Al año nuevo le he pedido salud, para mí y para los míos, porque ya nos hemos muerto bastante, y uno se cansa de morir y resucitar tantas veces, el último el pobre perro. Ni Poe hubiese discurrido la idea de enterrar a perros con personas, que digo yo que somos todos humanos, uno con más pelos que otros. Y del perro al hecho hay un trecho, uno saca pecho cuando tiene que hablar de sí mismo porque se piensa que es interesante; “curriculum extenso” (y a mucha honra) me dijo una vez una carbayona de Oviedo (hay carbayonas que viven en Gijón). Hay que admitir que la vida de uno no interesa, así me lo dijo hace tiempo una amiga argentina, y si interesase hay que publicarla cuando se alcanza la tercera edad, por eso rechazo las autobiografías que comienzan por el final y en presente, es decir, a los 35 ó 40 años o en edad de estar amancebado, eso sólo puede interesar al lector medio español, es decir, marujas y "chonis". En España se lee muy poco, mayoritariamente los libros escritos por personajes irrelevantes de la prensa rosa en los que nos cuentan lo que ya contaron en televisión. Convendría leer a Rosa Montero, Pérez Reverte y no a Belén Esteban o Ana Obregón, así es como se mejora la salud mental. Confieso que he vivido pero tiempo hay para contarlo.
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sábado, 17 de enero de 2015
Salud y libro nuevo
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martes, 13 de noviembre de 2012
La vida no iba en serio
Hace no mucho tiempo, una buena amiga mía me dijo que, a la hora de escribir, la autobiografía, o las memorias, se dejan para el final, para cuando uno es viejo. Porque aunque nos parezca lo contrario, la vida de uno no interesa, sobran vidas peculiares e interesantes, podríamos hasta establecer un concurso de ver quien tiene la o ha tenido la vida más curiosa.
Cuando se es joven, o casi joven, o maduro, hay que escribir de otros, la experiencia propia sirve como ayuda para introducir elementos de interés en el relato, pero no para convertirlo en lo protagónico.
La persona que no tiene qué escribir o que no sabe qué escribir, habla de sí misma, en primera persona, para el caso es como si un servidor dedicase este espacio todos los días a hablar de mí mismo, ello traería el aburrimiento.
La carrera de ese pseudo-periodista de telecinco llamado Jorge Javier Vázquez va ligada al estercolero, es decir, recoge, distribuye, almacena, clasifica y elimina basura, da igual que hable que escriba, no es más que un personaje mediático que ahora escribe libros.
Debe ser muy difícil que se venda ese libro que ha escrito que se ha desplegado toda una campaña de marketing para obligar al personal a comprarlo, en su propio programa recitan textos enteros de las páginas de esa pseudo-novela titulada La vida iba en serio, cada tantos minutos nos recuerdan que lo compremos, se anuncia en la parrilla de la programación, se promociona a los cuatro vientos.
Es denigrante que en pleno horario infantil y juvenil, el presentador de una cadena de ámbito nacional, recite textualmente parte del contenido de uno de los capítulos de tan nefasto libro, donde relata con pelos y señales cómo se masturbaba de jovencito, ¿es ésta la tele que ofrecemos a nuestros niños?
¿Qué tiene de interesante el libro si ni siquiera su autor pasa por ser una persona interesante? El espectador medio español ha elevado a la categoría de ídolos a personajes y personas oscuras, que están lejos y por debajo del periodismo, que han cruzado los límites del buen gusto hace mucho tiempo.
Ver la página web de telecinco es un ejemplo de observar un contenedor de residuos tóxicos y basuras nocivas, es un exponente del mal gusto español, en portada no sólo aparece tan nauseabundo presentador de televisión promocionando su libro, sino también todas las fulanas y menganos, chulos y rameras de la geografía española que colaboran, presentan o participan en los reality shows que telecinco ofrece en su programación, gente sin estudios, aficionados al pelotazo, braguetazo, martillazo, eddredoning, chicuelos sin alfabetizar, mozas tetudas, sarro por doquier, caspa, freaks de barriada, programas insufribles.
La vida no va en serio cuando uno se ríe del telespectador, no entiendo muy bien el título de La vida iba en serio, cuando casi todo, por no decir todo, lo que ese programa basura ofrece, no es serio, ni tan siquiera sus propias discusiones.
Llegará un día en que no interese, pero para ello tendrá que haber un cambio de gustos en el espectador, aunque siempre vendrá otro programa basura a sustituir al anterior, la basura siempre está ahí, sólo hay que tirarla al contenedor, no pararse a contemplarla, porque poco puede ofrecer.
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