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jueves, 16 de octubre de 2014

El bidé


El bidé forma parte de la cultura mediterránea europea, en países como Italia, España, Portugal o Grecia, además de Francia, se dispone de uno en los cuartos de baño, pero es únicamente en el caso de España, donde se da un exponente claro de ignorancia con respecto al bidé.
Llevamos más de 40 años utilizando mal el bidé (del francés bidet, caballito, en alusión a la postura que se emplea durante su uso) El bidé ha estado siempre ahí, junto al inodoro, formando parte de los baños de los hogares españoles como pieza decorativa, sin que sus dueños supiesen con certeza cuál es la función primordial de dicho elemento.
Se ha creído firmemente durante décadas que la utilidad de un bidé pasaba por lavarse los pies después de venir de la playa o de caminar por un campo sembrado de patatas, que era para lavarse la cara, los dientes o las deportivas, que servía para lavar a mano los trapitos delicados, o que era muy útil para orinar en caso de que el inodoro lo estuviese utlizando otra persona.
No. Si quieren salir de dudas vean cualquier película de ese erotómano que fue el maestro Tinto Brass, exhuberantes señoras aparecen a menudo lavándose sus partes nobles en alguna que otra escena subida de tono. El bidé es precisamente para eso, para asear con agua caliente o fría los órganos genitales externos y el ano, antes o después del acto sexual. Los italianos lo saben muy bien, no hay italiano que no sepa para que sirve un bidé.
El uso del bidé permite ahorrar dinero en papel higiénico y contribuye a mejorar la naturaleza. En Japón, el bidé forma parte de los baños públicos, claro que la sociedad japonesa es una de las más cívicas del mundo…

sábado, 14 de enero de 2012

Los míticos Estudio 1

Que vuelva el teatro a la televisión, que vuelvan los Estudio 1 de los años 70 y 80, aquellas adaptaciones que se hacían de los clásicos literarios interpretadas por los mejores actores y actrices de la escena española. Para muestra un botón, la mejor adaptación española teatral que se hizo de la película americana "Doce hombres sin piedad"(ganadora del Oscar en 1957 a la mejor película). 12 monstruos de la interpretación protagonizan esta historia de un jurado popular que tiene que deliberar sobre el futuro de un muchacho acusado del homicidio de su padre. Las pruebas apuntan a que es culpable, por ello 11 de los 12 miembros del jurado opinan que es culpable, pero el miembro número 8 (José María Rodero) tiene en cuenta diferentes argumentos que se han citado en el juicio, y hace que surja la duda sobre la culpabilidad del muchacho. Poco a poco el miembro número 8 hace que los demás vayan cambiando de opinión y que éstos se den cuenta de otros factores que no habían sido analizados en el juicio. Se representó en Madrid el 16 de septiembre de 1973 dirigida por Gustavo Pérez-Puig. Los miembros del jurado fueron interpretados por José María Rodero, José Bódalo, Jesús Puente, Ismael Merlo, Sancho Gracia, Manuel Alexandre, Pedro Osinaga, Carlos Lemos, Luis Prendes, Antonio Casal, Rafael Alonso y Fernando Delgado.