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jueves, 24 de julio de 2014

La humildad

Aún no termino de comprender eso de la humildad que muchos predican en estos tiempos tan desafortunados, desafortunados los tiempos, desafortunados los comentarios. Reclaman humildad, pero, ¿a qué llaman humildad? El Papa Francisco es, aparentemente, humilde, ha sido un jesuita, pero vive rodeado de poder económico y ostenta el poder politico dentro de la iglesia católica, apostólica y romana. Aún así le consideramos humilde. No entiendo muy bien que personas que han ocupado un despacho en organismos públicos, por ejemplo, un ayuntamiento, sin estudios medios ni superiores, cuyo despacho lo utilizaban para abanicarse gracias a un enchufe personal, vengan ahora a decir de otros, que tienen el cerebro quemado de tanto trabajar para labrarse un futuro profesional sin ayuda de nadie, que no son humildes. Me pregunto cómo un persona puede sobrevivir en un mundo capitalista de feroz competencia siendo humilde, cuando de lo que se trata es de vender tu currículum como el mejor y de venderse uno como el mejor profesional en un mercado de fieras. ¿Se puede ser humilde cuando se lucha contra los 'elementos'? Sí, se puede, para ello hay que alabar siempre al enemigo, nunca hablar de sueldos ni de posesiones personales, vestir sobrio, sin ornamentos, nunca celebrar la victoria, relativizar la derrota, no convertir la vida privada en pública, utilizar un lenguaje decoroso, con pausas  y ser sincero consigo mismo, con lo que quieres y con lo que no quieres. Los que predican con la humildad son los que no la han aplicado en algún momento de sus vidas pues bien presumieron de forma torpe en ciertos momentos, presumir de manera torpe y al mismo tiempo pedir humildad es un ejemplo más de una España descabellada y patas arriba.