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domingo, 9 de junio de 2013

El intrusismo en la profesión del Periodismo



Es una gran pena que todos los que nos dedicamos a esta noble profesión tengamos que compartir espacio con gente que es ajena a este mundo profesional y que se entrometen por la simple razón de ocupar un espacio, como si la prensa fuese una delegación de Hacienda o una consejería del Principado. En un país como el nuestro, donde la mano de obra cualificada hace ya dos años que ha comenzado a irse de cien mil en cien mil, sorprende abrir la página web de un periódico cualquiera y observar que una de las columnas de opinión pertenece a una reputada psicóloga de Gijón, a la cual no deben de irle muy bien las cosas allá por la ciudad del Piles cuando viene a Oviedo a decirnos su opinión sobre esto y aquello. Sólo ocurre en España el intrusismo, ¿qué tal que los periodistas, nosotros, fuésemos a un hospital a tratar de curar a los pacientes? La respuesta es que nos echarían a patadas sin la menor contemplación. Yo entiendo que escribir sabemos todos, también cantar y hasta jugar al fútbol, pero hay zonas que no deberían de traspasarse, porque provoca verguenza ajena. Yo me conformo con mi blog para poner al país de vuelta y media, que es lo que se merece, pues no resido en él, pero me ofende sinceramente ver que se le concede espacio a personas que no son periodistas para publicitarse esas personas a sí mismas y por consiguiente su negocio empresarial utilizando al periódico. ¿O acaso la doctora no ha incrementado el número de pacientes desde que sale en la TPA de comentarista y en La Nueva España de columnista?

sábado, 14 de enero de 2012

Los míticos Estudio 1

Que vuelva el teatro a la televisión, que vuelvan los Estudio 1 de los años 70 y 80, aquellas adaptaciones que se hacían de los clásicos literarios interpretadas por los mejores actores y actrices de la escena española. Para muestra un botón, la mejor adaptación española teatral que se hizo de la película americana "Doce hombres sin piedad"(ganadora del Oscar en 1957 a la mejor película). 12 monstruos de la interpretación protagonizan esta historia de un jurado popular que tiene que deliberar sobre el futuro de un muchacho acusado del homicidio de su padre. Las pruebas apuntan a que es culpable, por ello 11 de los 12 miembros del jurado opinan que es culpable, pero el miembro número 8 (José María Rodero) tiene en cuenta diferentes argumentos que se han citado en el juicio, y hace que surja la duda sobre la culpabilidad del muchacho. Poco a poco el miembro número 8 hace que los demás vayan cambiando de opinión y que éstos se den cuenta de otros factores que no habían sido analizados en el juicio. Se representó en Madrid el 16 de septiembre de 1973 dirigida por Gustavo Pérez-Puig. Los miembros del jurado fueron interpretados por José María Rodero, José Bódalo, Jesús Puente, Ismael Merlo, Sancho Gracia, Manuel Alexandre, Pedro Osinaga, Carlos Lemos, Luis Prendes, Antonio Casal, Rafael Alonso y Fernando Delgado.