miércoles, 27 de noviembre de 2013

Telecinco, Francis Franco y el debate sobre el Valle de los Caídos


El pasado 23 de noviembre contemplé estupefacto el programa de la cadena Telecinco 'Abre los ojos y mira', presentado por Emma García, periodista que parece que sólo conduce espacios destinados al morbo, para así engrosar las arcas de la cadena Telecinco, la peor y la más vista de España.
Hubo un debate en la primera parte del programa que planteaba la interrogante de si se deben de trasladar los restos de Franco fuera del Valle de los Caídos y darles sepultura en un cementerio público.
Asistían como invitados al debate Massiel, Jorge Vestrynge y Antón Losada, defendiendo la postura de sacar al dictador de su obra faraónica y de terminar con dicha obra, y Pío Moa, Alberto Bárcena y Francisco Franco Martínez-Bordiú, más conocido como Francis Franco, nieto del dictador.
Dijo Francis Franco en uno de sus turnos de réplica, 'comparar a mi abuelo con Hitler o con Mussolini es una falta de conocimiento histórico'.
La frase del mes por la boca de un señor que en esta democracia que fue tan benévola con su familia, nos viene a explicar  que su abuelo no era tan malo. De acuerdo con que Hitler y Mussolini utilizaron ambos las urnas para llegar al poder, pero Franco, un militar, redujo un país a la nada llevando a cabo la fraticida Guerra Civil para poder gobernar a su antojo sobre esa nada una vez que la terminó.
Telecinco es la principal responsable de este esperpento, en su afán de buscar siempre el morbo opta por innecesarios debates como éste donde no se llegó a ninguna postura ni se justificó adecuadamente cada postura (no hubo un sólo dato contrastable), porque conviene recordar que en lugar de continuar con la línea marcada del debate, que era si estaban a favor o en contra de trasladar los restos de Franco fuera del Valle de los Caídos, se acabó hablando del franquismo, y tuve una vez más que escuchar los largos sermones pseudohistóricos de ese personaje llamado Pío Moa, sobre lo maravillosa que fue la dictadura.
Que España es un ejemplo de mundo al revés queda de manifiesto con la cadena Telecinco permitiendo este tipo de espectáculos que insultan a la inteligencia de algunos espectadores, no todos, llevando a personas como este señor que, por verguenza y respeto hacia una gran parte de la población española, debería de quedarse en su casa.
¿Se imaginan en un cualquier país serio del primer mundo, de la Unión Europea, ya sea Alemania o Italia, un debate semejante? La respuesta es no, porque cualquier elemento fascista en estos países está prohibido, cualquier manifestación, cualquier emblema, y no sólo prohibido sino que aquel que se salte la legalidad es castigado con penas muy duras, un ejemplo de que han sabido pasar página, no hay tumbas de dictadores en estos países, ni para Hitler ni Mussolini, no se hacen debates en la tele sobre si Hitler era bueno o malo.
España jamás se recuperó moralmente de las heridas de la Guerra Civil y los cuarenta años de dictadura de un militar frustrado y obsesionado con la disciplina, hay todavía quienes no saben donde están sus familiares desaparecidos, como también hay quienes sienten nostalgia por aquel régimen que nos hizo ir con mucho retraso con respecto al resto de Europa.
La democracia le concedió todos los favores a la familia Franco, ésto sólo ha ocurrido en un país como España, que la familia de un dictador se quede a vivir en el país y que al cabo de muchos años, comiencen a hacer declaraciones a la prensa sobre política y asuntos de estado.
No es este un tema de debate, hay cuestiones demasiado vergonzosas que por respeto a nosotros mismos y a nuestra historia no se debería de discutir en el plató de una cadena puramente comercial y destinada al entretenimiento como Telecinco, porque se termina frivolizando un tema tan doloroso y espinoso como el de la Guerra Civil y la dictadura.
Los gobiernos de España no hicieron sus deberes correctamente durante la Transición ni después de ella, la idea de poner a Franco en el Valle de los Caídos, haciendo compartir el mismo espacio a fusilados con verdugo y a los obispos y monjes dar misa al lado de la lápida de un dictador, no tiene mucho sentido ni lógica en una democracia verdadera, pero todo esto fue un grave error de los gobiernos pre y post franquistas con el Rey a la cabeza.
Lo que pide el PNV por boca de su portavoz Iñaki Anasagasti, quien participó desde Bilbao en el debate vía conferencia, es lo que todos los que tenemos dos dedos de frente pedimos a gritos, el PNV aboga por dinamitar ese feo mausoleo en el medio de la sierra del Guadarrama, dinamitar esa obra levantada al totalitarismo, al salvajismo, a la intolerancia, al odio entre hermanos, una gran bomba puesta por los geos terminaría en unos minutos con una imagen de Madrid que Madrid no necesita, la obra de un dictador.
Se trata de borrar la huella más visible de un pasado vergonzoso, quitando el monumento se acabó la celebración de actos fascistas, y no sólo habría que quitar el monumento sino también prohibir y castigar duramente por ley cualquier acto, emblema o gesto que connote regímenes totalitarios.
Y Francis Franco que se quede en casa, o si va a la tele que vaya por otro motivo, por ejemplo a acompañar bailando a su hermana Carmen, algo más alegre.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Crimen de Estado



El 25 de noviembre de 1963 enterraron a John Fitgerald Kennedy, el 25 de noviembre de 1963 era un lunes tal como hoy de hace 50 años.

Kennedy fue la quinta ensencia de la persona antitodo, antisistema, un reformista de los pies a la cabeza, verdadero demócrata, a pesar de haber llegado a la presidencia de una forma un tanto oscura.

A Kennedy lo eliminaron los poderes del estado, un poco todos colaboraron en quitar de en medio a una persona que iba a cargarse ese sistema Americano consistente en financiar guerras y crear un entramado de negocio empresarial en base a esa financiación.

Kennedy no quería más Vietnam, ni Cuba, ni URSS, ni CIA, ésta última era el peligro más grande para la democracia estadounidense, y fue precisamente la CIA quien le borró del mapa en colaboración con agentes del FBI, miembros del crimen organizado, la mafia y el poder económico quien borraron la impronta del trigésimo quinto presidente de Estados Unidos.

Primero se cargaron a Marilyn Monroe, quien sabía demasiado de los Kennedy y amenazaba con abrir la boca, pero aquello fue un año y medio antes, se nos presentó de igual manera que el asesinato de Kennedy, un crimen encubierto que pareciese algo diferente, en aquel momento, un suicidio de una persona depresiva.

La Comisión Warren no fue más que un tinglado creado por Lyndon B. Johnson para cerrar de manera oficial la investigación molesta de su predecesor aludiendo que sí había sido una conspiración pero que no había pruebas refutables de ello, con lo cual sólo se aceptaba la teoría de que aquel loco llamado Lee Harvey Oswald había actuado sólo o en compañía de outros pero los disparos provenían todos de su rifle.

El ex-fiscal del Distrito de Nueva Orleans, Jim Garrison, se pasó casi media vida analizando el caso Kennedy, a su muerte el director de cine Oliver Stone le homenajeó en la película “JFK, caso abierto” de 1991, donde Kevin Costner interpreta a Garrison. La película hacía las veces de mito contra mito, a tenor de los resultados de la Comisión Warren de 1979.

John Fitzgerald Kennedy representó las esperanzas de muchos americanos, los ideales de una nueva generación, lo cual se truncó con el magnicidio de Dallas aquel viernes 22 de noviembre de 1963.

Entre todos lo matarón y él sólo se murió, todo se encubrió, se destruyeron pruebas, se borraron otras, se alteraron testimonios, se silenciaron otros, un auténtico desastre de investigación policial manejado por los poderes del estado, pero lo más grave de todo es que le expusieron a la muerte como un blanco perfecto y le dejaron morir, le abandonaron como un objetivo a merced de tiradores profesionales que utilizaron a Oswald como cabeza de turco (el cual no tenía puntería ni para acertar alguno de los disparos).

El misterio en torno a la muerte de Kennedy quizá no pueda ser revelado jamás, en parte porque la mayoría de las personas relacionadas con este caso han muerto o están a punto de morir. 

Kennedy fue un mártir de su época, como lo fue el papa Juan Pablo I o la propia Marilyn, fueron personas trasgresoras, que soñaron un mundo mejor pero que se encontraron con enemigos muy poderosos, los de siempre, los que tienen el poder económico y sufragan el poder politico, la banca y los millonarios.

Aquel mes de noviembre de hace 50 años Estados Unidos asesinó por segunda vez a uno de sus presidentes, cien años antes había sido Lincoln la víctima, pero en aquel entonces fue por causa de un fanático enloquecido, como ocurrió con John Lennon, o Martin Luther King, pero en el caso de Kennedy no fue un fanático, el fanático sí lo hubo, en este caso Oswald, pero sirvió de tapadera a un complot organizado desde el poder para cambiar al cabeza de ese poder. Fue un crimen de estado.

A JFK, por expreso deseo de su viuda, Jacqueline, le hicieron un funeral de estado como el que se le hizo a Abraham Lincoln en 1865, el cual fue asesinado en viernes también, y el cual consiguió algo por lo que la sociedad le estará agradecida por la eternidad, acabar con la segregación racial y la esclavitud.

sábado, 23 de noviembre de 2013

La losa de Franco



La losa de Franco pesa más de 1500 kilos, está de un color blanco ensuciado y por el aspecto cualquiera diría que tiene unos 38 años.

El español medio no pasa ni posa ante la losa del anterior jefe de estado, es algo tétrico, ya que aunque yace su cuerpo diminuto debajo de la losa, su fantasma aún pesa sobre la mente de muchos que le odiaron y le temieron en vida, véase expatriados, repudiados, acusados, marcados, exhonerados, encerrados, torturados, humillados, exiliados, retornados, fugados…

Es esta losa muy pesada como para hacer algún esfuerzo y levantarla, demuestra la losa lo que es España, un país vencido, de vencedores y vencidos, en su más típica version cainita de odios y pasiones toreras, un país de cobardes, que en 40 años no supieron plantarle cara al tirano. 

Mirando a Inglaterra o Francia, podemos observar que en su historia tienen revoluciones sociales en las cuales cambiaron el modelo de sociedad, sobre todo en lo que se refiere a la segunda, donde no hubo miramientos para con el clero o la aristocracia, se impuso un modelo social de justicia e igualdad.

El dictador gallego es el personaje más oscuro de nuestra historia, gracias a él aún estamos pagando caro el retroceso padecido en los mejores años del siglo XX cuando otros países europeos gozaban de aires de libertad.

La losa de Franco es demasiado pesada para quitarla, y más aún para borrarla, si no hubo valor en vida para derrocarle, menos aún lo hay hoy para eliminar el esperpento del Valle de los Caídos y trasladas sus restos a un cementerio normal como el de El Pardo. Ni en Alemania ni en Italia hay tumbas faraónicas de Hitler o Mussolini.

La losa de Franco pesa sobre las conciencias de unos y de otros, para aquellos cuyos antepasados vivieron bien a la sombra de la dictadura, nos reescriben la historia contándonos la version de que Franco trajo la democracia, para los otros, Franco no fue más que un carnicero hambriento de poder y que se perpetuó en dicho poder hasta su muerte.

La losa de Franco es demasiado vergonzosa y pesada, su lastre es horrible, es el recuerdo, la pesadilla de 40 años de falta de libertades, Franco fue un dictador que no toleraba que otros tuviesen libertad, un militar que dirigió España como si fuese su cuartel.

En España en más de 30 años de democracia no ha habido valor por parte de ningún gobierno para juzgar los responsables, si los hubiese, de los crímenes de la dictadura franquista, como si lo ha habido en países como Argentina o Chile.

El café para todos se sirvió con leche rancia y el corte de digestion fue una tremenda decepción, se tuvo grandes consideraciones con la familia de este caudillo que se creía un salvador de la patria y no era más que un hombre acomplejado, rencoroso y asexual.

El 23 de noviembre de 1975 era domingo, y Juan Carlos ya era rey, y como tal presidió aquel funeral de pompa military y glamour de cadetes y guardia mora donde ningún jefe de estado extranjero acudió a excepción de Pinochet, Imelda Marcos y Rainiero de Mónaco.

Cuando colocaron la losa metieron dentro el cuerpo muerto de un hombre que nunca pensó en devolverle al pueblo lo que él le había quitado, aunque su nieta María del Carmen si hacía lo que le daba la gana dejándose las bragas por los mejores hoteles.

La losa del General Franco es la de un personaje oscuro y siniestro, que nunca salió de España ni aceptó nada que proveniese del exterior, por considerarlo peligroso.

Me pregunto hasta qué punto puede haber descansado en paz un hombre que firmó tantas penas de muerte mientras tomaba café.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Amparo Rivelles


Amparo Rivelles  fue la digna sucesora de sus padres, los grandes cómicos (que era como se llamaban entonces) Rafael Rivelles (1898-1971) y María Fernanda Ladrón de Guevara (1896-1974).
Aprendió el oficio desde niña, en la compañía que dirigía su madre, la cual la corregía siempre a pesar del aplauso del público, para que se perfeccionase como actriz.
Amparo Rivelles no fue sólo una gran intérprete de cine, teatro y televisión, sino que fue además una gran belleza, fue el epitafio de la elegancia en el séptimo arte español, y llevó la dignidad a una profesión donde no siempre se hacen Buenos trabajos.
Trabajó con los más grandes, incluyendo a Orson Welles y Tulio Demicheli, vivió durante casi 25 años en México, donde se convirtió en “La señora Doña Amparo”, siendo la diva de varias telenovelas o seriales que ella puso de moda encabezando grandes repartos de actores, como “La hiena” (1973), o “Lo imperdonable” (1975), etc.
Vivió su vida como quiso, siendo una mujer libre, tuvo en México una hija de soltera, María Fernanda, a la que llamó como su madre, y a los 49 su hija la convirtió en abuela.
Regresó a España con las maletas en 1981 para seguir cosechando los mejores éxitos de su carrera en televisión (“Los gozos y las sombras”), cine (“Esquilache”), teatro (“Hay que deshacer la casa”) y hacerse con los premios más importantes de la profesión.
Ya en su ancianidad, la Rivelles seguía gozando del cariño del público, que nunca la dejó de querer, su rostro, no sólo era el de la mujer que ha vivido una vida larga y fructífera, sino el rostro de la dulzura, del amor, pore so, no hay compañero de profesión que hable mal de ella.
Doña Amparo se ha ido de entre nosotros llevándose el cariño, el respeto y la admiración de toda España.
Gracias Amparo, por los grandes momentos que nos has hecho pasar viendo tus trabajos.