domingo, 21 de octubre de 2012

El 21-O



Los resultados de las encuestas no dejan lugar la duda, los resultados son los que todos esperábamos, el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, revalidará su mandato en la Xunta gallega y, en País Vasco, el candidato del PNV, Íñigo Urkullu, le arrebatará el asiento de lehendakari al socialista Patxi López. Dejando de lado las elecciones gallegas, conviene prestarle atención al avance nacionalista. Urkullu le ha prometido al electorado, en tiempo de crisis, lo mismo que Mas a Cataluña, un nuevo estado europeo, en este caso llamado Euskadi. Se hace uso de la demagogia y se aprovecha el pesimismo con respecto al conjunto del Estado y el funcionamiento de las instituciones para ganar unos sufragios autonómicos. PNV y Bildu, derecha nacionalista e izquierda abertzale respectivamente, sumarían más de 50 diputados de los 75 que tiene el Parlamento Vasco. El avance nacionalista es preocupante, y la suma de fuerzas no nacionalistas da un resultado patético y paupérrimo. El índice de participación ha sido muy bajo, lo que beneficia a los partidos nacionalistas, y el poder de la coacción flota en el ambiente, como coacción hay en Cataluña también. Hay un refrán que dice 'en tiempo de crisis no conviene hacer mudanza'. Parece que tanto Euskadi como Cataluña se han propuesto hacer mudanzas en sus respectivas casas para irse del Estado español y permanecer en la Unión Europea. Más (no el político) preocupante será de ahora en adelante pensar qué se va a hacer, políticamente hablando, con estos dos problemas tumorales de la sociedad española, el de dos territorios que llevan pidiendo algo impensable, pero no imposible, desde hace casi cien años.

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