A la calle Serrano 75 de Madrid llegará después del
verano el nuevo y flamante embajador de los Estados Apretados de América, James Costos. Costos, ejecutivo mediático, activista
gay y firme defensor de los animales, tomará posesión de su cargo a tiempo para celebrar la Festividad del 12 de
Octubre. El carismático embajador sustituirá al todavía en el cargo, Alan D. Solomont, quien aprovecha para irse del
convento y cagar dentro dejando frases de lapidario como "España no tiene
confianza en sí misma". James Costos ha visto recompensada su labor
de mecenazgo en la campaña presidencial de Barak Obama con la embajada de
uno de los países más abiertamente homosexuales del mundo y miembro permanente
de la cumbre del G-20. La estrategia de Washington es un arma de
doble filo, por un lado se agradece el servicio de Costos y de su cónyuge, el
diseñador Michael Smith, pero por otro lado se le hace un guiño a España como
diciéndole de tú a tú: "Todo es posible en América, hasta que un gay
llegue a embajador". Me pregunto con qué cara le van a mirar ahora Rajoy,
Aguirre, Gallardón, Botella y compañía, si con rubor o con estupor, o si
repetirán aquello de que el lobby gay es muy poderoso. Lo cierto es que Costos
es un personaje mediático y como tal influirá en la forma de hacer política.
Obama nos envía un representante gay a un país que peca de no quererse a sí mismo,
ya lo dijo Solomont. Convendría que algunos tomasen nota.
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lunes, 10 de junio de 2013
El embajador gay
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domingo, 28 de octubre de 2012
Tropezones en la India
Ha manifestado su campechana majestad en su viaje a Nueva Delhi “Desde fuera, España se ve mejor. Desde dentro, dan ganas de llorar”.
Imagino yo que el té de Bombay debe de soltarle la lengua a más de uno. Está Su Majestad muy dicharachero con los medios en esta ocasión.
España no se ve mejor desde fuera de España, esa perla de frase es un tropiezo más verbal de un monarca últimamente habla y hace demasiadas cosas, extralimitándose de su papel constitucional.
A España se la ve con buenos ojos cuando se trata de ir de vacaciones, pues siempre ha sido el país patio de recreo de los europeos, el cortijo de los británicos, la maison de verano de los franceses, el sitio cool de los americanos, y un largo etcétera.
Cada vez que el Rey abre la boca, la Monarquía pierde una décima de punto, no contento con ser nuestro mejor embajador en el mundo, ahora se ha convertido en nuestro negociador, porque todo hay que decirlo, a falta de políticos brillantes y que sepan idiomas, Rajoy el último, Su Majestad puede defenderse expresándose en inglés y francés.
Pero con los años, el Rey dice demasiadas frases bananeras, propias de un país bananero, es como si el tiempo no hubiese pasado, a veces cuesta creer que estemos en 2012, parece un Bienvenido Míster Marshall pero a la inversa, en este caso la comitiva visita el país de Gandhi.
Parecemos pedigüeños, lo somos, yendo por el mundo a ver quien nos echa una mano, el Rey sabe a donde acudir, los políticos no, India, Rusia, Brasil, Sudáfrica, China, son los países clave del futuro, economías emergentes, algunas de ellas ya figuran entre los primeros puestos de países más ricos del mundo.
España hace como el vecino pobre que viene a pedirte una pizca de sal o de azúcar, a cambio de algún otro favor, pero yo me pregunto, ¿qué puede ofrecer España a India? No veo que podemos darles, quizás que aprendan español en el Instituto Cervantes.
Por lo pronto India fabrica más coches que España, Daewoo, Kia, Tata, se fabrican Audi y Suzuki también, en España recuerdo que en los últimos dos años se han cerrado dos plantas, Irisbus en Barcelona y Santana en Linares (Jaén), dejando a mucha gente sin trabajo y engrosando las listas del paro.
Pedir podemos pedir muchas cosas a India, pero habría que pensar qué podemos realmente ofrecer. Podemos ofrecer que el Rey se calle más a menudo a partir de esta última visita, que ya no mande callar a dignatarios de otros países como Hugo Chávez, y deje las cacerías a Botsuana de lado
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miércoles, 17 de octubre de 2012
Voilá, España vs Francia
Un partido de fútbol tedioso y complicado el que jugó la pasada noche nuestra Selección contra los galos, España parecía Francia y Francia jugó a ser España.
De la euforia inicial del gol de Ramos terminamos con la aceptación del empate, ni España fue tan buena ni Francia fue tan mala.
Tenemos una selección de fútbol que, a día de hoy, es nuestro mejor y más grande embajador, se pasea invicta por Europa y por el mundo como si de Carlos I a caballo (y V de Alemania) se tratase, sin miedo a nada, lo que se le pone por delante lo arrasa, La Roja.
Muchos, entre los cuales me incluyo, preferiríamos tener unos políticos que fuesen como nuestros deportistas, nobles, leales, sacrificando el bien personal en función del bien general, auténticos camaleones de equipo, que se dejasen la sangre en lo que hacen, pero eso a día de hoy en España parece ser una utopía.
Ni la Monarquía, que durante muchos años fue la institución mejor valorada por los españoles, parece ya tener la confianza del pueblo, la gente se ha ido cada vez más distanciando de una Familia Real que, a medida que transcurre el paso del tiempo, comete más y más torpezas, algunas de ellas delante de los mismos medios de comunicación.
A Francia podemos ganarla en muchos partidos de tenis, de baloncesto, o de fútbol, pero a nivel de país competitivo en la historia del deporte, no hace falta más que echar la vista atrás y mirar los resultados de Juegos Olímpicos pasados, Francia tiene el 200% más de medallas conseguidas que España.
Esta pasada noche se han enfrentado dos países que son de los que más se odian y se aman en el mundo, como buenos vecinos, dijo una vez el embajador de Francia en España, Bruno Delaye, que no hay dos países que se parezcan más en todo en Europa como Francia y España, de hecho si echamos un vistazo a las estadísticas de parejas en las que cada cónyuge es de una nacionalidad, está demostrado científicamente que las parejas formadas por un español y una francesa, o una francés y una española, o francés español, francesa española, son las más duraderas y estables, por algo será.
La rivalidad entre Francia y España se remonta al siglo XV por cuestiones dinásticas y de familias reales con sus casamientos y se acentúa en el siglo XVI con el colonialismo español, España le dio muchas palizas a Francia, sus ejércitos eran los más poderosos y temibles del mundo, pero a mediados del siglo XVIII, con el declive del Imperio Español y, el auge de la Ilustración, Francia tomó ese papel dejado por España y su cultura impregnó todos los rincones del mundo.
A día de hoy, Francia tiene un PIB (producto de interior bruto) que es el doble que el de España, es la quinta economía mundial y potencia nuclear, el sueldo medio de un francés parte de los 1600 euros mensuales, en España para ganar apenas 1000 hay que soñarlo. Francia es un país merecedor de lo que tiene, nadie le baila el agua y son duros de pelar, románticos empedernidos y elegantes como ellos solos.
A medida que han ido pasando los últimos años del siglo XX, España se ha ido afrancesando y Francia se ha ido españolizando, España ha tomado lo peor de la sociedad francesa y lo ha aplicado, cada día que pasa es más superficial esta España nuestra, más insolidaria, materialista, frívola y pecaminosa, mientras que Francia ha tomado de España el conservadurismo que antaño tuvimos, así, si antes los españoles cruzaban la frontera pirenaica para ver películas prohibidas en nuestro país, tales como El último tango en París o Emmanuelle, ahora son los franceses quienes prohíben el topless en la playa artificial de París por considerarlo vulgar y afear la estética de la ciudad, es decir, que mientras en España hemos intentado pasarnos al porno duro, ellos siguen practicando el erotismo, insinuar pero mostrar, que es lo bonito.
La pasada noche España quedó en tablas con Francia, quizá eso demuestra que, a pesar de la diferencia económica, somos muy parecidos, se hizo justicia en un partido aburrido y raro. La Roja no le sacó los colores a Francia y Francia supo estar a la altura de las circunstancias.
Los franceses intentaron afrancesarnos en el siglo XIX, cuando las tropas napoleónicas invadieron la península, pero el pueblo español, ignorante en su mayoría, se negó, y expulsó al ejército francés sin arma alguna, con lo poco que se tenía a mano se organizó un 2 de mayo, el propio pueblo español se negaba a refinarse y prefería seguir siendo el “merdellón” que escuchaba como tocaban la guitarra española y tocaban la castañuela mientras bebían vino en la taberna.
Se perdió una gran oportunidad histórica, dichosos fueron aquellos afrancesados ilustrados que tuvieron esa oportunidad de adquirir la cultura, el refinamiento y la sabiduría necesarias, si eso se hubiese instalado y perdurado en la península, nos habríamos ahorrado muchas guerras y dictaduras posteriores, fruto de ese lado oscuro y auto-aniquilador que tenía el español medio de antaño.
España se quitó el complejo que arrastró durante dos siglos ganando un Mundial y dos Eurocopas, precisamente con esta gran Selección, que nos devolvió la gloria y la confianza en que, juntos, podemos seguir adelante, y, quizás, ganar el próximo Mundial de 2014.
A falta de políticos brillantes, hay grandes deportistas en España, que le plantan cara a cualquier país, sea Francia, Bielorrusia, o Italia, nuestro éxito internacional se basa en el fútbol de La Roja, en contraste con las rebajas que nos va haciendo Standard & Poor de ponernos al borde del bono basura, como Grecia
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