Hubo una época en España, allá por los años 70 y 80, en que era habitual ver puesto a las mujeres los famosos abrigos de visón.
A finales de los años 80 la cultura del abrigo de visón decayó, en parte porque las peleterías eran incapaces de crear innovadores diseños acordes a las nuevas modas, durante toda la década de los 90 el visón quedó relegado a pieza de museo, se convirtió en una prenda desfasada, símbolo del maltrato animal, pues el visón es el animal más explotado en las granjas de peletería europeas, junto con el zorro, la chinchilla, el lince, o incluso el hámster.
Ayer, en uno de mis frecuentes viajes a Oviedo, pude observar que la mujer ya entrada en años es portadora de este tipo de abrigos cuando el frío llega al Principado, son muchas las mujeres que llevan puestos los visones y las joyas por las calles de la capital asturiana, uno se siente realmente transportado a otra época, con ese olor de Guerlain en el ambiente impregnándolo todo.
En Oviedo van a contracorriente de la moda, no importa la prolífera campaña mundial que se ha llevado a cabo en contra del uso de las pieles en moda, incluso modelos como Naomi Campbell se han prestado a colaborar en dichas campañas posando desnudas.
Cabe decir que a partir del nuevo milenio, allá por el 2000/2001, se volvió a poner de moda el abrigo de piel, con diseños más juveniles y asequibles en cuanto a estilo para todas las edades, es decir, el visón dejaba de ser un abrigo exclusivamente para señoras que pasasen la barrera de los cuarenta o cincuenta años, ya no era patrimonio de nuestras madres y abuelas, sino que jovencitas podían comprar, siempre y cuando tuviesen esa capacidad adquisitiva, chaquetas juveniles fabricados en este material.
La cultura del abrigo de visón fue compatible con la de los años del gobierno socialista de Felipe González, Isabel Preysler o Carmen Franco Polo fueron ejemplos de personajes del papel cuché habituales de esta moda.
El uso de las pieles en moda es un símbolo de ostentación, no hay nada más caro que un abrigo de chinchilla o de visón, es el lujo del lujo, símbolo de poder económico, denota poder económico y, a la vez, es un ejemplo del mal gusto aquellos que sufren el llamado “síndrome del rico”, el cual consiste en aparentar no ser pobre, aparentar una gran solvencia económica, y lo padecen este síndrome los “nuevos ricos” es decir, aquellos que primero vieron en su vida miseria y carencia.
El abrigo de visón es un anacronismo, un símbolo de una época en la que no se era consciente de muchas cosas, una de ellas, que para la confección de este tipo de prendas hay que asesinar a una tipología de animales que no lo merecen. Es una prenda cara, y llevarla puesta conlleva dar a entender a los demás que no eres pobre, sino todo lo contrario, que tienes la capacidad de comprar un abrigo que vale miles de euros.
El rico de verdad, ese que lo tiene, lo guarda y prefiere la discreción, ese que tiene el buen gusto de combinar unos vaqueros del zara con unas zapatillas deportivas caras y un abrigo de paño huye de este tipo de ostentosidad, de algo que forma parte de la moda hortera de hace décadas.
Aunque siempre quedarán señoras que lleven puesto estos abrigos de visón, empeñadas en visonear, continuarán haciendo visonadas con el abrigo sacándolo a la calle, es decir, visonadas de visón.