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martes, 22 de julio de 2014

Vulgar

Es más vulgar ésta España nuestra que la de la época de Franco. La democracia trajo la partitocracia y la partitocracia trajo la corrupción del todo, y con ello muchos se pusieron medallas, la meritocracia de hojalata trajo el gusto por el mal gusto. Es patético admitir que en aquella dictadura gris de un país triste había caballeros con traje que se preocupaban por las damas, sí, porque si no tenías un traje no eras nadie, caballeros bajitos  con traje que fumaban cigarros o habanos y damas con perlas que eran el colmo de la feminidad, no como las de hoy en día que tienen modales de camionero. Hemos transitado mal de la dictadura a la democracia, a lo bestia, se liberó todo demasiado rápido que no dio tiempo a analizar si la movida tenía algún glamour, si el porno en vhs era mejor que el destape, si Telecinco es mejor que el nodo o si los borbones han sido más honrados que los Franco. Hemos pasado de una España que anhelaba ser un país libre a una España bizca, coja y sinverguenza. Bizca porque sus gobiernos no son capaces de ver los verdaderos problemas, coja porque es una España de taifas, y dos de esas taifas han avisado que se marchan y sinverguenza porque son los únicos que aparecen en los medios de comunicación, sobre todo en las cadenas privadas, y la sociedad ha copiado ese modelo, lo ha asumido como propio y no somos capaces de exportar otra cosa que no sea mediocridad. El complejo de inferioridad es tan grande, que aún no se ha descubierto cómo cambiar el modelo económico de país y que deje de ser un país camarero.

domingo, 13 de julio de 2014

Fama o popularidad


Convendría recordarles a aquellos que anhelan la fama que fama no es lo mismo que popularidad y que en realidad lo que buscan es la popularidad. Para la popularidad vale todo, es decir, una discusión entre dos personas puede convertirlas a las dos en populares. El más popular de la clase puede ser un ignorante. La fama es otra cosa, la fama viene acompañada del hecho o circunstancia de ser reconocidas las cualidades de una persona por mucha gente porque esa persona hace algo imprescindible, por ejemplo descubrir una vacuna contra el cáncer, escribir un libro, pintar un cuadro, bailar ballet, y así sucesivamente. La fama no necesita de la popularidad, sólo de talento. La fama no tiene por qué ir acompañada de buena o mala fama, es decir, la persona que escribe un libro puede ser una persona antipática (Fernán Gómez). La sociedad actual se caracteriza por una incompresión hacia lo que es la fama, una obsesión con la popularidad (termina siendo mediocridad en muchos casos) y una fobia hacia el éxito ajeno, en pueblos y ciudades, sobre todo cuando detrás hay populares que no saben ni la diferencia entre fama y popularidad. Por no saber no saben ni entender lo que leen en el mensaje. Se ha convertido España en el país del chisme escacharrado, es decir, se distorsiona el mensaje para crear mala fama porque éste es un país intolerante hacia el éxito ajeno, no la fama, el éxito, la fama es otra cosa, a un periodista si le preguntan qué se considera, dirá "un profesional", no te dirá "un famoso". La popularidad es a lo que aspiran los frustrados, los aburridos, los ignorantes, los que no han tenido éxito en sus vidas, que se lanzan en picado a una barbarie sin saber de qué va la barbarie. La página web de Telecinco está llena de populares y mediocres. España entera lo está. El ideal de muchos niños es ser futbolista, como Messi o Cristiano, ganar muchos millones pero sin darle a la pelota. Así crecen las nuevas generaciones con el móvil y la tablet, saturados de información pero menos comunicados, queriendo ser populares porque famosos no saben y creando mala fama a los buenos profesionales.