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viernes, 3 de agosto de 2012

Esa cosa llamada España (III)



Hoy no me voy a acostar sin hacer antes esta profunda reflexión:

España se ha convertido en un reino de taifas, como hace miles de años, donde una persona tiene que pagar más impuestos que otra, por vivir en una comunidad autónoma determinada.


Hay comunidades autónomas que se consideran países y fomentan el odio hacia la vieja España.


Se gasta dinero en pinganillos para el Senado para que un andaluz de Barcelona hable en catalán a un madrileño de Soria y se disminuye el número de sillas de ruedas eléctricas para los enfermos de esclerosis múltiple.


No es sólo la crisis financiera basada en el ladrillo, sino la crisis política, el modelo de las autonomías es un auténtico fracaso desde Lugo hasta Tarifa, que no tiene sentido en una Europa sin fronteras y en un estado democrático y de derecho.


España está podrida, no sólo arruinada, podrida por sus políticos cainitas que barren para sus casas y algunos de ellos cobran cuatro o cinco sueldos, está podrida desde la Zarzuela hasta el ayuntamiento más pequeño, roba el yerno del Rey y roba el alcalde del pueblo más pequeño.

No sólo nos hace falta glamour, nos hace falta ética, regenerar un país donde todo está contaminado, donde se ha perdido el norte de cómo reconducir un país inmenso de extensión y lleno de recursos.


Deberían de empezar por eliminar el Senado, las Autonomías, las diputaciones, la Generalitat, etc etc etc.


España no es Francia pero podría serlo, hace falta coraje, valor, clase y determinación para conducir una nave que tiene el volante retorcido y la dirección asistida rota.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Facebook


Hay gente que realmente no sabe utilizar Facebook. Es cierto que facebook tiene muchos defectos que atribuirle, pero una de las maravillas de este invento, es que podemos decir cosas que, quizás en persona, no nos atreveríamos. Facebook es ocio, puro y duro, es el sustituto de aquellas reuniones en la calle que antes se hacían con los amigos. Por eso cada uno usa Facebook a su manera, hay gente que es dada a hablar de todo, sin tapujos, lo cual es divino, y más entre periodistas, y hay otra gente pues que prefiere sólo leer los comentarios y mirar las fotos. Es una copia de la realidad, de lo que diríamos (no todo) ahí fuera, en el grupo social siempre hay unos que llevan la voz cantante y otros, que son más reservados y no hablan de ellos. Es el verdadero Gran Hermano, este red social y no la pantomima que vemos por la tele a la que nos tienen acostumbrados. En este maravilloso grupo social "online", de conexiones y redes, compartimos todo, o casi todo, fotos, música, videos, conversaciones, foros, juegos... cada perfil es una página web propia en sí, en plan "Esta es su vida" y cada uno la airea o no como cree conveniente. Facebook no está hecho para mentes puritanas, sería una contradicción, como el hecho de que alguien se escandalizase por el comentario que otro hiciese de cara a un aspecto sexual. Facebook pone a prueba nuestra tolerancia, cuanto somos capaces de leer y de ver en la pantalla antes de lanzarnos a juzgarlo para bien o para mal. Por eso, a todos esos que creen que otros airean su vida privada, no la airean, no, se ríen de todo, empezando por la realidad, porque Facebook es una herramienta feroz de marketing y publicidad, como en su día lo fue y lo es el cine, la tele, la radio o los periódicos y revistas. Para el periodista, el mundo es un circo inmenso donde el periodista se sienta en la primera fila del patio de butacas a contemplarlo. Desde Facebook miramos ese mundo, como si lo hiciésemos desde cualquier otro canal, siempre desde la ética y los valores. Dejemos de lado la moralina, cada uno es responsable de sus actos, de sus fotos aquí puestas y de sus comentarios, al que no le gusten, que apague (se dé de baja) y se vaya, o nos borre a todos y todas. Un servidor seguirá analizando la realidad (porque es lo que me gusta y lo que sé hacer bien), descomponiéndola en pequeñas partes, y analizando cada una de esas partes para llegar a la conclusión final (el todo), con humor fino, con sarcasmo y belleza estilística.