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domingo, 13 de julio de 2014

Fama o popularidad


Convendría recordarles a aquellos que anhelan la fama que fama no es lo mismo que popularidad y que en realidad lo que buscan es la popularidad. Para la popularidad vale todo, es decir, una discusión entre dos personas puede convertirlas a las dos en populares. El más popular de la clase puede ser un ignorante. La fama es otra cosa, la fama viene acompañada del hecho o circunstancia de ser reconocidas las cualidades de una persona por mucha gente porque esa persona hace algo imprescindible, por ejemplo descubrir una vacuna contra el cáncer, escribir un libro, pintar un cuadro, bailar ballet, y así sucesivamente. La fama no necesita de la popularidad, sólo de talento. La fama no tiene por qué ir acompañada de buena o mala fama, es decir, la persona que escribe un libro puede ser una persona antipática (Fernán Gómez). La sociedad actual se caracteriza por una incompresión hacia lo que es la fama, una obsesión con la popularidad (termina siendo mediocridad en muchos casos) y una fobia hacia el éxito ajeno, en pueblos y ciudades, sobre todo cuando detrás hay populares que no saben ni la diferencia entre fama y popularidad. Por no saber no saben ni entender lo que leen en el mensaje. Se ha convertido España en el país del chisme escacharrado, es decir, se distorsiona el mensaje para crear mala fama porque éste es un país intolerante hacia el éxito ajeno, no la fama, el éxito, la fama es otra cosa, a un periodista si le preguntan qué se considera, dirá "un profesional", no te dirá "un famoso". La popularidad es a lo que aspiran los frustrados, los aburridos, los ignorantes, los que no han tenido éxito en sus vidas, que se lanzan en picado a una barbarie sin saber de qué va la barbarie. La página web de Telecinco está llena de populares y mediocres. España entera lo está. El ideal de muchos niños es ser futbolista, como Messi o Cristiano, ganar muchos millones pero sin darle a la pelota. Así crecen las nuevas generaciones con el móvil y la tablet, saturados de información pero menos comunicados, queriendo ser populares porque famosos no saben y creando mala fama a los buenos profesionales. 

domingo, 25 de diciembre de 2011

El mensaje del Rey



El mensaje de Su Majestad es demasiado protocolario, la mitad de la gente no lo entiende cuando lo escucha, parece como si año tras año nos dijese las mismas cosas; bueno, en realidad, dice casi siempre las mismas cosas, paro, terrorismo, drogas, corrupción, vivienda, jóvenes, unión europea y los matrimonios y partos de sus familia. Yo pasaría por cambiarlo, hacer un mensaje más llano aún, más directo, como el que hace la Reina de Gran Bretaña, más hollywoodiense, en plan publirreportaje, con un resumen de todo lo que han hecho a lo largo del año. Es un mensaje ñoño y aburrido y no estimula a las nuevas generaciones, las cuales esperan a que se termine para comer la sopa de marisco o ver el especial de Sergio Dalma.