Francia, el país que en su día derrocó al Antiguo Régimen y que ha sido siempre un modelo de libertades para el resto del mundo. Mi más sentido apoyo a la libertad de expresión y repulsa por los asesinatos cometidos ayer por parte de fanáticos religiosos. Vivimos en el siglo XXI, en Occidente, en un mundo libre y democrático. No puede existir prensa libre sin libertad de expresión. Me incomoda saber que uno de los enemigos de la prensa en este siglo es el radicalismo religioso, ese que te pone el cuchillo en la garganta si no compartes una opinión. No quiero volver al siglo XII, tampoco quiero saber las razones por las cuales hombres y mujeres matan en nombre de un profeta cuya religion se dice que es de paz. Todo ello es una locura, una barbarie, una monstruosidad. Hoy la prensa está de luto, hoy los periodistas nos solidarizamos con los muertos de Charlie Hebdo en París, porque amamos demasiado este mundo de derechos y libertades que es el único que hemos conocido. Ningún arma de fuego doblegará jamás a un periodista, moriremos siendo periodistas, mientras ellos morirán siendo asesinos.