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lunes, 14 de julio de 2014

El fascismo gay






Han tenido los homosexuales, bisexuales y transexuales que aprender acerca de su sexualidad en la calle, por sí mismos, ya que nadie sabía antes cómo hablar de este tema, ni siquiera las personas más allegadas a ellos (sus padres). Es fácil imaginar que con todos los estigmas, falta de ejemplos positivos y la falta de educación formal, nos encontramos en una sociedad homofóbica donde incluso un sector de los mismos homosexuales se discriminan entre ellos.
No me merece ningún respeto la homofobia gay, es decir, aquellas actitudes propiciadas por personas que se dicen de condición homosexual, que anhelan la popularidad a cualquier precio y no reúnen ningún carisma o formación para destacar por algo y discriminan en las redes sociales a otros gays por su trabajo o formación. La homofobia gay es una tendencia tan habitual y cotidiana como la de ser homosexual; no hay mayor crueldad física pero sobre todo mental que la de un gay hacia otro gay. “No, no, no, no, una iglesia rosa no, eso si que no, vamos, no lo veo yo, no, no, no, aquí no”. Yo no pensaba que los gays de ciertos lugares de España fuesen tan negativos, oscuros e intolerantes.
Mucho se ha debatido sobre la homofobia gay. Recientemente he tenido una pequeña discusión con Anastasio Noval, el cual es gay, y le dijo a sus primos, los Lastra-Lastres Luerces que me pongan insultos en mi propia página de Facebook mientras ellos me difaman a través de sus perfiles alegando que soy un perturbado mental. Investigando en el árbol genealógico de los Lastra-Lastres pude comprobar que uno de sus antepasados era Agapito Lastra-Lastres Pituca, un periodista de la dictadura de Franco… es decir, los que tienen un apellido muy largo no toleran que los que no lo tenemos, o lo tenemos muy corto, nos expresemos. Para ser erudito en los pueblos basta con tener el bachillerato, venir de Madrid, vivir del apellido, dirigir el cotarro, asistir a los besamanos y amanazar por las redes sociales al prójimo (como se hacía antes por teléfono), la derechona no cambiará nunca.
Los descendientes de fascistas que han salido del armario en los últimos decenios y son los primeros en discriminar, subestimar e insultar a otros gays porque llevan el gen de la difamación y la exclusion social en la cabeza, conforman el grupo de personas que se denomina “fascismo gay”, viven del pasado, quieren ser respetados y lo son porque el vulgo es ignorante, y así llevar la voz cantante en el lugar donde se hayan, que es muy enano, es el querer y no poder, pues por sí mismos carecen de brillo en el presente “yo soy un hijo predilecto de Patatín”, mentira, nunca lo fuiste, decías que lo eras en las reuniones de socios del Casino. Algunos de estos gays son amigos de personas con perfiles en facebook que incluyen fotos de temática fascista y mensajes haciendo apología a regímenes ya pasados, los cuales aprovechan el tirón de la crisis para reivindicar lo que ya casi nadie quiere volver a vivir. Quieren seguir hablando mucho y diciendo poco, perpetuando la tradición, gobernando en el ayuntamiento, en el cementerio, en la iglesia y en el cuartel.
Por tanto, no es de extrañar, que te rechacen cuando quieras formar parte de un grupo formado por alguno de ellos en Facebook, la exclusion social es parte de su genética heredada. Era en época del dictador cuando se daban palizas a los homosexuales, a algunos se les obligaba a exiliarse (Miguel de Molina) a países como México, Francia o Reino Unido, que eran democracias de verdad, se les intimidaba y difamaba para arruinarles la vida si se quedaban. El franquismo persiguió a los gays y algunos gays que provienen de familias que fueron o aún son franquistas persiguen hoy en día en pueblos y ciudades a otros gays que no piensen igual o sean políticamente incorrectos, es el odio en estado puro, repiten el mismo patron de conducta que sus ancestros, no pueden llegar a la violencia porque la democracia no se lo permite, pero van de pueblo en pueblo difamando o lo hacen a través de internet, tienen que salvaguardar el honor, cuando el honor sólo sirve como estiércol para abonar las plantas. Se escudan en que son gays mientras practican esta actitud social de dominación.
A tenor de lo visto, sólo me queda pensar que Franco no ha muerto aún en España, que vive en la memoria, en la piel y en los genes de los hijos, nietos y biznietos de aquellos que fueron afines a su régimen de odio y de muerte y algunos de estos, que son gays, que se hacen llamar a sí mismo “maricas”, degradándose cuando lo dicen, son verbalmente agresivos, socialmente inestables, mentalmente sucios y todos ellos juntos sólo suman una neurona. Suelen ser los primeros que hablan de humildad cuando carecen de conocimiento del significado de la palabra humildad.
¿Puede la homosexualidad ir de la mano del fascismo? Sí, es el fascismo gay. Y como los jóvenes de hoy en día conforman una generación perdida, es fácil de suponer que acaban formando parte de este getto basura.

domingo, 4 de noviembre de 2012

El papel de las Fuerzas Armadas


El papel de las Fuerzas Armadas de España, el ejército, no es otro que el de defender la seguridad del país, ya sea de un enemigo exterior o en un conflicto interno.
Hace más de cien años que el Reino de España no se enfrenta en un conflicto bélico exterior, la última vez fue en 1898, con Estados Unidos, el cual le declaró la guerra a España para poder quedarse con sus últimas colonias de ultramar, Guam, Filipinas, Cuba y Puerto Rico. El desastre de la derrota trajo consigo un pesimismo en el país que aún prolonga sus secuelas en nuestro tiempo.


El ejército español se dividió en los dos bandos que se enfrentaron en la Guerra Civil Española de 1936 a 1939, republicanos y nacionales, siendo los últimos los ganadores de la contienda, con la ayuda de la Italia fascista y la Alemania de Hitler.
Desde entonces, el ejército español quedó manchado por culpa del franquismo, cada vez que se habla de él vienen a la luz nuevos temores de épocas pasadas, pues Franco usó a su favor al ejército, lo convirtió en un ejército golpista, y hemos tenidos que esperar muchos años para democratizarlo.
A día de hoy el papel de las Fuerzas Armadas de España es impecable, allá donde van, es uno de los ejércitos más importantes del mundo, el cual, con sus aviones de transporte ‘Hércules’ C-130 trajo a España el tesoro de la fragata ‘Nuestra Señora de las Mercedes’, que un tribunal estadounidense ordenó devolver a España.
No entiendo por qué la polémica surgida en Cataluña sobre la posible intervención del ejército en caso de que se celebrase el famoso referéndum de Artur Mas sobre la independencia.
Tampoco entiendo la paranoia de muchos para con las Fuerzas Armadas, las cuales están para protegernos a todos de cualquier peligro, avivando el fuego de fantasmas ya enterrados, el ejército español del siglo XXI difiere inmensamente del que tenía Franco, es un ejército profesionalizado, compuesto de mujeres y hombres cuya misión es la de llevar la paz allí donde haya un conflicto, ya sea en Kosovo, Afganistán o Elche.
Los nacionalistas, no contentos con su revisión de la Historia a su favor, del lavado de cerebro que han hecho con las nuevas generaciones de descendientes de emigrantes a Cataluña, ahora quieren utilizar el viejo truco de que un ejército “extranjero” les podría invadir en caso de que se permitiese un referéndum ilegal por parte de un político (Artur Mas) que se está saltando la Constitución española.
Imaginemos por un momento que Mas no acata la Constitución y sigue adelante con el referéndum ilegal, el Gobierno tendría que aplicar el artículo 155 de la Constitución, el cual ignoraría Mas. La vía lenta de la coacción sería el Tribunal Constitucional, pero la vía rápida sería la intervención de los Mossos d’Esquadra, aquí es donde comienza el problema, cual sería la actitud de los Mossos, Policía Autonómica de Cataluña.
Partamos de la base que los Mossos no hacen nada al respecto por impedir el referéndum, o se dividen en dos corrientes ocasionando un gran problema a la seguridad de la Comunidad Autónoma, es aquí donde tendría y debería de intervenir el ejército español, y de deshonroso no tiene nada, al contrario, su función es la de velar por la del cumplimiento de la legalidad y el orden en la Comunidad Autónoma de Cataluña, como de si de cualquier otra se tratase. Ante la impasividad de la policía local y autonómica, tendría que intervenir, o bien la Policía Nacional, o en su defecto, las Fuerzas Armadas.
Los nacionalistas, con su típica demagogia, echan balones fuera para comparar una posible intervención en Barcelona del ejército español con el golpe de estado del 36, muy lejos de la verdad y un gran insulto a las Fuerzas Armadas. Nada de vergonzoso tiene que un tanque militar se paseé por Barcelona, si se vulnera el orden constitucional, están para protegernos y que todos, absolutamente todos, respetemos la legalidad que nos dimos en 1978.
Lo demás son películas de John Wayne o Lee Marvin, no se le podría calificar de golpe militar pues Cataluña es parte de España, sería una operación por la seguridad del Estado, en el caso de que hubiese que decretar el Estado de Alarma.
La polémica viene dada porque los cazas españoles vuelan sobre el cielo de Cataluña, que yo sepa Cataluña no es Marruecos, y claro va Felipe Puig, Consejero de Interior de la Generalitat, y le pide explicaciones al Ministerio de Defensa, de nuevo el acoso.
El Ministerio no debe de dar disculpas, están por encima de este señor y del Parlamento de la Generalitat, si les molesta que les moleste, tienen el derecho a volar con la asiduidad que crean conveniente y a demostrarles que no se juega con el Estado, al que coaccionan con chantajes por falta de políticos con visión de estadistas.

Hay que empezar a dejarle claro a Cataluña que es una Comunidad Autónoma del Reino de España y ahí se termina todo, cualquier otro tipo de osadía se debe de frenar en seco, no hay que dar disculpas de ningún tipo.
También al señor Junqueras, candidato de ERC a las elecciones, quien reprocha al PSOE el uso de la fuerza militar en caso y que exigió hace unos días al Gobierno central que certifique que descarta enviar las tropas a Cataluña para frenar un eventual proceso secesionista.
Las Fuerzas Armadas se pueden enviar a Oviedo, Vigo, Santander, Bilbao, Pamplona, Barcelona, Huesca, Teruel, etc. siempre y cuando el Gobierno lo dictamine, si hubiese un intento secesionista en alguna de las Comunidades Autónomas, es legal y lícito, es lo justo y razonable, porque ni todos los catalanes son nacionalistas, ni todos quieren la independencia, ni lo que están intentando hacer Mas y compañía es legal y es un despropósito, en cualquier otro país de Europa se procedería de manera similar, ni más ni menos, se haría respetar el ordenamiento jurídico y legal mediante una intervención militar.
¿A qué está esperando el Gobierno de Mariano Rajoy? Mano dura con los nacionalistas sin contemplaciones, o, de lo contrario, será demasiado tarde, como cuando se perdieron las últimas colonias, por no haber sofocado antes las revueltas en Cuba.
Que no se diga que reaccionamos tarde mal y nunca, que no seamos de nuevo los últimos en enterarnos. Acción sin ningún tipo de rubor, o acatan la Constitución o se les interviene militarmente.
 

martes, 15 de mayo de 2012

Rambal, la leyenda


Alberto Alonso Blanco "Rambal" (1929-1976).


Tomó su seudónimo de uno de los galanes de la época y su nombre acabó siendo casi más conocido por él mismo que por el actor al que admiraba. 


Cuando el célebre Rambal apareció asesinado, nació la leyenda. Hoy, 36 años después de su trágica muerte, son muchos los que se siguen preguntando quién acabó con la vida de uno de los personajes más populares de Cimadevilla. Un 'Falete' de los años 70 que hizo con su vida folklore y con su muerte un puzzle que sigue sin encajar.


Alberto Alonso Blanco cantaba por Marifé de Triana. Y por lo que le echasen. Era un todoterreno. Lo mismo bailaba que copleaba que se arrancaba con la sorna 'playa', o con su propia vida. En pleno franquismo no ocultaba su homosexualidad. No eran tiempos fáciles, pero él supo llevarse a sus vecinos y a su público de calle, que ya era mucho. Llenaba los bares. Subía su desparpajo al escenario y cuando se bajaba seguía siendo igual. Él mismo. Ahora estaría a punto de cumplir los 84 años. Se quedó en unos intensos 47.


Le encontraron porque su casa del Campo de las Monjas ardía. Del segundo piso salía humo. Era la una y pico de la madrugada del 19 de abril de 1976. Cuando llegaron los bomberos y apagaron el fuego lo encontraron sobre la cama. Estaba inerte. Lo habían apuñalado con saña. Su asesino quiso borrar su propio rastro. Y parece ser que lo consiguió. El arma con el que lo mataron nunca se encontró y el agua empleada para extinguir el incendio se llevó las pruebas que lo podrían haber delatado.


«El asesino intentó deshacerse del cadáver y quiso carbonizarlo. Después de matarlo lo colocó inclinado sobre la cama, con los pies fuera, apoyados sobre un montón de ropa. La quemó para que las llamas subiesen por el cuerpo pero los bomberos llegaron antes. Sólo tenía las piernas quemadas». Lo dice Carlos Montero, el médico forense, ya jubilado, quien se encargó de certificar la muerte y hacerle la autopsia.


«El cuerpo tenía numerosas heridas vitales en el cuello y en el tórax producidas con un estilete, que en aquella época era un arma muy común entre los delincuentes», añade. La víctima «no tenía signos de defensa, lo apuñalaron sin que se pudiese mover, por lo que se supone que era alguien más corpulento que él, que le superaba en fuerza».


El asesino de Rambal huyó rápidamente del piso, pero «antes se lavó las manos en un grifo que había en la planta de abajo. Lo dejó abierto». Según los investigadores, pudo ser un crimen premeditado. Lo tenía todo pensado y todo bien atado. En la habitación no se encontró ni una sola huella sospechosa. El agua se lo llevó todo.


«La Policía estuvo muy implicada durante mucho tiempo y cada vez que tenían una nueva línea que seguir la cotejábamos con los datos de la autopsia. Pero nada. En las primeras horas todos creíamos que se iba a esclarecer rápidamente, pero no hubo manera», se lamenta Carlos Montero.


El mito de Rambal lo alimentaron, acertadamente o no, las voces que de forma incesante señalaban que 'alguien influyente' estaba relacionado con el crimen. Se dijo de todo: que si el hijo de un concejal, un político, un deportista, que si se quería tapar, que si había orden de dejar de investigar.¿Qué hay de cierto? ¿Son puros bulos? La idea del complot se extendió de tal forma que posiblemente sean muy pocos los gijoneses de cierta edad que vean en éste un crimen ordinario sin resolver, como otros muchos cometidos en la ciudad.


Los expertos no van en esa dirección. «Una de las hipótesis que más fuerza cobró fue la posibilidad de que el asesino fuese un tripulante de algún barco que hubiese hecho escala en Gijón y que posiblemente no era la primera vez que mataba», considera el forense.


Sea como fuese, el crimen de Rambal ha llenado horas de conversación en chigres y calles y ha hecho de este peculiar personaje todo un mito en el ámbito gijonés cuyas peripecias y ocurrencias han pasado de padres a hijos. El multitudinario funeral da una idea del cariño que le profesaban sus vecinos al intérprete de 'la canción del turco'. Una de las coronas de flores rezaba: 'Cimadevilla pide justicia'. Y aún no la han tenido.