España está rota, resquebrajada.
Una gran grieta atraviesa la península de norte a sur y de este a oeste. La gente se aferra para no caer en ella.
En España no coge un tonto más; sobran los ingenios, los cuales atraviesan los Pirineos, el canal de la Mancha y el Atlántico, en busca de una vida mejor.
Las chonis no emigran, aguantan carros y carretas.
Los juzgados están llenos de despidos improcedentes.
La España de Don Mariano, del despido libre, del contrato basura, de la iglesia, del paro, del desconocimiento de la palabra I+D, de los mineros, de las leyes de quita y pon.
Todo es banal en esta España sin glamour, todo es de pega y postín, de trileros y trepas, de zorras, chulos, macarras, frescas, pijos, snobs y catetos.
Una España vulgarizada que sólo obtiene rentas en los deportes, parece ser que cuanto mejor va el país, mejor rinden los deportistas patrios.
La España del no, "no se puede", "ven mañana", "no sé nada" o "vete a otro sitio".
España de hablar sin saber, de envidias, de redecillas, de malaje, de malasaña, España falta de glamour.
¡Oh España!, sálvese quien puede, el barco se hunde con cien mil millones de euros dentro, la grieta es un aviso, el agua entra, salvemos los muebles, y dejemos el país a la merced de los extranjeros con mayor poder adquisitivo y las multinacionales.
R.I.P.