Los periodistas somos picos de oro, cerebros pensantes, estilográficas andantes, espaldas molidas por un trabajo demasiado duro y lleno de satisfacciones. Vivimos por nuestra profesión, morimos siendo periodistas porque nunca dejamos de serlo, como el monarca o el torero, nos ciñen la corona del cuarto poder cuando nacemos o cuando nos graduamos.
La sociedad del siglo XXI ha traído consigo grandes avances en tecnología e información, estamos cada vez más informados y menos comunicados, recibimos una sobredosis diaria de información y quien más o quien menos opina sobre ellos.
Todo el mundo es libre de opinar, la diferencia es que los periodistas buscamos, con diferencia, marcar la diferencia, influir en el pensamiento general para modificarlo y que haya un cambio sobre determinada situación, buscamos en última instancia, hacer de nuestra pequeña labor, arte.
No entiendo el instrusismo en la profesión del periodismo, una profesión noble que se ha convertido en algo vil con el paso de las décadas, las redes sociales han aumentado el peso de un cotilleo que fomenta el copieteo, cuidado con las ideas, no las expongas en ningún sitio o peligrarán.
A falta de ideas, se copia al prójimo, algo de lo que yo opine hoy será revisionado por infinidad de personas, alguna de ellas hará al día siguiente un refrito de ideas para hacer un artículo semejante en otro medio menor o mayor.
La sociedad del siglo XXI es la sociedad del look, de la imagen, ahora lo que se lleva es el periodista estrella, un periodista que sea a su vez un famoso y un personaje mediático, al menos es lo que algunos nos han querido vender y otros quieren pretender. A falta de creatividad, copieteo, a falta de talento, mediocridad.
Por eso la profesión se pervierte, porque los que no son periodistas se meten en algunos los medios a hacer tareas de periodistas, otros optan por convertirse en estrellas mediáticas, con capacidad de influir en los asuntos de Estado, creando guerras entre medios, y todo se politiza y se banaliza. Si criticas a un medio de comunicación, algo perfectamente criticable, parece que estás defendiendo a la competecia, que piensa distinto, porque la sociedad políticamente está organizada en dos, a lo sumo tres, bloques de pensamiento.
Es una auténtica odisea, y una verdadera utopía ser imparcial hoy en día, noble en la profesión y moverse entre semejantes, a nadie le gusta el intrusismo, no soportaría sentarme en una redacción y compartir mesa con una ex modelo, o un antiguo profesor de autoescuela, o un jubilado de la mina, o una profesora de yoga, o un actor en paro, con todos mis respetos para ellos.
Cada zapatero a sus zapatos, o de lo contrario la profesión se pervierte, de hecho cada vez más vemos que todos los periódicos contienen una sección frívola de cotilleos y corazón, algo ajeno al periodismo se intenta adherir al periodismo, ¿por parte de quien hay este interés?
La prensa es la tribuna desde la que se observa el circo, no podemos dejar subir a los payasos a ella, por muy buen look que tengan, porque sino el propio periodismo se convertirá en un circo.