminarla.
La infanta Cristina se fijó en un vasco rubio jugador de balonmano, y cuando lo vio pensó que ese hombre era para ella. Urdangarín pegó el braguetazo de su vida pidiéndole la mano a la hija del Rey, tras lo cual colgó el pantalón de hacer deporte y pensó que era mejor estudiar empresariales para saber cómo montar una empresa con el dinero y las influencias del suegro.


A raíz del escándalo del Instituto Noos, no sólo Urdangarín, sino que la infanta Cristina y el propio Rey han quedado salpicados, por estar enterados desde un principio de algo que no supieron como parar, o no quisieron pararlo.
La infanta estaba y está tan implicada como su marido, tenemos una Justicia en España que si la acaba poniendo en libertad ahora que está imputada defraudará aún más a un pueblo que está muy indignado con esta democracia, donde la Constitución en uno de sus primeros artículos nos dice que los españoles todos somos iguales ante la Ley, el Rey nos lo recordó en su mensaje de Nochebuena de 2011, pero en la práctica hay un miedo al poder terrible por parte de jueces y abogados y el dinero y el poder lo compra todo, incluida la Justicia, España no es tan diferente de Italia como podemos comprobar.
La infanta Cristina, por haber sido cómplice de todo este entramado Urdangarín-Torres pasa de ser infanta a ser infantuza, es decir, una persona non grata en España, y donde quiera que vaya el dedo la señalará, está ya lapidada por una sociedad cansada de tanto escándalo, porque es esta sociedad la nuestra que ha vivido muchos años engañada, pero si primero no éramos capaces de descubrirlo, por vivir en una dictadura, ahora, gracias a las redes de comunicación sociales y la tecnología podemos seguir el día a día de una metedura de pata tras otra por parte, no sólo del matrimonio Urdangarín, sino de toda la familia Borbón, los cuales, ahora que ven que viene el lobo quieren comprar a los mejores abogados y jueces para que la niña no se siente en el banquillo, porque sería la primera vez en toda la realeza europea, que la hija de un rey tendría que acudir a un proceso judicial.
Para defender a la nena, se ha solicitado los servicios de un jurista catalán nacionalista, vaya contradicción de por sí, el señor Miquel Roca, ponente y uno de los padres de la Constitución de 1978. Si hubiesen podido hubieran acudido a Perry Mason, con tal de que Cristina Barcelona, la infanta catalana a la que nadie quiere ya en Palma, no vaya al trullo.
Es éste el comienzo del fin, a la Monarquía le queda un telediario, sus días de vino y rosas ya pasaron, fueron casi cuarenta años, el pueblo español, que está saturado de información nacional e internacional, ya ha oído y visto bastante, ya ha madurado lo suficiente como nación como para tener a este tipo de anacronismo histórico en la Jefatura del Estado, como dijo Torcuato Fernández-Miranda allá por los años de la Transición, “una ley quita otra ley”, por tanto, como no hay imperio que mil años dure, sería conveniente pensar hacia donde se va a ir cuando el Rey fallezca o abdique en su hijo, si se quiere perpetuar esta casta de privilegiados, o se quiere avanzar hacia un sistema más justo y totalmente civil.
Son ya más de 300 años de Borbones impuestos por Francia durante la Guerra de Sucesión Española, por culpa de los Borbones se ha perdido el imperio de ultramar y numerosos territorios en Asia, África y América. El circo que hace unos años nos están ofreciendo nos ha hecho perderles el respeto que una vez les tuvimos, pero lo que el pueblo español ya no les perdona es la arrogancia que están mostrando de un tempo para acá, sobre todo queriendo interferir en la Justicia para que la infantuza no sea encarcelada.
Si Juan Carlos de Borbón y Borbón sigue por ese camino, acabará como su cuñado en el exilio londinense, o como su abuelo Alfonso XIII en Roma. Tenía razón aquel que dijo que Felipe y Letizia no llegarán a reinar, todo por culpa del jugador de balonmano que se casó con la infantuza.

sábado, 6 de abril de 2013

La Nalona y el Nalón

¿Qué sería del río Nalón sin la fuente La Nalona? Pues la categoría de su agua no sería la misma.  ¿Y qué sería de Muros de Nalón sin el río Nalón? Pues que sería simplemente Muros, porque no sería testigo de su desemboca en la ría de San Esteban y, posteriormente, en el mar Cantábrico. ¿Y qué seria de Asturias sin el río Nalón? Pues que no existiría el Valle del Nalón, con lo cual no podríamos disfrutar de este explendido y único paisaje que enamora a todo el visitante con su pureza. El Nalón es el río que nos lleva y nos trae, en sus más de 153 kilómetros absorbe todo lo que encuentra a su paso, se nutre de afluentes, como el Orlé y el Nora, siendo el más importante el río Narcea. Todos somos hijos de sus aguas, ya sean de Laviana, de San Martín del Rey Aurelio, de Langreo, de Oviedo, de Ribera de Arriba, de Grado, de Las Regueras, de Candamo, de Pravia, de Soto del Barco o de Muros de Nalón, el río más caudaloso y largo de Asturias es el río de la vida de cualquier asturiano. La Nalona es la madre que parió al río, para verla hay que subir hasta el Puerto de Tarna, a unos 1500 metros de altura, donde una placa con la inscripción del año 1936 se puede contemplar en la fuente de piedra. Es ahí donde brotan las aguas cristalinas de un río que, a medida que avanza en sus trazado por la geografía asturiana, va siendo testigo del acontecer de las vidas de todos estos concejos mencionados.


miércoles, 3 de abril de 2013

El país de Paco

España es el país de Paco, 'pa cojones los míos', 'pa corregirme basto yo', 'pa corpación la dermoestética', 'pa coche el que me he comprado', 'pa cotillear no vengas a mi casa', 'pa conocer el pueblo date una vuelta', 'pa comer un bocadillo de calamares', 'pa cocido el madrileño', 'pa cocina la española', 'pa correr de lo fea que era', 'pa coger una borrachera el viernes y otra el sábado', 'pa coger la maleta e ir pa Alemania', 'pa Corea van los misiles',  'pa conocido el vecino', 'pa cosa de recetas vete a la última planta', 'pa cotillón el de nochevieja', 'pa coser un botón con ajuga e hilo', 'pa codearse con los ricos siendo pobres', 'pa copiar en el examen mejor no te presentes'.


lunes, 1 de abril de 2013

Reivindicar el papel de España en la historia de EE.UU




Cuando uno toma prestado un libro de Historia de los Estados Unidos (lo que los estadounidenses denominan 'Historia de América') y comienza a leerlo, puede perfectamente comprobar como el término España no aparece por ningún sitio. Incluso países que han tenido una presencia minúscula en la historia de este país americano, como Rusia, Francia o Suecia, aparecen más a menudo. ¿A qué se debe este fenómeno? La historia la hacen los ganadores, en este caso los estadounidenses, y la cuentan a su manera, borrando del mapa todo asentamiento español en Norte América, es decir, los españoles nunca pasaron de México, los franceses sí. Por otro lado, la apreciación que los estadounidenses sienten por la cultura francesa, les hace adorar a este país como para exagerar las contribuciones galas. Tiene mayor cabida el Batton Rouge que todas las misiones franciscanas y jesuitas fundadas en California por los españoles. La bandera de España ha ondeado en tierras estadounidenses por más de 300 años, la británica por menos de 200. Es muy difícil encontrar bibliografía anglosajona que cuente la historia de Estados Unidos de forma veraz y detallada, España no aparece ni en las victorias ni en las derrotas, es como que los americanos se expandieron al oeste y todo selo encontraron de casualidad, cuando tres cuartas partes de lo que hoy es USA ha sido territorio español del Virreinato de la Nueva España. Los españoles siempre han sido unos abandonados con estos temas históricos y hay una gran desinformación con respecto a un  tema tan apasionante como este, el de la época de las exploraciones en América del Norte bajo los reinados borbónicos del siglo XVIII. Alguien debería de divulgar lo que nadie ha querido escribir, como decía un rey inglés: de lo que no se escribe, no se sabe. Los estadounidenses supieron aplicarse la lección, contar sólo lo que interesa, de manera hollywoodiense una historia sesgada, con errores históricos, donde no hay dato alguno con respecto al gran aporte de ayuda que hizo España a las Trece Colonias para independizarse. En España no borramos a los árabes de los libros de texto, ni a los romanos.