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lunes, 10 de junio de 2013

El embajador gay




A la calle Serrano 75 de Madrid llegará después del verano el nuevo y flamante embajador de los Estados Apretados de América, James Costos. Costos, ejecutivo mediático, activista gay y firme defensor de los animales, tomará posesión de su cargo a tiempo para celebrar la Festividad del 12 de Octubre. El carismático embajador sustituirá al todavía en el cargo, Alan D. Solomont, quien aprovecha para irse del convento y cagar dentro dejando frases de lapidario como "España no tiene confianza en sí misma". James Costos ha visto recompensada su labor de mecenazgo en la campaña presidencial de Barak Obama con la embajada de uno de los países más abiertamente homosexuales del mundo y miembro permanente de la cumbre del G-20. La estrategia de Washington es un arma de doble filo, por un lado se agradece el servicio de Costos y de su cónyuge, el diseñador Michael Smith, pero por otro lado se le hace un guiño a España como diciéndole de tú a tú: "Todo es posible en América, hasta que un gay llegue a embajador". Me pregunto con qué cara le van a mirar ahora Rajoy, Aguirre, Gallardón, Botella y compañía, si con rubor o con estupor, o si repetirán aquello de que el lobby gay es muy poderoso. Lo cierto es que Costos es un personaje mediático y como tal influirá en la forma de hacer política. Obama nos envía un representante gay a un país que peca de no quererse a sí mismo, ya lo dijo Solomont. Convendría que algunos tomasen nota.

martes, 13 de noviembre de 2012

La vida no iba en serio



Hace no mucho tiempo, una buena amiga mía me dijo que, a la hora de escribir, la autobiografía, o las memorias, se dejan para el final, para cuando uno es viejo. Porque aunque nos parezca lo contrario, la vida de uno no interesa, sobran vidas peculiares e interesantes, podríamos hasta establecer un concurso de ver quien tiene la o ha tenido la vida más curiosa.
Cuando se es joven, o casi joven, o maduro, hay que escribir de otros, la experiencia propia sirve como ayuda para introducir elementos de interés en el relato, pero no para convertirlo en lo protagónico.
La persona que no tiene qué escribir o que no sabe qué escribir, habla de sí misma, en primera persona, para el caso es como si un servidor dedicase este espacio todos los días a hablar de mí mismo, ello traería el aburrimiento.
La carrera de ese pseudo-periodista de telecinco llamado Jorge Javier Vázquez va ligada al estercolero, es decir, recoge, distribuye, almacena, clasifica y elimina basura, da igual que hable que escriba, no es más que un personaje mediático que ahora escribe libros.
Debe ser muy difícil que se venda ese libro que ha escrito que se ha desplegado toda una campaña de marketing para obligar al personal a comprarlo, en su propio programa recitan textos enteros de las páginas de esa pseudo-novela titulada La vida iba en serio, cada tantos minutos nos recuerdan que lo compremos, se anuncia en la parrilla de la programación, se promociona a los cuatro vientos.
Es denigrante que en pleno horario infantil y juvenil, el presentador de una cadena de ámbito nacional, recite textualmente parte del contenido de uno de los capítulos de tan nefasto libro, donde relata con pelos y señales cómo se masturbaba de jovencito, ¿es ésta la tele que ofrecemos a nuestros niños?
¿Qué tiene de interesante el libro si ni siquiera su autor pasa por ser una persona interesante? El espectador medio español ha elevado a la categoría de ídolos a personajes y personas oscuras, que están lejos y por debajo del periodismo, que han cruzado los límites del buen gusto hace mucho tiempo.
Ver la página web de telecinco es un ejemplo de observar un contenedor de residuos tóxicos y basuras nocivas, es un exponente del mal gusto español, en portada no sólo aparece tan nauseabundo presentador de televisión promocionando su libro, sino también todas las fulanas y menganos, chulos y rameras de la geografía española que colaboran, presentan o participan en los reality shows que telecinco ofrece en su programación, gente sin estudios, aficionados al pelotazo, braguetazo, martillazo, eddredoning, chicuelos sin alfabetizar, mozas tetudas, sarro por doquier, caspa, freaks de barriada, programas insufribles.
La vida no va en serio cuando uno se ríe del telespectador, no entiendo muy bien el título de La vida iba en serio, cuando casi todo, por no decir todo, lo que ese programa basura ofrece, no es serio, ni tan siquiera sus propias discusiones.
Llegará un día en que no interese, pero para ello tendrá que haber un cambio de gustos en el espectador, aunque siempre vendrá otro programa basura a sustituir al anterior, la basura siempre está ahí, sólo hay que tirarla al contenedor, no pararse a contemplarla, porque poco puede ofrecer.