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domingo, 24 de marzo de 2013

España contra el mundo y el mundo contra España

La política exterior de España ha sido siempre un desastre, una cuestión de ineptitud estrepitosa perpetrada a lo largo de los años. Participan de esa política siempre los mismos, en un principio eran aristócratas, validos, nobles, luego la tarea evolucionó a los burgueses, pero todos ellos eran simple y llanamente tontos con dinero, aferrados al poder, que no eran grandes estrategas, sin dotes para la diplomacia internacional.


Cuando no hay una idea clara de hacer política, todo lo demás no se sustenta, es lógico que los demás países del mundo nos tomen a chifla si hoy decimos una cosa y dentro de tres años decimos otra.
Un ejemplo claro de este dondedijedigodigodiego es la cuestión de Gibraltar, el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo se ha propuesto desmantelar todo lo relacionado con el Foro Tripartito creado en la época del gobierno de Zapatero.
La intención puede ser buena, la de no dejar que Gibraltar participe en tales negociaciones de soberanía, las cuales no existen para el Reino Unido, es un tema del que no se habla ni están dispuestos a tratar, pero el Ministro, con su vuelta de tuerca, vuelve a mostrar internacionalmente que España es un país donde cada vez que gobierna un partido político distinto, se desmantela todo lo creado por el gobierno anterior, ya sea en materia de educación, justicia, sanidad o asuntos sociales, así, cada cuatro u ocho años tenemos que adaptarnos a lo que dicte la ideología del momento, en lugar de aplicar la lógica y dejar las cosas como están.
Allá por 1982, cuando estalló el conflicto de las islas Malvinas, lo cual presentó una situación análoga a la de Gibraltar, España, entonces gobernada por la UCD de Calvo Sotelo, se posicionó políticamente a favor del gobierno de Margaret Thatcher, y, antes de que estallase el conflicto, en uno de los debates del Consejo de Seguridad de la ONU, allá por 1982, España se abstuvo. El entonces ministro de Exteriores, José Pedro Pérez Llorca, envió un mensaje personal de buenos deseos a Lord Carrington, su homólogo británico, diciendo que “el Gobierno español estaría dispuesto a hacer lo que se considerara útil dentro del limitado rango de posibilidades a su disposición”.
Efectivamente, España apoya a Reino Unido en la guerra contra Argentina, pero al mismo tiempo reclama la soberanía de Gibraltar, en manos de Reino Unido desde 1713 (este año se cumplen 300 años). El Gobierno de Franco cerró la verja de Gibraltar en 1969 pero el Gobierno de Felipe González la reabrió en diciembre de 1982. Los gibraltareños o “llanitos” deben ya estar acostumbrados a tanto vaivén político proveniente de España. Ahora entiendo el refrán portugués que dice “de España ni buenos vientos ni buenos casamientos”.
Se podrían citar una larga lista de ejemplos, como la retirada del ejército del Sahara Occidental y luego la súplica que se hace para que los habitantes de tal territorio sean independientes, o la postura en contra a la independencia de Kosovo, por miedo a los nacionalismos internos de España que podrían verlo como un acto de tolerancia, se podría ir más atrás en el tiempo y hablar de la nefasta declaración de guerra a los Estados Unidos en 1899 en unas condiciones muy inferiores de guerra o las inútiles guerras de religión llevadas a cabo por Felipe II utilizando los recursos provenientes de América y Asia por el empeño de una cruzada a favor del catolicismo, lo cual permitió a los ingleses instalarse en la costa oriental de Norteamérica.
España lleva desde el año 1700, casi los mismos años que tiene Gibraltar, sin dar una en el clavo con respecto a temas de política internacional, no es que haya tenido la culpa en todo lo que le ha ocurrido históricamente los gobiernos sucesivos pero la falta de eficacia a la hora de diseñar una política exterior brillante como la que había en época de los Austrias mayores, nos hizo perder el imperio progresivamente, sumirnos en una gran depresión de la que sólo hemos salido durante ese maravilloso renacimiento español que existió de 1992 a 2008.
Dejando de lado si el concepto de nación es discutible o no, habría que trazar una política exterior decisiva, quiénes tienes que ser nuestros permanentes aliados y quienes no, con quienes hay que negociar, pero cuando se trata de negociar, no se trata de llevarnos bien con un país x y luego dejarles tirados, como hicimos en Irak, se está a las duras y a las maduras. España suspenso en diplomacia internacional.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Las Colonias del Siglo XXI, la verguenza mundial

De 16 existentes territorios no descolonizados en el planeta, 3 pertenecen a USA (Guam, Samoa Americana e Islas Vírgenes de EEUU), 1 pertenece a Marruecos (Sahara Occidental), 1 a Francia
(Nueva Caledonia) y 11 a Reino Unido (Anguila, Bermudas, Montserrat, Islas Vírgenes Británicas, Islas Turcas y Caicos, Santa Elena, Islas Caimán, Gibraltar, Islas Malvinas, Pitcairn, y Tokelau)


Guam - Junto a Filipinas, fue el botín de guerra que EEUU obtuvo de España en 1898 por medio del Tratado de París. En 1941 la invadieron los japoneses, pero el 'imperio USA' la recuperó en 1944. Y la convirtió en base militar. Desde 1973, Naciones Unidas ha reclamado a Washington que permita a los isleños ejercer su derecho a la autodeterminación.



Samoa Americana - Durante décadas, Samoa fue disputada por EEUU, Gran Bretaña y Alemania. La rivalidad se resolvió en 1889 mediante un tratado que reconocía a EEUU derechos sobre las siete islas al este del meridiano 171 mientras la mitad occidental quedaba bajo el imperio alemán —los británicos se retiraron a cambio de sus «derechos» sobre Tonga y Salomón



Islas Vírgenes Americanas - Fueron colonizadas por españoles y daneses. Durante la segunda administración Lincoln —la que comenzó en 1865—, EEUU hizo los primeros intentos de adquirirlas, pero la compra no se concretó hasta finales de la Primera Guerra Mundial, cuando necesitaron ampliar sus posesiones en el Caribe ante la amenaza bélica alemana. En 1921 pagaron 25 millones de dólares por el territorio y los 26.000 africanos que vivían en él.



Sahara Occidental - Antigua provincia española desde 1884, en 1975, 300.000 marroquíes entraron en la zona con la Marcha Verde y el régimen español, más preocupado por la salud de Franco, le cedió la administración del territorio —dos tercios—, compartida con Mauritania por los Acuerdos de Madrid.



Nueva Caledonia - En 1946 se convirtió en Territorio francés de Ultramar, pero la autonomía local favorecía sólo a la población de origen europeo. Francia ha sido reticente a renunciar al territorio por sus grandes reservas minerales.



Anguila - Esta isla caribeña fue colonizada por el Imperio Británico en 1650, y de 1816 a 1871 fue administrada junto a San Cristóbal, Nevis y las Islas Vírgenes como si de una colona única se tratase.



Bermudas - Es la colonia más antigua de Reino Unido. Su 'descubridor' fue el español Juan Bermúdez, que llegó a las islas en 1505 y, aunque no fueron ocupadas, formaron parte de la Corona de España hasta principios del siglo XVII. En 1609 una flotilla inglesa se perdió en una tormenta y naufragó frente a las Bermudas. Los supervivientes las habitaron, la Corona inglesa se las reclamó a España y comenzó a administrarlas en 1684, creando el primer Parlamento.



Montserrat - Franceses e ingleses se disputaron su posesión hasta que pasó a control británico en 1632, cuando un grupo de irlandeses se asentó allí huyendo de la ola anticatólica de la vecina San Cristóbal y Nieves. Desde 1960 ha sido gobernada por un administrador designado por Reino Unido.



Islas Vírgenes Británicas - Deben su nombre a Cristóbal Colón y se asentaron en ellas también los holandeses, pero fueron los ingleses los que las colonizaron definitivamente en 1672. A partir de 1872, pasaron a integrar la Colonia británica de las Islas de Sotavento, administradas bajo un sistema federal que fue disuelto en julio de 1956, aunque siguieron bajo su control hasta 1960, cuando pasaron a depender de un Administrador designado por la corona británica como un territorio independiente.



Islas Turcas y Caicos - Los primeros colonizadores europeos fueron mineros de las Bermudas, que se establecieron allí en 1678. En el siglo siguiente sufrieron invasiones francesas y españolas y en 1787, los ingleses establecieron su dominio. Hasta 1848 fueron administradas desde las Bahamas y a partir de 1874, anexadas a Jamaica, que se independiza en 1962 dejándolas como colonia 'independiente'. En la Segunda Guerra Mundial, EEUU las utilizó como base militar.



Santa Elena - Estaba despoblada cuando los portugueses la avistaron en 1502. En 1659 se convirtió en colonia británica, pero su escaso interés económico la mantuvo en segundo plano hasta que se convirtió en exilio de Napoleón, desde 1815 hasta su muerte. Un siglo y medio después, la guerra de las Malvinas la llevó a los titulares, convertida en fuente de 'mano de obra' barata para los ingleses.



Islas Caimán - Por el Tratado de Madrid de 1670, España cedió Jamaica a Gran Bretaña y estableció que las Caimán fueran dependencia suya. Cuando en 1962 Jamaica se independizó, las islas pasaron al control directo del gobierno británico. Siguiendo la senda de las provincias de Ultramar, en 1972 una nueva Constitución otorgó a las islas autogobierno en cuestiones internas.



Gibraltar - Histórico objeto de disputa entre España y Reino Unido, Gibraltar es un Territorio británico de Ultramar con amplia capacidad de autogobierno. Desde la segunda mitad del siglo XV estuvo integrada en Castilla, pero en 1704 fue ocupada por la escuadra angloholandesa que apoyaba a Carlos III en la Guerra de Sucesión y finalmente, cedida con el Tratado de Utrecht de 1713.



Islas Malvinas - Sin pobladores ancestrales, este archipiélago a 400 millas marinas de las costas argentinas fue ocupado por los británicos en 1833, cuando apenas tres decenas de personas poblaban la isla. Tras la Segunda Guerra Mundial, el Comité de Descolonización de la ONU lo incluyó entre los territorios no autónomos y estableció que, en su caso, no es aplicable el principio de autodeterminación porque sus habitantes eran británicos, dependientes de la metrópoli.



Pitcairn - El 15 de enero de 1790, el capitán Fletcher Christian llegó a esta isla del Pacífico Sur y se instaló junto a un puñado de fieles. Huía de las autoridades británicas después de haberse amotinado contra el capitán William Bligh a bordo del buque HMS Bounty. Tan cinematográfica fue su aventura que ha sido plasmada en cinco películas y al protagonista le imaginamos a lo Marlon Brando —'Mutiny on the Bounty'— o Mel Gibson—'The Bounty'—. Diez años más tarde, sólo un amotinado vivía. Y repobló la colonia.



Tokelau - Se convirtió en protectorado inglés en 1877 y en 1958, la soberanía se trasladó a Nueva Zelanda. Sus deseos de independencia han ido variando en el tiempo. Los informes de los enviados de Naciones Unidas indicaban en 1976 y 1981 que sus habitantes no querían modificar la relación con la potencia administradora. Sin embargo, en 1987 expresaron ante el Comité Especial de la ONU su deseo de mayor autonomía en sus asuntos internos.