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martes, 16 de enero de 2018

"Volver a empezar": 20 años después

A éste reportaje le dediqué todo un verano (2001), cuando era becario en Televisión Local de Gijón. Debo confesar que fue mi primer trabajo en una televisión local.

Agradezco a todas las personas que accedieron a colaborar de forma desinteresada en éste reportaje, sin ellos no hubiese sido posible algo así.

El resultado fue un gran trabajo de grupo por el que me felicitaron todos en la cadena. Sólo me arrepiento de no haberlo promocionado en su momento cuando me lo solicitaron. Colaboraron todos los cámaras de la tele y varios otros de la plantilla (Marlene y Lara me enseñaron a editar). Lo único que me quedó pendiente fue entrevistar a Garci y éso hubiese sido perfecto, pero Garci estaba en Madrid y no podía viajar a Gijón.

Hasta ése momento creo que no se había hecho un reportaje sobre la película, menos aún por parte de un becario que estaba para hacer trabajos menores. Hice algo que estaba por encima de mis responsabilidades y que superó las expectativas de los responsables de la cadena.

El reportaje se emitió por vez primera el día de Asturias (8 de septiembre) del año 2002 y, según me contaron, tuvo mucho éxito. Para entonces yo ya vivía en Londres y no pude verlo televisado. Hubo gente que me contó que lo habían visto y les había gustado mucho.

Tiempo después se hicieron otros documentales, pero desde mi honesta opinión ninguno alcanza la calidad de éste. Es un reportaje hecho con mucho cariño, el mismo que puso José Luis en la película. Puse alma, tripas y corazón en éste trabajo.

Televisión Local de Gijón cesó su emisión en el año 2006, unos años antes me comunicaron que el documental se había destruido y lo dí por perdido. Me he sorprendido y emocionado al verlo aquí publicado por la editorial Notorious Ediciones, porque hacía 16 años que no lo había visto. Creo que no ha perdido su frescura.

Es bonito conservar éstos recuerdos para poder de vez en cuando mirar hacia el pasado, por ejemplo algunos de los entrevistados ya no están entre nosotros (DEP José Manuel Palacio y José Manuel Fernández y uno de los cámaras de la tele).

domingo, 24 de marzo de 2013

España contra el mundo y el mundo contra España

La política exterior de España ha sido siempre un desastre, una cuestión de ineptitud estrepitosa perpetrada a lo largo de los años. Participan de esa política siempre los mismos, en un principio eran aristócratas, validos, nobles, luego la tarea evolucionó a los burgueses, pero todos ellos eran simple y llanamente tontos con dinero, aferrados al poder, que no eran grandes estrategas, sin dotes para la diplomacia internacional.


Cuando no hay una idea clara de hacer política, todo lo demás no se sustenta, es lógico que los demás países del mundo nos tomen a chifla si hoy decimos una cosa y dentro de tres años decimos otra.
Un ejemplo claro de este dondedijedigodigodiego es la cuestión de Gibraltar, el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo se ha propuesto desmantelar todo lo relacionado con el Foro Tripartito creado en la época del gobierno de Zapatero.
La intención puede ser buena, la de no dejar que Gibraltar participe en tales negociaciones de soberanía, las cuales no existen para el Reino Unido, es un tema del que no se habla ni están dispuestos a tratar, pero el Ministro, con su vuelta de tuerca, vuelve a mostrar internacionalmente que España es un país donde cada vez que gobierna un partido político distinto, se desmantela todo lo creado por el gobierno anterior, ya sea en materia de educación, justicia, sanidad o asuntos sociales, así, cada cuatro u ocho años tenemos que adaptarnos a lo que dicte la ideología del momento, en lugar de aplicar la lógica y dejar las cosas como están.
Allá por 1982, cuando estalló el conflicto de las islas Malvinas, lo cual presentó una situación análoga a la de Gibraltar, España, entonces gobernada por la UCD de Calvo Sotelo, se posicionó políticamente a favor del gobierno de Margaret Thatcher, y, antes de que estallase el conflicto, en uno de los debates del Consejo de Seguridad de la ONU, allá por 1982, España se abstuvo. El entonces ministro de Exteriores, José Pedro Pérez Llorca, envió un mensaje personal de buenos deseos a Lord Carrington, su homólogo británico, diciendo que “el Gobierno español estaría dispuesto a hacer lo que se considerara útil dentro del limitado rango de posibilidades a su disposición”.
Efectivamente, España apoya a Reino Unido en la guerra contra Argentina, pero al mismo tiempo reclama la soberanía de Gibraltar, en manos de Reino Unido desde 1713 (este año se cumplen 300 años). El Gobierno de Franco cerró la verja de Gibraltar en 1969 pero el Gobierno de Felipe González la reabrió en diciembre de 1982. Los gibraltareños o “llanitos” deben ya estar acostumbrados a tanto vaivén político proveniente de España. Ahora entiendo el refrán portugués que dice “de España ni buenos vientos ni buenos casamientos”.
Se podrían citar una larga lista de ejemplos, como la retirada del ejército del Sahara Occidental y luego la súplica que se hace para que los habitantes de tal territorio sean independientes, o la postura en contra a la independencia de Kosovo, por miedo a los nacionalismos internos de España que podrían verlo como un acto de tolerancia, se podría ir más atrás en el tiempo y hablar de la nefasta declaración de guerra a los Estados Unidos en 1899 en unas condiciones muy inferiores de guerra o las inútiles guerras de religión llevadas a cabo por Felipe II utilizando los recursos provenientes de América y Asia por el empeño de una cruzada a favor del catolicismo, lo cual permitió a los ingleses instalarse en la costa oriental de Norteamérica.
España lleva desde el año 1700, casi los mismos años que tiene Gibraltar, sin dar una en el clavo con respecto a temas de política internacional, no es que haya tenido la culpa en todo lo que le ha ocurrido históricamente los gobiernos sucesivos pero la falta de eficacia a la hora de diseñar una política exterior brillante como la que había en época de los Austrias mayores, nos hizo perder el imperio progresivamente, sumirnos en una gran depresión de la que sólo hemos salido durante ese maravilloso renacimiento español que existió de 1992 a 2008.
Dejando de lado si el concepto de nación es discutible o no, habría que trazar una política exterior decisiva, quiénes tienes que ser nuestros permanentes aliados y quienes no, con quienes hay que negociar, pero cuando se trata de negociar, no se trata de llevarnos bien con un país x y luego dejarles tirados, como hicimos en Irak, se está a las duras y a las maduras. España suspenso en diplomacia internacional.