Una de las fotos más polémicas de la pasada semana fue la imagen tomada por el fotógrafo Jonan Basterra a Mariano Rajoy, en compañía de su séquito y escoltas, paseándose por la Sexta Avenida de Nueva York, cuando se dirigía a la sede de la ONU, para pronunciar su discurso ante la Asamblea General.
La foto en sí, podría haber pasado desapercibida, sino fuera por el hecho de ver en ella al Presidente del Gobierno español fumando un puro en plena calle, lo cual se contrapone a la tensa situación vivida en Madrid un par de días antes con la manifestación de 25-S, sucesos que volvieron a repetirse el sábado 29 en la Plaza de Neptuno.
No ha debido de ser una semana horribilis como tal para el Presidente del Gobierno cuando una de las frases que ha pronunciado en Nueva York fue: “Es una situación fascinante ésta que estoy abordando”.
Imagino que viajar a Nueva York, alojarse unos días con todos los gastos pagados en uno de los mejores hoteles, visitar el diario conservador “Wall Street Journal”, caminar por una de las mejores calles de la ciudad y disfrutar de un caro habano, debe ser fascinante, aunque este señor se olvida, por unos momentos, que está en viaje oficial, no de vacaciones, que la premisa de su viaje es la de mejorar la imagen exterior de un país quebrado, el cual se manifiesta a menudo, porque el paro afecta a millones de personas en España y cientos de miles de familias.
La foto es la antítesis de lo que hemos estado viendo toda la semana pasada en los medios de comunicación, los disturbios en Madrid y los antidisturbios peleándose con los manifestantes. Tanto unos como otros se han excedido en sus propósitos y esto ha traído consigo que los miembros de la Policía hayan perdido los nervios en más de una ocasión. Dicha foto se contrapone a otras fotos más dolorosas que hemos estado viendo en internet y televisiones, donde jóvenes lanzan piedras a los miembros de la Policía y donde los agentes de seguridad apalean a varios de los manifestantes, les toman declaración y se los llevan detenidos. A esta situación, desgraciadamente, hemos llegado en España, un país con casi seis millones de parados.

Rajoy, en lugar de viajar para mejorar la imagen de España ha acudido para deteriorar esa imagen, en primer lugar porque no habla inglés, ningún presidente de los gobiernos que ha habido en España lo ha sabido hablar ni ha hecho el mínimo esfuerzo por aprenderlo, esto marca una barrera sociocultural de cara a las relaciones diplomáticas y políticas difícil de superar, no es lo mismo hablar cara a cara con Barak Obama que utilizando traductores simultáneos.
En segundo lugar, el papel de Rajoy es cómico, es cierto que si antes dábamos por sentado que tiene un cierto parecido con Groucho Marx, la foto de este artículo lo corrobora, faltaba el elemento que mejor lo caracterizase como el hermano mayor de los Marx, el famoso puro. Como tal cómico, ha ido caminando por la céntrica calle de Nueva York dando una imagen ridícula, casposa, mediocre y muy carca. Es la quintaesencia del ridículo, viene a ser como cuando Manuel Fraga se bañó en Palomares en 1966, cuando era Ministro de Información y Turismo.
En tercer lugar, su actitud de cara a los medios y sus declaraciones, dijo “estar fascinado” mientras en España la gente se rebela contra la Policía Nacional, porque creen que su derecho a manifestarse es perturbado por los cuerpos de seguridad, o se violan derechos fundamentales como la libertad de expresión. Todo ello es cuestionable, pues ni los manifestantes tiene que ir a una manifestación con piedras en los bolsillos, o tapas de contenedores de basura pegadas al torso, ni los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado tienen que atemorizar, tirar al suelo o pegar a personas que no han hecho nada más que preguntar por una identificación, repito, todo es cuestionable, ni los malos son tan malos ni los buenos son tan buenos. Pero en una situación así, como la que vive España, donde cada dos o tres días hay una manifestación, en las cuales siempre se introduce alguna personas violenta, así como policías vestidos de calle, decir que la situación le “fascina”, pues denota un cierto tinte sadomasoquista por su parte.
Por último, el acto de encender un puro y fumarlo en plena calle, a efectos de body language (lenguaje corporal, ese que los anglosajones analizan a la perfección y es fundamental para describir las acciones de un individuo), es muy negativo, por el simple hecho de que la acción de encender un puro y fumarlo, se suele realizar en momentos en los que hay que celebrar algo, por ejemplo, o cuando un trabajo ha sido finalizado con éxito; es parte de ese lenguaje corporal del ser humano, al igual que un cigarrillo se fuma para aliviar el nerviosismo, por el efecto de la nicotina, el puro es más glamuroso, es un acto de sentirse bien consigo mismo, es una muestra de poder, denota poder económico, satisfacción, fin de un trabajo bien hecho o de un plan llevado a cabo.
En cualquiera de los citados ejemplos, no veo que Mariano Rajoy haya terminado una labor satisfactoriamente, apenas lleva nueve meses de legislatura y el pueblo ya le está pasando la factura porque muchos se sienten engañados, tampoco hay por qué mostrar satisfacción porque nada se ha logrado aún, ningún objetivo, seguimos padeciendo la crisis desde hace cuatro años, cuando otros países ya han superado dicha crisis, y tampoco veo por ningún lado motivos para celebrar un éxito, porque España está ahogada y, a punto de solicitar el rescate financiero de sus bancos a la Unión Europea.
Dicho lo anterior, este señor ha hecho un ridículo estrepitoso en Nueva York, mientras la Policía Nacional española, amedrenta al pueblo que se manifiesta, porque el nuevo Gobierno le ha dado mayores poderes de coacción. No hay más que sustituir los uniformes actuales por los de los famosos “grises” de antaño y la diferencia es mínima, no se observa diferencia alguna en el paso de casi 40 años, si antes el pueblo español se manifestaba por la falta de libertades, ahora se manifiesta por la falta de capacidad adquisitiva y el endeudamiento paulatino.
El viaje de Rajoy a Estados Unidos ha sido un desastre absoluto, una muestra más de como el nuevo Gobierno sabe hacer el ridículo, en tiempos de crisis en España, el Presidente se fuma un puro, me imagino que no a la salud de los españoles, sino a la de los americanos, que ven con escepticismo sus reformas.
Por un lado un Presidente incompetente que mintió al electorado con su programa se fuma un puro en la Sexta Avenida, porque cree que los que se manifiestan en Madrid o en Barcelona son una minoría y la verdadera mayoría está en su casas, por el otro, la gente de todas las edades que no tiene para comer, que no encuentra un trabajo porque el paro crece cada día y no se encuentra la forma lógica de reducirlo. El ying y el yang, las dos caras de la moneda.
El puro de Rajoy y el paro de España.